Crónica para la web de la Asociación El Toro de Madrid.
Un cuarto de plaza en Las Ventas en tarde fría y con aguacero en la
segunda parte del festejo. Novillada de Pablo Mayoral, encaste Santa Coloma vía
Felix Suarez, Tovar, Víctor Huertas. Alguna reminiscencia Veragua y Martínez.
Desigualmente presentados, primero y tercero abecerrados. Devuelto el inválido
cuarto por uno de Benjamín Gómez, también Santa Coloma, escurrido de hechuras.
Floja novillada de Pablo Mayoral, tanto de poder como de
casta. Tiempo ha de la última ocasión en la que lidiaban un encierro en Madrid y
seguramente igual que yo, los aficionados iban con otras expectativas. Se
vinieron abajo rápidamente y eso que se simuló la suerte en picas. Sólo el
sexto aguantó con viveza. El quinto también duró, iba chochón y después de
miles de muletazos que David de Miranda le pegó, el animal seguía sin enterarse
de nada. Ha sido otro detalle que hemos observado: los animales han adolecido
del comportamiento típico de la sangre santacolomeña,
esto es la capacidad para penalizar los errores que se producen durante la
lidia, para amoscarse cuando se faena a la contra, para colarse cuando ven las
puertas abiertas. Como si fueran reses de una ganadería de esas que se tachan
de borreguiles, los novillos aguantaban carros y carretas que no tenían una
mala reacción ni desarrollaban ideas aviesas.
De ahí se explica que los coletas aguantaran tanto tiempo en
la cara y se hayan escuchado cinco toques de atención. “Gallo de Córdoba”, que
abría cartel, de momento no está para estas lides. Carece del manejo más
elemental de los trastos de torear y posee una técnica incipiente que no es de
recibo en esta plaza. Se vio superado, y toreado, por sus oponentes, sobre todo
por el sobrero de Benjamín Gómez, un novillo con pies que le hizo un faenón al
toricantano. Daban ganas de pedir la oreja de “Gallo de Córdoba”.
David de Miranda también firmó un lamentable trasteo al
segundo del festejo, ahogándolo desde el principio, repleto de desarmes y de
muletazos que eran latigazos. El utrero parado y muy bajo de casta. Con el
quinto se hinchó a pegar pases, este manso que reculó en varas y quedó
crudo requería un gran sentido del temple y mucho arte, cualidades que David
de Miranda aún debe desarrollar.
Juan Carlos Carballo ha sido el más puesto de la terna con
diferencia y a esto le sumamos la disposición y la garra que ha demostrado. A su
primer oponente le recetó dos tandas de naturales a media altura, toreadas y
con solera. Se echó la muleta a la mano derecha y la faena quedó en nada puesto
que el novillo echó el freno, pero ahí quedó eso, los mejores lances del
festejo, con lo complicado que resulta calar en el ánimo del público con el
toreo a media altura.
Con el sexto confirmó lo que habíamos atisbado durante el
festejo: la soltura manejando el percal. Lances de recibo de buen son a un
novillo serio de fachada aunque recibió un meneo dando una larga cambiada de rodillas. Iniciando el tercio de muerte dio distancias, igual
que hizo con el anterior, la idea era buena pero no consiguió dominar en ningún
momento. El astado tuvo cierta aspereza que nunca fue atemperada ni canalizada
por la muleta del torero oriundo de Extremadura.
Vino con un buen número de paisanos que jalearon todo lo que
hizo y de ahí las peticiones de trofeo, pero bien es verdad que dejó grata
impresión y que merece más oportunidades.
Juan Carlos Carballo de capote |
Yo sabia que iba a pasar porque había visto lidiar animales de esta casa y siempre he pensado que esta ganadería puede confundirse con cualquiera de Domecq. En definitiva, ganaderos toreristas en busca de la toreabilidad. Ayer fue buen día para acordarse de Rehuelga, Pallarés etc....
ResponderEliminarSaludos¡
Lo peor es que hay una tendencia no solo a lidiar el mismo encaste, sino a que todos los encastes se comporten del mismo modo.
ResponderEliminarUn saludo Javi.