Pero hay tres detalles que infundían temor en cualquiera que se pusiese delante del torillo navarro o lo conociera de veras: su capa, principalmente colorada, pero de un color vivo, inquietante, en ocasiones de pelo extremadamente largo y ensortijado, que les daba apariencia de reses montaraces; su cornamenta, corniveleta, muchas veces en forma de lira, como dos antenas que surgieran del testuz, no excesivamente grandes, pero sí muy finas y afiladas; y su mirada, penetrante, seria, concentrada, que calaba tanto más hondo que sus afilados cuernos, capaz de dar cornadas en el alma.
Rafael Cabrera Bonet
De poca armadura, cargados del cuarto delantero y muy almendrados de atrás, churros, con pelo rizoso y fino, de patitas cortas y también rizadas, cariavacados, carifoscos, con los cuernos cortos, blancos y veletos. Cuando se presentaron en Madrid, les llamaban los toricos saltarines porque a pesar de su corta estatura, saltaban fácilmente el callejón, no por huida sino persiguiendo a los toreros. Resultaban muy bravos, con mucho nervio, ágiles y duros. Eran inteligentes, astutos, ligeros, feroces, impetuosos, intrépidos, fogosos, malhumorados; arrancaban de lejos a los caballos, a los que mordían y pateaban en el suelo; se revolvían pegajosos y a la muleta llegaban broncos y difíciles, tirando muchas cornadas desarmando y derrotando alto.
Luís Fernández Salcedo
Aunque son pequeños los de esta provincia, en bravura y astucias son demasiado grandes. Que los picadores que sin experiencia lo ven tan menudos, los exageran con el diminutivo de los torillos de Navarra; pero el escarmiento les reforma el desdén, y los compensan después con el mote abultado de Señores Toros.
José Daza, picador de toros
Tienen la particularidad de vérseles llorar cuando se consienten muertos de la estocada y no pueden coger al lidiador. En los momentos de expirar no buscan terrenos para echarse, al contrario se engarrotan, y en pie exhalan el último aliento.
[...] Escarbaba con tanta furia que parecía hacía sepulturas para enterrar a los hombres que su braveza había de volver yertos cadáveres [...]
Fernando García de Bedoya
[...] De aquellos que, agitados de ardor ciego no respiran ambiente, sino fuego [...]
[...] Salió vomitando furias y respirando fuego, abriendo calle entre los toreros a punta de lanza [...]
Anónimo
Preñada nube de horroroso estrago
parece; pues mirando lo fogoso
es relámpago horrible cada amago;
trueno cada bramido pavoroso;
rayo la asta que al Tártaro lago
al que hiere remite furioso
y contra el que retando le hace injuria
es relámpago, trueno, rayo y furia.
Pedro Esteban Alava
Ágiles como serpientes, veloces como flechas, secos como el pergamino.
Carmena y Millán
Vicente Domínguez, una vida en imágenes from Angel Lopez Aleman on Vimeo.
En las fiestas del Pilar 2011 conocí la casta Navarra que hasta el momento no había tenido el placer y fue algo superior un animal con tanta astucia y picardía .
ResponderEliminarSaludos
Los he visto en vídeos, imágenes que nadie sabría explicar pero donde mejor pude presencia la astucia de estos ejemplares fue en un Pueblo de Guadalajara, Moratilla de los Meleros, uno de Manuel Merino Garde y otro de "Las Landas", y a los dos se les podría caracterizar con muchas de las cualidades que se les temían a los "torillos navarros"...y se les sigue temiendo.
ResponderEliminarEl vídeo le conocía, no se cansa uno de verle, ¡ Y VAYA PEDAZO VACAS!
PD: Te dejo un enlace para que veas la casta que triunfó en tierras alcarreñas el año pasado : http://desde-la-alcarria.blogspot.com.es/2011/12/clasificacion-de-astados-en-la.html