domingo, 21 de septiembre de 2014

Y Pablo Romero volvió a Las Ventas

Corrida de toros de Partido de Resina para José María Lázaro, Pérez Mota y Rubén Pinar.


  Gran ambiente en Las Ventas para ver los toros de Pablo Romero, ahora Partido de Resina. La mejor entrada fuera de abono que yo recuerdo esta temporada y muchas caras de aficionados habituales. Y eso que la terna era de baratija, si llegan a anunciar toreros del caché de los Rafaelillo, Robleño, Alberto Aguilar, Ferrera, Urdiales, etc. seguramente hubiéramos visto media entrada, pero claro, a estos toreros hay que pagarlos, y la empresa no está por la labor de hacer esos esfuerzos. Después andan quejándose de que el personal no va a los toros...

Foto Juan Pelegrín

  ¿La corrida? Pues oiga, una pintura. Seguramente los pablorromero no son tan pablorromero como lo eran hace veinte años, pero esporádicamente salta alguno que hace gala de aquel apelativo con el que estos animales eran conocidos: Los toros guapos. Hoy hemos visto varios de esta clase, cuarto y quinto los de más guapura, ambos ovacionados de salida. Segundo y sexto también muy aplaudidos. Toros redondos, rematados de pitón a rabo, de hocicos chatos, bien puestos de armas, que despiertan la admiración de propios y extraños. El Toro. 
  ¿Y cómo se comportaron? Sin duda, mal. No ha sido la mejor corrida que hemos visto de este hierro, pero tampoco la peor. Sin llegar al nivel de las novilladas que precedieron a la seria y encastada corrida del 2010, pero mejorando el desastre del encierro del 2011, para más inri en San Isidro. Hoy penalizó y mucho la casta, la ausencia de esta quiero decir. Mansedumbre y falta de codicia el principal defecto, y en algunos toros la falta de fuerza. No obstante, hay que añadir que la suerte de varas ha sido un condicionante y una auténtica infamia durante toda la tarde. Exceptuando a Francisco Vallejo con el quinto, lo demás fueron más lanzadas que puyazos y se agarraron en el espinazo y en los bajos la mayoría de ellos, echando a perder las posibilidades de lucimiento de los espadas claramente. Es incomprensible porque los toros no mostraron en ningún momento una fiereza o poder especial que motivara (si es que hay alguna motivación para hacer esto) esos viles puyazos en los tercios de desangrar que los picadores, con el consentimiento de los matadores, nos han brindado. En banderillas esperaban y apretaban a tablas y los de infantería pasaron un quinario sin saber cómo solucionar los problemas que planteaban. Dos toros salvaron la honra de la divisa: Cristalero II y Cubanito, primero y quinto del encierro.

  El primero del que hablamos se enceló en el primer puyazo y acabo derribando; y en el segundo peleó con cierto calamocheo. Fue el de mejor comportamiento en varas sin ser nada extraordinario. Tuvo buen tranco en la muleta las tres o cuatro tandas que duró, Lázaro lo aprovechó por la derecha toreando con cierto desmayo y buen gusto, y cuando le quiso echar la izquierda ya no tenía toro. Una estocada desprendida no fue suficiente porque el burel se creció a la muerte y dio mucha guerra, necesitando varios golpes de verduguillo. José María Lázaro es un torero que vemos con frecuencia en el domingo a domingo de Las Ventas, probablemente sea la mejor lección para aprender los intríngulis de esta complicada afición y así lo percibimos en detalles que José María nos dejó. Como colocar los toros en suerte en el caballo; las distancias, los tiempos y la medida en la faena de muleta; o aguantar y recibir las tibias palmas desde el callejón, las mismas que se convierten en pitidos si sales al ruedo a recibirlas. Una actuación muy digna e inteligente que solo pudimos valorar con el primero, puesto que el cuarto fue inutilizado por el picador Manuel Cordero en la querencia de chiqueros, por lo cual espero que haya recibido la multa correspondiente.

Lázaro y el empaque con Cristalero II

  Pérez Mota poco pudo hacer con el segundo, manso, descastado y a la defensiva continuamente. Bien es verdad que porfiar en redondo con este tipo de ejemplares no es lo más conveniente. El quinto, Cubanito, no era un toro de caballos, pero sí ofreció juego en la muleta y con un poco más de fuerza estaríamos hablando de un gran toro en este tercio. Sin terminar de acoplarse y de poner toda la carne en el asador, Mota dejó algunos muletazos de muy buen trazo, sin terminar de consolidar la faena. Dejó una estocada desprendida entrando con decisión y salió a saludar. A mi modo de ver la faena no tuvo consistencia, solo algunos pasajes brillantes.

  Ruben Pinar pasó inadvertido con un manso de tablas y huidizo, y un pavo para cerrar la tarde que se aplomó en la muleta. Para no variar, penosamente picado.

Cubanito, en quinto lugar, ofreció buen juego en el último tercio

  Esperamos volver a ver pronto estos toros, por juego vemos otras ganaderías mucho más tediosas que repiten tengan el resultado que tengan. Por presencia, a los Pablo Romero no los gana ninguna.

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