Desde la temporada 2003 la asociación El Toro de Madrid, de la que tengo el orgullo de pertenecer y formar parte como vicepresidente, viene editando su Libro de Crónicas en el que se hacen crónicas de todos los festejos picados de la temporada. Un libro que con el tiempo va adquiriendo valor por el detalle de sus reseñas, el criterio y la autenticidad con la que los distintos socios abordan la crónica de cada tarde, así como herramienta de consulta o investigación de lo sucedido en cualquiera de los festejos celebrados en Las Ventas.
Dejo algunos detalles del último libo publicado así como el prólogo que antecede a las crónicas.
PRÓLOGO
La primera temporada con desarrollo normal tras la pandemia
nos devolvió a la cruda realidad de la tendencia que está viviendo la fiesta de
los toros en Madrid los últimos años. Los aficionados hemos vivido una
temporada muy normalita, más acertado, probablemente, sería tildarla de
mediocre. En todos los aspectos. Mediocre por el toro que sale al ruedo de Las
Ventas, por la escasez de trapío que abundó este año y la cada vez más diezmada
cabaña brava, cuyo abanico de sangres continúa reduciéndose a la par que el
comportamiento se hace más homogéneo y, por tanto, monótono y previsible para
el espectador. Uniformidad de sangres y ganaderías que también hay que achacar
a la empresa Plaza1; la falta de imaginación, de previsión y de trabajo
concienzudo hizo que Fuente Ymbro lidiara esta temporada alrededor de cincuenta
animales y fuera anunciada hasta en nueve ocasiones. Una temporada mediocre,
como decimos, por el público actual que llena los graderíos del coso;
desconocedor, soberbio, maleducado, facilón, blando con el figura de turno,
desinteresado con el humilde, en resumen, muy alejado de lo que no hace tanto
era la cátedra del toreo. Y mediocre también por los presidentes que ocupan
el palco presidencial, cuyos comportamientos y veredictos evidencian un claro
desconocimiento, u olvido, del carácter, tradiciones, usos y costumbres de
nuestra plaza.
Cabe destacar como gran noticia positiva de la temporada la
reapertura de la Venta del Batán y sus corrales, que con antelación a la feria
de Otoño abrieron sus puertas para mostrar algunas de las reses que se iban a
lidiar en esa feria. Un vivero de afición insuperable que a partir de ahora hay
que consolidar, trabajando en su desarrollo y en sus instalaciones.
La temporada taurina principió con una buena novillada de Los
Chospes, y también con una puerta grande cuestionada y fácilmente olvidable
(Víctor Hernández), como prácticamente todas las que hubo en 2022. La
expectante encerrona de Emilio de Justo se saldó con un revolcón en el primer
toro, que por desgracia le provocó lesiones muy graves en el cenit de su
carrera, poniendo de relieve una vez más lo imprevisible y la dureza del toreo.
En aquel festejo saltó uno toro de los que dejan impacto y alimentan las
tertulias de los aficionados durante mucho tiempo, Duplicado, de
Victoriano del Río, un toro guapo, bravo y noble, con el que se las vio el
sobresaliente del festejo Álvaro de la Calle.
La feria de la Comunidad de Madrid y la corrida Goyesca
transcurrieron sin pena ni gloria y fueron preámbulo de una feria de San Isidro
marcada por la falta de respeto y la molestia que supuso ver la plaza de Las
Ventas convertida en una discoteca, desviándose el foco de lo que pasaba tarde
tras tarde en el ruedo. La música sonaba atronadora casi todos los días, y lo
peor es que esto sucedió aunque se estuviera lidiando el toro y los toreros
estuvieran jugándosela, o mientras que algún espada estaba siendo intervenido
en la enfermería. Los corrillos postcorrida y las tertulias eran suplantados
por los ritmos reguetoneros cuando el público salía de sus vomitorios… si
nuestros abuelos se enteraran de este despropósito no nos creerían.
Fueron muchas las ganaderías que decepcionaron en San Isidro
(solo hay echar un vistazo a nuestra Lista Negra de Ganaderías, que pueden
encontrar adjunta en las últimas páginas de este libro), ya fuera por falta de
seriedad y trapío o por comportamiento descastado. Destacamos positivamente una
de las corridas que trajo El Pilar, la de toreros humildes, la victorinada no
estuvo mal, algunas reses sueltas y la corrida de José Escolar, que volvió a
poner las cosas en su sitio y a recordarnos lo que es un toro con todas las letras.
En cuanto a los coletas sobresalió por encima de todos y dio la campanada Ángel
Téllez y su toreo al natural; El Juli le hizo una faena memorable a un toro de
La Quinta y Tomás Rufo rayó a buen nivel aunque los premios concedidos nos
parecieron desmedidos.
Durante el verano comparecieron hasta tres ganaderías nuevas
en Madrid, dos de ellas con mal resultado, Vistalegre y Ribera de Campocerrado,
y la otra dando buen juego, Toros de Brazuelas, con cuyo ganadero tuvimos una
tertulia recientemente. De la novillería veraniega destacaron Calerito, José
Fernando Molina, El Niño de las Monjas y Fernando Plaza. Y durante la temporada
salieron por la puerta grande Víctor Hernández, Diego García, Álvaro Alarcón y José
Fernando Molina. Algo se mueve en el escalafón de aspirantes a matador de
toros, tenemos un ramillete de jóvenes que están generando ilusión en los
aficionados y esto una buena noticia.
La corrida de La Paloma fue un petardo de Fuente Ymbro,
después vino el torismo de septiembre, donde suele acaecer algún hito memorable
todos los años. En esta ocasión fue una faena de Fernando Robleño con un toro
de José Escolar (ilustra la portada de este libro), de las que dejan a los
aficionados impresionados y con regusto, aquello fue realmente grandioso. La
novillada concurso sin embargo fue un auténtico desastre y lo peor es que es un
festejo que viene para quedarse. Palha dio buen nivel de casta y la corrida
concurso estuvo entretenida, sobresaliendo un toro más que notable de La
Palmosilla de nombre Brasero.
La feria de Otoño se celebró bajo las condiciones del nuevo
pliego y con la consiguiente liberalización de precios para el público no
abonado. El empresario dejó claras sus intenciones y los boletos de los
tendidos de sol registraron un aumento disparatado, del doble y hasta el triple
respecto al precio que tenían anteriormente. La polémica está servida y los
aficionados no abonados con una economía justa lo van a sufrir, Las Ventas
pierde a partir de ahora su orgullosa etiqueta de plaza más barata del mundo.
Decepción de ganaderías y toreros en Otoño. Fallaron El Pilar
y la novillada de Valdellán especialmente, y de los de a pie se esperaba más de
Ángel Téllez. La temporada echó el cierre con un lleno hasta la bandera el día
de la Hispanidad y un reflejo del estado actual de la plaza, una corrida
aparentemente triunfal con salidas a hombros de Roca Rey y Francisco de Manuel
que, sin embargo, dejó contrariados a los más fieles de Las Ventas que todavía
recuerdan lo que significaba y lo que había que sudar para cortar una oreja en
esta plaza no hace tanto tiempo.
Un año más, aquí tienen nuestro libro de crónicas, una
reliquia histórica de lo que aconteció en los festejos de la temporada bajo el
prisma de nuestros socios, los que pasan por taquilla fielmente y entienden
este espectáculo como un rito de respeto y culto al toro de lidia, emoción y
valores artísticos.
Asociación El Toro de Madrid