domingo, 2 de diciembre de 2012

Hostilidades entre Miura y Desperdicios

Manuel Domínguez, Desperdicios

 Verificose en el circo gallístico de Sevilla una renombrada pelea, en la que se cruzaron importantes apuestas.
  Eran los dueños de los gallos el ganadero D. Antonio Miura y el espada Manuel Domínguez. En la pelea salió vencedor el gallo propiedad del matador de toros. El despecho del ganadero fue grande.
  A los pocos días se celebraba en la plaza de Sevilla una corrida de toros con reses del citado ganadero, y era uno de los matadores encargados de despacharlas el referido Manuel Domínguez. El ganadero, recordando lo pasado, encontrándose en el Suizo con varios amigos, dijo: "Veremos cómo mata ese valiente al tercero de los toros, que es un buen mozo con teinta y dos arrobas en el pellejo".
  Llegó lo que dijera D. Antonio a noticia del matador.
  El día de la corrida, y una vez en el redondel el toro de referencia, mostró el bicho no pocas dificultades.
  Al llegar la hora de estoquearlo, Manuel Domínguez brindó la suerte al palco de ganaderos, y cuando se disponía a ir en busca del enemigo, oyó una voz que le decía: "Ese gallo no me lo mata usted".
  Hizo el diestro que le corrieran al de Miura bajo el palco de ganaderos, y una vez en él, dirigiose al ganadero: "Don Antonio, ¿quie usté que se lo suba ahí arriba?", a lo que contesto el ganadero: "Quiero que le dé buena muerte".
  -Pues allá va por la salú de usté.
  El diestro ejecutó con el toro una excelente faena y lo tumbó de una estocada recibiendo.
  Sacó el estoque y dirigiéndose al palco dijo: "Señor D. Antonio, lo mismo que a este que está a mis pies, mato a toos los de su ganadería y también mato a toos los gallos que usté críe".

Caireles, Chascarrillos taurinos.

 
Más sobre la vida y proezas de Manuel Domínguez en La razón incorpóreaLarga cordobesa

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