El domingo 9 de marzo de 1884 se celebró una novillada especial en la Plaza Vieja de Madrid, lidiándose cuatro ejemplares en puntas, dos de la apreciable ganadería de Boquete, en segundo y tercer lugar; y los restantes, de la torada de López Navarro. Los espadas, el Marinero y Fuentes (Hito), hermano de Bocanegra.
Previo a los novillos en puntas, se lidió un novillo embolado para José Medrano, según el revistero: nuevo en la plaza de Madrid y creemos que en todas las del reino. El bicho fue devuelto a corrales bajo un foribundo escándalo y lluvia de naranjazos, pues Medrano tomó el olivo nada más principiar la faena de muleta y fue sustituido, no sin disputa, por un torerillo espontáneo llamado Arvelini, incapaz de finiquitar al de las bolas. Un espectáculo digno de Carabanchel.
En cuarto lugar salió nuestro protagonista, así cuenta la salida y el tercio de varas la pluma de El Toreo, con el pseudónimo de Juan de Invierno:
Es en la segunda parte de la reseña donde descubrimos la ajetreada lidia que protagonizó el burel de López Navarro, que hubo de aguantar media hora para recibir el cachetazo final, saltando al callejón un total de 19 veces más 6 intentos infructuosos. Hay que significar que la barrera de aquella plaza difería de la actual de Las Ventas en sólo 10 centímetros menos.
Un acontecimiento sin parangón. El novillo Granizo ofreció una lidia, cuando menos, extraordinaria y singular:
Sirva el novillo Granizo como ejemplo de animalidad salvaje y rusticidad que detentaba el toro decimonónico, sin ánimo de hacer afrenta a la ganadería de Carlos López Navarro, formada con reses de la Tierra, que previamente tuvo en su poder Francisco Arjona Guillén "Curro Cúchares" y anteriormente el Marqués de la Conquista; y que sirvió para formar, en buena parte, la vacada de Juan Manuel Sánchez Hernández "Juan Carreros".
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