sábado, 3 de febrero de 2018

¡A los toros!




¡Altramuces! ¡Abanicos! ¡Naranjas! ¡El programa de la corrida! ¡La lista grande!
Alcahuetas y cesantes, pícaros y bohemios, ciegos y lisiados, con donaires y lástimas, dan tientos a bolsa ajena. El gentío de a pie, con el sol en la espalda, sube hacia la plaza esparcido por las dos aceras. Endrina y garbosa, ondula la gitana prometiendo venturas. Sobre un penco trota el picador, amarillo jinete, con el azul monosabio a la grupa. Un ciego pregona el romance del Horroroso Crimen de Solana. En la imperial de los ómnibus, chungas y algarabías, calañeses y peinetas de teja, bastoneo y pataleo, luces morenas. El mayoral arrea el tiro de mulas. Bailan borlones y cascabeles. Restalla la fusta. Avinados berridos blasfemos. En torno de la plaza tumulto de ruedas y caballos. Humo de fritangas:
—¡Agua, azucarillos, aguardiente! ¡El programa de la corrida! ¡Agua, azucarillos, aguardiente! ¡Claveles! ¡Claveles! ¡Claveles! ¡Patitas de bailaor, déjame una mota!
Moscas y polvareda. Negrea el tendido en las entradas de la plaza. Disputas taurómacas. Impacientes empellones.
—¡Naranjas! ¡Naranjas! ¡Fresa! ¡Fresquita!... ¡De la Fuente del Berro! ¡Aleluyas de don Perlimplín! ¡Risa para un año! ¡El programa de la corrida! ¡El horroso crimen de la Solana!


Ramón María del Valle-Inclán. Viva mi dueño, 1928

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