sábado, 20 de junio de 2020

Fernando Robleño, 20 años de alternativa


Fernando Robleño. Tal día como hoy del año 2000 se doctoraba como matador de toros, en Torrejón de Ardoz, de manos de Morante de la Puebla con El Juli como testigo.








Veinte años peleando, luchando, dejándose el sudor y la sangre y, muchas veces, dictando cátedra con las ganaderías más fieras de la cabaña brava. Aquí su hoja de servicios con los hierros más estoqueados.



 
Forjado en la Escuela de Tauromaquia de Madrid con los maestros Joaquín Bernadó y Gregorio Sánchez, conoce perfectamente los resortes de la plaza de toros de Las Ventas. La idiosincrasia de su público y aficionados, sus debilidades, sus pasiones, lo que gusta y lo que no. Salga como salga la tarde, es raro que su actuación mosqueé a los habituales, todo lo contrario, los deja casi siempre con buen sabor, porque sabe lo que tiene que hacer en todo momento, dónde ha de estar colocado, qué gestos no debe hacer, qué lances son los que molestan y cuáles son los que levantan pasiones. 
Su escasa altura es un obstáculo que le ha jugado malas pasadas a la hora de matar, suerte en la que encuentra mayores dificultades y en la que debe poner toda la carne en el asador para encontrar la muerte de los astados. 


Con Luis Miguel Encabo y El Juli

En la plaza del Batán, el maestro Gregorio Sánchez al fondo



Atesora dos Puertas Grandes de Las Ventas, ambas en el año 2002, con toros del Conde de la Maza y la restante con Victorino Martín. Desde entonces muchas tardes en las que no hubo triunfo, si bien ha conseguido cortar cuatro orejas más y dar tres vueltas al ruedo tras aquel año triunfal de 2002.
En las últimas temporadas su maestría se ha consolidado y la inspiración y el valor se encuentra en momento óptimo, dando fe de ello los números obtenidos en Madrid. Ha estoqueado 18 reses en estos últimos tres años, cosechando una oreja, una vuelta al ruedo, seis ovaciones con saludos, cuatro veces aplaudido y cuatro silencios, por un total de siete avisos (ay, el estoque y la dureza de patas de los toros que mata). Es decir, de 18 toros sacó resultado positivo en doce ocasiones. Nada fácil teniendo el cuenta el ganado y el público al que se enfrentó. Las ganaderías fueron La Quinta, Cuadri, José Escolar, Rehuelga, Saltillo, Murteira Grave y Martín Lorca.  






Destaca por su inteligencia para entender las características de cada toro, de cada encaste, e imponerse a muchos de los toros con los que se enfrenta. Quedar por encima de ellos, que es de lo que va esta historia. Tiene una mano izquierda prodigiosa, siendo el culmen de su tauromaquia el toreo al natural. 
En 2018 dejó una faena para los anales con el fiero Navarro de Valdellán. Hablé de ella aquí. Probablemente, faena de dos orejas a plaza llena. 


La fiereza de la arrancada de Navarro

La verdad del toreo al natural


Su otra plaza junto con Madrid, donde la afición más lo admira y donde luce todos sus galones, es Ceret, en Francia. Reune cinco Puertas Grandes en esa plaza, en los años 2000, 2002, 2003, 2010 y 2012. Y, ojo, que no es nada fácil cortar orejas en Ceret.





Una de las cumbres de su carrera es la encerrona con toros de José Escolar en Ceret en el año 2012. Una de las mejores tardes que se han visto en los últimos años y de las mejores encerronas que ha habido, teniendo en cuenta las dificultades que había que solventar. Doy fe de aquella magnífica corrida porque allí estuve. Esta fue mi crónica.


Lo que comentaba antes. Cuando eres bajito y quieres matar el toro por arriba hay que jugársela mucho más que si tienes buena estatura. Bajito de estatura, que no de agallas



En fin, un torerazo del que esperamos que mantenga la misma línea, que incluso siga mejorando y que, a buen seguro, dejaría en evidencia a más de un torero de los llamados figuras si tuviera la oportunidad de codearse con ellos. Ya que ellos no se van a codear con él, para eso tendrían que bajar al barro y matar la de Escolar o Valdellán en Madrid, por ejemplo. Mi conclusión es que Robleño posee inteligencia, temple, valor y arte a raudales, si no es imposible mantenerse en el candelero tantos años, ganándose el respeto de los aficionados más exigentes y matando las ganaderías más duras, atención, porque esta es una cuestión nuclear aquí. 

Gracias por todo, torero. Mucha suerte en lo que venga y ojalá podamos celebrar esos veinte años de carrera como se merecen, en Las Ventas. Y si no, a las malas, el año que viene se cumplen veinte de la confirmación en Madrid, en verano con una de Valverde, ahí es nada. 





Saludos a la afición.

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