Un garrochista, Francisco de Goya y Lucientes (hacia 1795) |
El primer catálogo del Museo Real, de 1821, incluyó ya el
cuadro, descrito entonces como "Retrato de un picador a caballo". La
radiografía realizada en 1986 reveló una composición subyacente distinta,
desvelándose como boceto incuestionable para un retrato ecuestre de Manuel
Godoy, cercano al único conocido hasta entonces, en colección privada
americana. Se reconoce con claridad la banda de la Orden de Carlos III, que le
fue concedida a Godoy en 1791, y el tricornio de comandante de los guardias de
Corps, grado que recibió junto al de duque de Alcudia en 1792. Se tienen
noticias, sin embargo, de que Goya preparaba un retrato ecuestre de Godoy unos
años después, en el verano de 1794, que pudo llegar a pintar, aunque no ha
llegado hasta nosotros, tal vez por la destrucción de numerosos retratos del
Príncipe de la Paz tras el Motín de Aranjuez.
La procedencia real del Garrochista hace aún más enigmático
el repinte de la primitiva figura y la sustitución por una imagen de género. Es
posible que Goya retocara el cuadro, de pequeño formato, después de 1808, para
salvarlo de la destrucción durante el período del reinado de José I, durante el
cual él siguió siendo pintor de cámara, o bien al ingresar en el Real Museo en
1819. La imagen subyacente está utilizada con indudable maestría, aprovechando
y al mismo tiempo disimulando los trazos originales, tanto en el caballo y la
silla de montar como en el jinete. En el paisaje se añadieron los toros a la
derecha, integrados con pinceladas que unen a la perfección unas zonas con
otras, y las nubes a la derecha recortan ahora la nueva silueta del picador
ocultando el uniforme característico de Godoy.
Fuente: Museo del Prado.
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