Sábado, 15 de mayo 1920.
- Han desechado la corrida de Albaserrada. Es terciada, pobre de cabeza, y no está gorda. Va en su lugar la de Murube buena moza y tan bien criada como en aquella casa se acostumbra.
- Pues lo siento. Verás como le atribuyen el cambio a "Gallito". Los toros de esa nueva ganadería habían despertado gran expectación.
- ¡Pero no hay tal novedad! Santa Coloma ha vendido a su hermano la mitad de su ganado. Es de suponer que se haya quedado con lo mejor. El debut del marqués fue con una corrida pasada, fuera de tipo, que salió bravísima y con mucho temperamento y que trajo de cabeza a los toreros. Pero las aguas tienen que volver a su cauce. Y estos toros pronto serán preferidos por todos los toreros.
[...]
¡Qué desagradable ha sido la corrida! El público iba de uñas contra José, porque, en efecto, le atribuían el cambio de los toros y, además, ha sentado mal que no toree aquí mañana... ¡Menuda silba ha escuchado en el paseo! Para colmo de males, los Murubes, como les ocurre a veces, han dado en caerse, y las broncas han sido fenomenales. Los dos de "Gallito" han ido al corral y el segundo de Belmonte. Los tres espadas han estado mal, es decir, se han limitado a salir del paso. La gente ha chillado a José con verdadero ensañamiento. Hasta le han tirado una almohadilla. En el sexto toro ha hecho un quite magnífico, por verónicas y con delantaleo, allá por los toriles, y ha salido una voz en el tendido de sol, diciendo: "¡Seis mil pesetas por un quite! ¡Ladrones!"
Nos hemos apeado del tranvía en la Puerta del Sol y, al pasar por las Cuatro Calles, comentando el infortunado festejo, nos indigna el pregón de un golfillo: "¡La Tribuna! ¡Con el fracaso de Joselito!" ... ¡Como si los demás hubieran quedado a gran altura! ¿Qué llegaría a pasar si hubiera dado un mitin de veras? Mi padre decide, de pronto, ir a verle, porque supone que estará desesperado y casi solo, contra costumbre.
Luis Fernández Salcedo; Mientras abren el toril
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[...] La aparición del primer bicho fue un escándalo. Con manifiesto escarnio de los espectadores se fue jugando el animal, cayendo y levantándose; la grita era imponente; el pobre toro, muy noble, muy bravo, pero sin poderse tener, no debió ni salir por los chiqueros. Cuando tocaron a matar y salió Joselito, un espectador tiró al diestro una almohadilla y le dio en pleno rostro. Gallito, entonces, soltó los avíos y se negó a torear. El presidente, como la otra tarde, torpe y tardíamente, mandó salir los mansos. Salieron, y el cornúpeto no los quiso seguir. En otra de las caídas de la indefensa fiera le dieron la puntilla. El tremendo alboroto no era más que... templar. Faltaba el resto de la tarde en igual tono, en continua protesta, en confusión, denuestos, burlas y ocasión ejemplar para que los isidros de Navalagamella vean que sus acreditadas capeas son un Areópago al lado de una fiesta de toros en Madrid [...]
Aquel domingo 16 de mayo, en Talavera de la Reina, el toro Bailaor de la ganadería Señora Viuda de Ortega segó la vida del Rey de los Toreros
Pedro: En la bitácora "Tauropedia", aparece una fotografía del último toro que mató Joselito en Madrid, precisamente "el día de antes"... aquí:
ResponderEliminarhttp://tauropedia.blogspot.mx/2010/06/en-la-antigua-plaza-de-toros-de-madrid.html
Saludos.
Preciosa instantánea. El operario del servicio de arrastre, con esa pose, parece muy consciente del cariz que había tomado aquella tarde, como resignado con la actitud del público y sabedor que los toros restantes iban a ser arrastrados con la misma pena.
ResponderEliminarGracias Xavier.
Saludos
Vazqueño
ResponderEliminarGracias por recordarnos (una vez más) a Joselito el Gallo
Un abrazo
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ResponderEliminarGracias a usted por visitar este rincón de lo blogosfera taurina.
No deja de sorprenderme la crudeza con la que sucedió todo. El día de antes, esa escandalera, qué duro.
Un abrazo.