martes, 14 de junio de 2016

Novillada de Guadaira



   Continúa la regularidad de Guadaira en nuestra plaza, las novilladas que echa no suelen fallar y en esta ocasión no fue una excepción. Bien es cierto que antaño salían con más picante y últimamente parecen más a modo, demasiado manejables.

La corrida estuvo bien presentada aunque dispar. El quinto bien comido y rematado; sexto serio; los demás correctos de presencia. El segundo el más terciado y el tercero el más ofensivo por delante, veleto y astifino.

De mansedumbre discreta en el caballo, acudían, se dejaban pegar y salían huidos. El más declarado el quinto, casualmente el más serio del encierro, que no quería acudir a la contraquerencia sabiendo que le esperaba el castigo de la puya. En banderillas se dejaban hacer y en la muleta todos ellos, salvo el citado quinto que fue manso descastado de arreones, quedaron voluntariosos, ofreciendo un buen numero de embestidas boyantes, óptimas para hacer el toreo y triunfar con ellos. Tanto es así que primero, segundo y sexto recibieron palmas en el arrastre; y tercero y cuarto fueron ovacionados.

Juan Miguel fue el más aplaudido merced a la claque que trajo a la plaza, pero su toreo ha carecido de sentido, colocación y profundidad. Lo mejor fue la serie de inicio al primero, en los medios y de rodillas, aguantando bien el fuerte galope del novillo, lo demás fue todo vulgaridad. Incapaz de imponerse al que rompió plaza y a la aspereza que fue desarrollando, lejos de domeñarla fue agravándola y el novillo acabó pegando cabezazos al final de cada muletazo. El cuarto, al que le cortó una oreja, fue un animal pastueño, bobo. Basó la faena en el pitón derecho pero lo mejor lo hizo en la única tanda que dio al natural. Estuvo siempre muy descolocado y amontonado, sin dar aire entre serie y serie.

Un novillo tuvo Guillermo Valencia para reivindicarse, el primero de su lote. Este utrero repetía las embestidas con buen aire, Valencia lo toreó mecánico y aquello no dijo nada. Sin mandar ni templar, sólo hubo algunos naturales sueltos. Con el quinto no tuvo oportunidad, el novillo en la muleta fue reservón y muy parado, totalmente deslucido. Un manso que lo tenía todo guardado y sólo se empleaba en los arreones. Con tan complicado ejemplar, durante el tercio de banderillas, vimos a Rafael Serna pegando verónicas al aire en los medios, con el mentón en el pecho, mientras el resto pasaba apuros con el peligro declarado del novillo. Un detalle que dice mucho y mal del novillero, esperamos que sus mentores le corrijan y no se repita.

Rafael Serna tiene un empaque que lo distingue, lindando con lo superfluo. El primero de sus oponentes que hacía tercero embistió templado y por momentos lo toreó bien, en lo accesorio mejor aún. El trasteo fue a menos, como el astado. Buen lote, porque el sexto tuvo similar condición, noble y claro en las acometidas. A este le hizo un trasteo más vistoso que ortodoxo, pendiente de componer la figura el novillo le ganó el terreno por el derecho. Por el izquierdo pegó algunos tirando bien del bicho. Un lote para haber apostado en los medios, sin embargo ambas faenas se desarrollaron en el tercio o en las rayas. Deja buena impresión este novillero sevillano, hay que seguir viéndolo, pero queda mucho por pulir.

Tanto Rafael Serna como Guillermo Valencia fueron gravemente heridos entrando a matar, cornadas de las que quitan el sitio a los toreros; a ambos les deseamos que tengan una pronta y satisfactoria recuperación. Esperamos verlos pronto delante de la cara del toro. 


Rafael Serna con el tercero de la tarde

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