martes, 28 de julio de 2015

Las medidas de Taurodelta

  Vamos a comentar las famosas medidas que nuestra queridísima empresa ha decidido implantar, o al menos poner en periodo de prueba. Como comprobarán, la mayoría son temas de urgente necesidad, no como la infumable programación que comentábamos en esta entrada, culpable del solar en que se ha convertido la plaza ante unos carteles que no interesan ni al que asó la manteca.

Madrí, Madrí, Madrííííí

1. Con carácter inmediato el Centro de Asuntos Taurinos analizará la posibilidad de incorporar al reglamento la limitación del uso del descabello y la puntilla en los espectáculos taurinos de Las Ventas, en cuanto al número de intentos que puedan practicar los matadores y sus cuadrillas. Se insta además a los matadores a la utilización del puntillero de plaza para lo cual Taurodelta facilitará su óptima preparación y su gratuidad para los matadores. 

  Fomentar el uso del puntillero de plaza me parece bien, era algo que se echaba en falta. Se supone que nadie mejor para hacer una suerte de matadero como esta. Limitar el número de descabellos y puntillazos es un absurdo y una medida en la que se intuye cierto complejo y concesión ante los animalistas y los partidarios acérrimos de Walt Disney, tufillo que, por otra parte, desprende todo el comunicado.

  El toro ha de morir en la plaza, es el principio fundamental del rito, a no ser que el presidente ordene el tercer aviso. Y no hay más. Convertir la muerte de un toro en un concurso televisivo con los espectadores contando intentos a coro es un absurdo. Dentro de los muchos azares e imponderables que tiene la lidia entra el desatino con el verduguillo, como otros tantos. Por otra parte, sacar los cabestros para retirar un toro herido y probablemente amorcillado no parece la mejor opción, con el tiempo que conlleva ahora que miran tanto la ligereza. Si se da el caso de que es el puntillero de plaza el que cumple con el número de intentos, después de un faenón, sale Florito con los mansos y echa un rato para retirar la res malamente herida, qué se supone que hace el público después de todo el ajetreo, cómo reacciona. ¿Pide la oreja diez minutos después, saca a saludar al torero? ¿Y el lugar para reconocer los méritos del toro si ha sido un buen ejemplar, cuándo se le aplaude, cuándo se pide la vuelta al ruedo?

2. Durante el próximo mes de agosto, de forma experimental, el caballo de turno en la suerte de varas accederá al ruedo por la puerta de Madrid (entre los tendido 7 y 8) en vez de hacerlo por la puerta de cuadrillas (entre los tendidos 3 y 4). El objetivo es  reducir la duración del espectáculo en alrededor de 10 o 12 minutos por corrida, no interrumpir  el ritmo de la lidia, no obligar al toro a un ejercicio y a un desgaste innecesario ni permitir la reiteración de derrotes en el burladero del 7. Los presidentes ordenarán la salida del caballo sólo cuando el toro haya sido parado por el matador y / o su cuadrilla.
  En los albores de la lidia los picadores aguardaban al toro en el ruedo antes de que asomara por el chiquero, una brutalidad de entonces, porque los sufridos piqueros aguantaban los primeros empellones encontrándose los toros en toda su pujanza y totalmente descompuestos, sin haber sido convenientemente fijados. Ahora pretendemos que el tercio de varas sea lo más fugaz posible, porque molesta. Aquí lo que hace falta es reducir las protecciones que hacen del caballo un acorazado, haciéndolas más livianas, poner un caballo bien domado, hacer una puya menos dañina, volver a los tres puyazos mínimos por ley, destapar el ojo izquierdo del penco y hacerles análisis de sangre después de cada festejo, que ya nos conocemos, taurinos... Lo demás, pamplinas.

 Con esta medida supongo que cambiaremos el aparcamiento de cornúpetas, del burladero del seis al burladero del diez, lo siento por los aficionados de la solanera que aprovechaban ese tiempo para tirar fotos de los morlacos. 
  Las labores del director de lidia acompañando al picador de tanda a su sitio pasaron a mejor vida, aunque esto no lo echaremos mucho de menos, pues muy pocos cumplían con sus obligaciones.
  Veremos si es compatible esta medida con que los caballos dejen las bostas en las inmediaciones de la enfermería...

3. A partir del próximo domingo los presidentes exhibirán un pañuelo blanco por cada trofeo concedido y lo mantendrán visible hasta el arrastre de la res. Igual práctica se producirá con la exhibición de otros pañuelos, como el verde que ordena la devolución, que deberá permanecer visible hasta que la res vuelva a corrales.
  Bien está, pero el señor Cano Seijo ahí sigue, con una vuelta al ruedo a un toro y una segunda oreja contrarias al Reglamento. El pañuelo verde hasta que el morito vuelva a corrales es una exageración, pero bueno.

4. Los presidentes extremarán el cuidado en la valoración de la petición de trofeos por parte de los espectadores en el caso del primer trofeo, teniendo en cuenta que esta petición no siempre se realiza mediante la exhibición de pañuelos blancos, y en su pronta concesión siempre que exista mayoría en la petición.
  Ah, es que ahora los presidentes tienen que valorar si el señor que está en la otra punta de la plaza haciendo aspavientos está pidiendo la oreja o está suplicando para que no la concedan. Esta es una medida que entra claramente en conflicto con el Reglamento de Espectaculos Taurinos, en oposición al mismo, y por tanto ilegítima. Todavía estamos esperando una respuesta por parte de la Asociación Nacional de Presidentes de Plazas de Toros de España, quince días han pasado y seguimos sin noticias. Las orejas se conceden por la exhibición de pañuelos, los presidentes no pueden interpretar voces, silbidos o aspavientos, y si tanto le gustan las matemáticas y contar puntillazos y descabellos, habiliten un aparatito para que el público vote las orejas desde su localidad. Los presidentes lo que han de hacer es ponderar la gente que no exhibe pañuelo, no solo los que los agitan, como decía Joaquín Vidal. 

  Esta medida suponemos que la haría el mismísimo Miguel Ángel Perera en persona, abogando por el triunfalismo que según él tanta falta hace.


5. Se descarta por amplia mayoría la solicitud de algunas peñas y asociaciones de aficionados en el sentido de que el criterio para abrir la puerta grande de Madrid requiera de dos trofeos en la misma res. Se entiende que la apertura de la puerta grande debe seguir siendo un acto democrático y producirse como consecuencia de la petición mayoritaria del público (a quien corresponde la concesión del primer trofeo) en vez de depender de la decisión de una sola persona.
  Otro clásico. Y me parece una decisión acertada. Soy un romántico de los toros, creo en las puertas grandes de una y una a ley, en la verdad de Madrid. Aunque las últimas hayan sido auténticas birrias. El problema es que el público le ha ido comiendo el terreno a la afición a pasos agigantados. Donde antes había conocimiento, seriedad, juicio crítico; ahora hay paloselfie, gintonic e ignorancia. El publico ocasional y festivo domina, ya no hay ese sentimiento de "esta es mi plaza". Y es lo que buscan los taurinos, gente que no moleste y muchas barras de bar, de ahí que las ferias cada vez sean más largas y el resto de la temporada (donde se hacen aficionados y no gente que va a posturear un día a los toros) parezca diseñada por Pilar Rahola. Por muy difícil que pongan la puerta grande, si no cambia el signo de los tendidos, pedirán la segunda, el rabo y lo que haga falta. 

  Aquí quiero tener una mención especial para la vuelta al ruedo, esa gran olvidada por el público de San Isidro. De la nada a la oreja, pobre vuelta al ruedo, con el buen sabor que dejabas entre toreros y aficionados, y el señorío que ostentabas.


6. Se volverá a estudiar y valorar técnicamente la disminución en la elevación del centro del ruedo de Las Ventas para atender la demanda de matadores, picadores y banderilleros en este sentido, siempre que se garantice la óptima evacuación de agua para evitar encharcamientos y, en su caso, suspensiones.
  Todo el mundo sabe que cuando quiten el cerro de los medios del platillo, Morante pegará quince naturales como Dios manda. Y a lo mejor hasta consigue una puerta grande, que ya va siendo hora.


7. Con carácter inmediato se sustituirá el vestido de torear que lucen el torilero y el chulo de banderillas en Las Ventas por una vestimenta adecuada, que respete el hecho de que sólo quienes participan en la lidia pueden vestir de luces.

   Vieja petición de picadores y toreros de a pie, desconocedores de la tradición y la costumbre en la plaza de Madrid que, desde tiempo inmemorial, e incluso regulado por Reglamento, el torilero ha vestido traje de torero. Para otras cosas no se ponen tan puristas.

  Dice el profesor Luis del Campo en su capítulo titulado “El Traje en la Fiesta Nacional” que “la prosa del legislador muestra un espíritu tendente a dar realce a la Fiesta y, plausiblemente, orienta al empresario para que vista al torilero con el traje de luces. Es lástima que sean contadísimas las plazas donde aceptan su indicación trajeando al torilero en forma especial. Resulta vistoso y agradable, tras los sones agudos del clarín anunciador de la salida del toro y después de abrir la puerta correspondiente de barrera, ver asomarse al ruedo a una persona ataviada con vestimentas alegres y brillantes, cerciorándose de que el ambiente es propicio para que pueda salir la fiera astada".

  Otra tradición que mandamos al garete. A ver si a alguno de estos subalternos, tan castos ellos, les da por parar un toro y correrlo a una mano, en vez de atosigarlos entre varios, orientarlos, y estrellarlos contra las tablas. Ni uno, me moriré y no lo veo.

El célebre Carlos Albarrán, el Buñolero, pintado por Zuloaga. Ejerció de torilero desde 1843 hasta 1903

8. Los presidentes se encargarán de que el trofeo que se concede a los matadores deje de ser la exhibición de la oreja completa de la res, limitando el tamaño y del trofeo.
  Tal y como está la plaza no teníamos otra medida que tomar, y todo por tratar de disfrazar la realidad, por complejo. ¡Menudo disparate!

  Propongo que en vez de mini orejas les den el crotal y lo paseen en la vuelta al ruedo.


9. Los presidentes extremarán la vigilancia en la diligencia de los mulilleros en el arrastre de las reses para evitar tiempos muertos y presión artificial en las decisiones del equipo presidencial.

  Lo siento por el bolsillo de los mulilleros, es un gremio que me cae simpático. Bye bye propinas.

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