Hoy, 16 de octubre de 2013, no quería dejar pasar el día sin hacer un pequeño tributo al genial y revolucionario -sic Ayuntamiento de Madrid- Juan Belmonte. Se cumplen 100 años del día de su alternativa en la Plaza Vieja, agitada y polémica alternativa en medio de una bronca constante debido, principalmente, a la birriosa presentación de las reses, mansedumbre boyar, y encarecimiento de los billetes que alteraron los ánimos de aquella apasionada afición. Si leemos bien las crónicas de aquel día y sabemos interpretar a los fabulosos cronistas de la época, vemos que el toreo de Juan resplandece y su singularidad no pasó desapercibida en medio de aquel maremágnum.
Hoy rescato el "Álbum del abono de Madrid, 1914". Juan era el torero de más reciente alternativa entre todos los espadas contratados. Y esta era la reseña que Corinto y Oro dedicaba al Pasmo de Triana.
Foto Alfonso y Compañy |
Nació en Sevilla, calle de la Feria, el día 14 de abril de 1892 y fue bautizado en la parroquia de Omnium Sanctorum el 17, "tres" días después. Corrió prisa la ducha de agua bendita. Por lo visto nació ya "con todas las fechas comprometidas" y había que aprovechar el tiempo. A los dos años de venir al mundo fue a vivir a Triana, en cuyo popularísimo barrio tenían sus padres una tiendecilla de quincalla.
Creció, fue a la escuela y en cuanto pudo "arrimar el hombro", su padre le puso en comunicación directa con los cachivaches de su pequeña industria. Un "historiador" belmontista dice que "Juaniyo", cuando tenía unos doce años, fue colocado en un comercio de Huelva, y que a la simpática y cumplida clase de "horteras" perteneció hasta que el virus taurómaco se le inyectó en las venas y empezó a "apuntar" las verónicas, los faroles y los molinetes, asombrando a los chavales con quienes se reunía.
Como Juan no tenía el privilegio que tuvieron, tienen y tendrán los niños de abolengo taurino o los que han la suerte de tropezarse con un providencial protector, y pueden dar sus primeros pasos en los tentaderos con becerros y vaquillas de casta con que "dar clase y educar el miedo", los comienzos de su carrera constituyeron un calvario para la pobre y famélica criatura, que apenas comía, ni tenía salud, ni podía tenerse en pie. Y si quiso torear tuvo que cruzar a nado muchas noches el Guadalquivir, meterse en los "cerraos", actuar con su raída chaqueta, contender con "catedrales", tragar el paquete de los vaqueros -dispuestos a partirle los huesos a estacazos al golfillo que se sienta Curro Cúchares- ¡empezar jugándose su mísero pellejo!
Juan salió a torear por primera vez en una corrida sin picadores y armó el escándalo, efectivamente..., pero por la "cruz" de la moneda. ¡Se dejó un toro vivo; además, salió vestido como un adefesio y estaba "esmayao"! ¡"Pa" los restos! Y la tomarón a chufla.
Pero "Calderón", su protector y apologista, terne que terne, decía entusiasmado que "allí" había un estilo colosal y que "Juaniyo" tenía que ser, y si no ¡al tiempo!
El muchacho se fue a Valencia desesperado y allí consiguió salir en una moruchada de mojiganga... y ¡allí triunfó "Calderón"!
Belmonte armó el alboroto, por la cara de la moneda y volvió a torear; entusiasmó a toda Valencia taurina; toreó nuevamente en Sevilla -con picadores- puso cátedra, levantó al público de sus asientos... ¡fue desde entonces hasta el día: ¡Belmonte! ¡Belmonte! ¡Belmonte!...
... Al abandonar Méjico, donde ha actuado durante la emporada invernal, Belmonte ha dejado una estela de admiración, como los periódicos de allá dicen que no dejó diestro alguno. La labor realizada por el trianero en la plaza de la Capital de la tierra de Moctezuma ha sido verdaderamente estupenda. El toreo de Belmonte ha sido la suprema aspiración de los aficionados mejicanos, que ven, saben y exigen. Belmonte ha conseguido que la baba corra por los tendidos de la plaza de "El Toreo" y ha salvado a la Empresa, metiendo en sus arcas muchos miles de pesos y quitando a Pepe Rivero "un peso de encima"...
... Unos días faltan para que comience en España la temporada de toros. La expectación que hay por Juan Belmonte es verdaderamente brutal. Las gentes esperan con ansia el "crujío". Como Juan tenga un poco de salud, otro poco de suerte y siga queriendo coles... ¡Jesús, María y José!
Maximiliano Clavo, Corinto y Oro
Ganaderías contratadas para la temporada de 1914:
A la mierda Belmonte ¡Viva Gallito!
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