Crónica para la web de la Asociación El Toro de Madrid.
Continúa la regularidad de Guadaira en nuestra plaza, las novilladas que
echa no suelen fallar y en esta ocasión no fue una excepción. Bien es cierto
que antaño salían con más picante y últimamente parecen más a modo, demasiado
manejables.
La corrida estuvo bien presentada
aunque dispar. El quinto bien comido y rematado; sexto serio; los demás
correctos de presencia. El segundo el más terciado y el tercero el más ofensivo
por delante, veleto y astifino.
De mansedumbre discreta en el caballo,
acudían, se dejaban pegar y salían huidos. El más declarado el quinto,
casualmente el más serio del encierro, que no quería acudir a la
contraquerencia sabiendo que le esperaba el castigo de la puya. En banderillas
se dejaban hacer y en la muleta todos ellos, salvo el citado quinto que fue
manso descastado de arreones, quedaron voluntariosos, ofreciendo un buen numero
de embestidas boyantes, óptimas para hacer el toreo y triunfar con ellos. Tanto
es así que primero, segundo y sexto recibieron palmas en el arrastre; y tercero
y cuarto fueron ovacionados.
Juan Miguel fue el más aplaudido merced a la claque que trajo
a la plaza, pero su toreo ha carecido de sentido, colocación y profundidad. Lo
mejor fue la serie de inicio al primero, en los medios y de rodillas,
aguantando bien el fuerte galope del novillo, lo demás fue todo vulgaridad. Incapaz
de imponerse al que rompió plaza y a la aspereza que fue desarrollando, lejos
de domeñarla fue agravándola y el novillo acabó pegando cabezazos al final de
cada muletazo. El cuarto, al que le cortó una oreja, fue un animal pastueño,
bobo. Basó la faena en el pitón derecho pero lo mejor lo hizo en la única tanda
que dio al natural. Estuvo siempre muy descolocado y amontonado, sin dar aire
entre serie y serie.
Un novillo tuvo Guillermo Valencia para reivindicarse, el
primero de su lote. Este utrero repetía las embestidas con buen aire, Valencia
lo toreó mecánico y aquello no dijo nada. Sin mandar ni templar, sólo hubo
algunos naturales sueltos. Con el quinto no tuvo oportunidad, el novillo en la
muleta fue reservón y muy parado, totalmente deslucido. Un manso que lo tenía
todo guardado y sólo se empleaba en los arreones. Con tan complicado ejemplar,
durante el tercio de banderillas, vimos a Rafael Serna pegando verónicas al
aire en los medios, con el mentón en el pecho, mientras el resto pasaba apuros con el peligro declarado del novillo. Un detalle que dice mucho y mal del
novillero, esperamos que sus mentores le corrijan y no se repita.
Rafael Serna tiene un empaque que lo distingue, lindando con lo
superfluo. El primero de sus oponentes que hacía tercero embistió templado y
por momentos lo toreó bien, en lo accesorio mejor aún. El trasteo fue a menos,
como el astado. Buen lote, porque el sexto tuvo similar condición, noble y
claro en las acometidas. A este le hizo un trasteo más vistoso que ortodoxo,
pendiente de componer la figura el novillo le ganó el terreno por el derecho.
Por el izquierdo pegó algunos tirando bien del bicho. Un lote para haber
apostado en los medios, sin embargo ambas faenas se desarrollaron en el tercio
o en las rayas. Deja buena impresión este novillero sevillano, hay que seguir
viéndolo, pero queda mucho por pulir.
Tanto Rafael Serna como Guillermo Valencia fueron gravemente
heridos entrando a matar, cornadas de las que quitan el sitio a los toreros;
a ambos les deseamos que tengan una pronta y satisfactoria recuperación.
Esperamos verlos pronto delante de la cara del toro.
Rafael Serna con el tercero de la tarde |
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