domingo, 19 de abril de 2015

Cuando Las Ventas está desnortada

 Novillos de La Ventana del Puerto, para Tomás Angulo, David de Miranda y Roca Rey.

  Las novilladas de Madrid cada día se hacen más plomizas. Me consta que hay aficionados que las descartan por sistema desde hace años, por mi parte hace tiempo que las dejé de lado, pero ya se sabe que de los toros es muy difícil desengancharse. No sabemos el tiempo que la Comunidad aguantará con este pliego o si la intención que subyace es cargarse la secular temporada de toros del coso capitalino. La situación se hace insostenible. Los aficionados acuden a las corridas de toros pero las novilladas hace tiempo que las abandonaron, se han convertido en un espectáculo vergonzante en los tendidos con un planteamiento negligente por parte de la Empresa: anunciar a novilleros para debutar con caballos en Las Ventas debería ser denunciable. Luego está el tema de los encastes y el ganado anunciado, con eso del "ciclo de minoritarios" de septiembre el resto de la temporada todos los domingos nos dan lentejas; sota, caballo y rey. De tal manera que los guiris y la claque de autobús multiplican por mucho el número de aficionados, y esto, para cualquiera que entienda lo que ha sido la Plaza de Madrid en un pasado no muy lejano es doloroso e imposible de digerir.

  El encierro de hoy, de La Ventana del Puerto (anunciaban también de El Puerto de San Lorenzo de los cuales no hemos visto ninguno y estamos muy agradecidos), pues ni bueno ni malo sino todo lo contrario. No ha sido manso declarado, tampoco bravo; no fueron blandos, pero tampoco les sobraba. En el caballo se han dejado pegar en el mejor de los casos y algunos fueron aliviados con el simulacro del picotazo en el segundo encuentro. En la muleta el juego se ha visto muy condicionado por la maña de los actuantes, los animales por lo general se han ido poniendo ásperos por el trato que iban recibiendo. De presencia muy igualada, seria, de pitones blancos y de esqueleto grande y desarrollado como corresponde a la sangre Aldeanueva. Lucieron crotales como si de ganado porcino se tratase. 
  Primero blando, noble, con buen tranco, empeorado por los constantes enganchones. Segundo soso, de media arrancada y poco codicioso. Tercero vivo, con celo, apenas se le pudo ver en la muleta debido a la terquedad del espada. Cuarto noble y boyante, de buena condición, ahogado por Tomás Angulo. Quinto es posible que se lastimase en el tercio de varas, queda blandito y bobalicón. El sexto bis, de José María López, sin ver en varas, de embestida corta y ceñida. 

  Hablaré solo de la actuación de Andrés Roca Rey que ha salido por la Puerta Grande. Toda la tarde presto a entrar en quites, con esa gracia y variedad tan característica del otro lado del charco, se prodigó en faroles, saltilleras, gaoneras y tafalleras. Solo hubo un par de tandas limpias en su actuación, la primera de cada faena. El resto ha sido una batalla constante con los novillos en la que no vimos toreo, al revés, porque todo lo que hizo fue en perjuicio de los animales, haciendo que acortaran el viaje y tornaran en descompuestos. Pero ahí estaba Roca Rey, levantándose de cada revolcón, de los muchos que se llevó, con tributo de sangre incluido, dispuesto a no dejarse ganar la pelea. Lo que toda la vida de Dios se ha dicho "estar en novillero". Al primero de su lote lo mandó al otro barrio de una estocada caída soltando la muleta; el otro de una media lagartijera bien ejecutada. Lo justo y lo cabal hubieran sido dos vueltas al ruedo de ley, pero es que oiga, aquí traen pañuelos hasta los japoneses y lo justo y lo cabal del público de Las Ventas como que hoy no estaba.
  El tiempo dirá si es un triunfo de verdad o de mentira, la ultima salida a hombros novilleril fue de Conchi Ríos y no sabemos dónde anda.

  A Tomás Angulo le apuntamos la bisoñez y dos faenas en las que ahogó a sus oponentes. De David de Miranda intuimos un concepto vertical y armónico aunque sin oponentes.

¡Viva Perú!

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