Miguel Ángel Delgado al natural con Peina Altos, ejemplar para recuperar la fe en esta ganadería única |
Se acabó. Echaremos de menos los domingos venteños, la temporada de toros ha llegado a su fin, para ello, se ha verificado una corrida de toros de bonita lámina, con trapío y mucha leña por delante, de los hierros familiares de Samuel Flores y Manuela Agustina López Flores.
No ha sido un derroche de poder ni mucho menos, pero tampoco ese recital de descaste que acostumbraba en los últimos años. Ha habido dos babosas que no se tenían, tercero y quinto, arrastrándose continuamente por el albero. Un manso abriendo plaza que no ha parado de trotar en toda la lidia y no ha encontrado torero que lo sujetara, peligroso, colándose por ambos pitones. Un toro importante que se movió con vibración y galopó embistiendo por abajo; el segundo, llamado Peina Altos. El cuarto tuvo media arrancada y derrotaba a cada instante. Cerró el encierro y la temporada un toro con mucho que torear, bien es verdad que tardeaba pero cuando arrancaba iba fuerte y repondía por abajo.
Poco se puede hablar de cómo fue la bravura en varas, las cuadrillas y los matadores se han inhibido completamente, cuando no se colocaban los toros bajo el peto, el picador de turno se acercaba a pinchar al animal como si de una aceituna se tratara. Se ha castigado duro a los toros. Muy mal, de este modo sólo vemos la mitad del espectáculo. Arturo Saldívar se ha visto incapacitado a la hora de colocar en suerte sus toros, delegando en su cuadrilla. Salvamos al piquero Francisco Martínez, de la cuadrilla de Miguel Ángel Delgado, siendo el único en toda la tarde que tuvo la ocurrencia de torear a caballo, provocar al bicho y sujetar la arrancada tirando el palo; gloria bendita oiga.
Mala tarde de Eduardo Gallo que a las primeras de cambio se encontró con un buen revolcón cuando trataba de hacerse con el toro, en las primeras arremetidas. Con tan desafortunada paliza se marchó la lucidez del espada para el resto de la tarde. El toro ya había dado varias vueltas al platillo cuando Gallo optó por dirigir la brega en banderillas, una decisión tardía. En la primera tanda de naturales el Samuel se coló y le hizo perder la verticalidad, el toro lo buscó con saña y afortunadamente la cosa no pasó a mayores. No hubo más, visto que durante el resto de la lidia tuvo un pitón derecho muy complicado más lo que había sucedido por el izquierdo, Gallo tomó el acero y acabó con el burel sin más, en toriles, de dos pinchazos y una entera caída.
Una tanda con limpieza obtuvo del descompuesto cuarto, hubo desarmes y un sainete con la espada antes de pasaportarlo de un bajonazo.
Miguel Ángel Delgado estuvo bien con el primero de su lote, el mejor toro de la tarde. La faena tuvo su justa medida, iniciándola en los medios con la mano izquierda, sin probaturas, ligando una tanda de muletazos notable aunque tuviera sus altibajos. Hubo una por la derecha y otra más al natural, ligados, limpios, dando generosa distancia en el cite de inicio. Siguieron los trincherazos y pases de pecho finales para rematar de una estocada pasadísima, en mitad del espinazo y otra trasera. Lo toreó, estuvo a la altura del animal con aparente facilidad, sin embargo la obra no tuvo suficiente rotundidad, las tandas fueron irregulares, ligadas con ese paso atrás ejecutado de forma mecánica que resta tanta profundidad al toreo.
Arturo Saldívar tiró de toreo populista con un animal que merecía más. Inició en los medios con el pase por la espalda y el batiburrillo de costumbre. Prosiguieron dos tandas y como aquello no cogía vuelo buscó el toreo encimista, colocándose entre los pitones para citar de perfil y torear por el derecho de uno en uno, pasándoselo muy cerca. Sobró el circular con el último toro de la temporada, antes de las bernardinas finales. Pinchazo y estocada caída. Los peones acuden prestos y derriban el toro agitando bruscamente los capotes.
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