jueves, 26 de mayo de 2016

El toro de Madrid


Foto blog Extrapicurciela

  Estas dos moles de carne, bastos y sin pitones, salieron ayer por los chiqueros de Las Ventas. El de arriba estoqueado por Perera, el otro era para López Simón y fue devuelto al negociado de Florito por su invalidez. Tenía carita recogida, estrecha y cornicorta, como un servidor no ha visto nunca en esta plaza. Todo ello después del consabido desfile de toros en día de figuras, los jandillas fueron desechados por razones desconocidas y en su lugar una corrida fea, sebosa, desigual, blanda y descastada de El Vellosino. Con lo de "figuras" nos referimos concretamente a El Juli. No negamos su carrera o sus virtudes como torero, pero en cuestiones ganaderas, al menos en nuestra plaza, es un cero a la izquierda. Tanto poder para escoger, tanto mando, y al final solo hace acumular escándalos para que le embista uno de cada veinte. Hay toreros como Bautista, El Cid, o Juan del Álamo que, sin ser tan escrupulosos, en Madrid le embisten ocho de cada diez. Las paradojas y los azares que tiene esto.


Buen momento para recordar estos párrafos escritos por Joaquín Vidal:

  El público de Madrid -queremos decir, los aficionados- tiene preferencia por el toro y lo exige. Entiéndase, el toro de lidia, encastado y con trapío. No el toro grande, sino serio, bien armado, bien hecho y con la envergadura correspondiente a su encaste. Ése es el toro que quiere. Naturalmente, si sale un toraco de 600 kilos arriba, no lo va a protestar (no es antirreglamentario, ni mucho menos), aunque si se trata de una amorfa masa de carne también lo protesta y entonces les sirve a los taurinos para reforzar sus acusaciones respecto a las exigencias de la afición madrileña.

  En cierta ocasión -corrían los años sesenta- saltó a la arena un toro para Palomo Linares que, según la tablilla, rebasaba los 600 kilos, y los aficionados lo protestaron con tremenda vehemencia. No era por el tamaño, obviamente, sino por su discutible trapío y, sobre todo, porque tenía aspecto de estar afeitado "hasta las orejas".

  Aquella misma noche ya aparecía determinado taurino en el Telediario de TVE -los taurinos siempre han tenido una facilidad sorprendente para introducirse en TVE cuando les conviene - invitado con el fin de que explicara a la audiencia lo sucedido aquella tarde en Las Ventas. Y lo sucedido, según su versión (en TVE se cuidaron muy mucho de que no pudiera oírse la contraria), lo relató más o menos así: "Los aficionados de un determinado sector de la plaza (entonces eran los de la andanada 8), orquestados por un conocido crítico taurino enemigo de Palomo Linares, habían protestado un toro de más de 600 kilos, pues lo que pretenden es que salgan elefantes con cuernos para que no puedan triunfar los toreros". Semejante interpretación de los hechos era una grosera manipulación de la realidad, por supuesto, pero los taurinos la consideraron genial y han venido utilizando ese argumento hasta nuestros días.

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