Entrevista con el el matador de toros, José Fuentes, en el número 26 de la revista Taurodelta:
- Hablemos de su polémica relación con la plaza de toros de Las Ventas y con su afición. Allí ha toreado 36 tardes, ha cortado 11 orejas y ha salido en hombros en una ocasión: el 12 de octubre de 1981.
- Hablemos de su polémica relación con la plaza de toros de Las Ventas y con su afición. Allí ha toreado 36 tardes, ha cortado 11 orejas y ha salido en hombros en una ocasión: el 12 de octubre de 1981.
- No creo que fuera polémica, para nada. La afición de Madrid
de antes, te hablo de hace veinticinco años para atrás, era la hostia de buena, sobre
todo los tendidos ocho y nueve. Muchos aficionados, como aficionados, podían
ser incluso figuras del toreo de lo que sabían. Luego se fue creando un
malestar en el siete, en mi opinión provocada por un sector de la prensa,
concretamente por Alfonso Navalón. Pero a Madrid le estoy profundamente agradecido,
y jamás le he reprochado nada. Le estoy agradecido por exigirme tanto. Para mí
era una satisfacción, porque veían las cualidades que Fuentes tenía como
torero, y querían más.
- Pero la exigencia puede tornarse intransigencia. Y a lo
mejor no le daban la oportunidad de desarrollar lo que llevaba dentro.
- Bueno, con Madrid también he tenido mis peleas, como en
cualquier relación, y en ocasiones he llegado incluso a encararme con el público.
Pero yo no me afligía nunca, al contrario que otros. Mi toreo también
necesitaba de un toro que colaborara, y ellos querían verme con todos. Y ahí es
cuando me daban fuerte, porque creían que por mis condiciones podía pegarle pases
a todos los toros. ¿Qué metía el pico de la muleta? No era el único. El noventa
y nueve por ciento de los toreros lo hacían. Pero a alguien tenían que colgarle
el sanbenito, y me tocó a mí.
- Creo que tiene una anécdota de arte con el tema del pico…
- La anécdota a la que te refieres sucedió la tarde de la
confirmación de alternativa de Paquirri en Madrid. Sin coger la muleta,
empezaron a meterse con el pico. ¡Y venga con el pico! Así que, harto de tanta
protesta, me fui derecho a la barrera, pedí la puntilla y a la vista de todos
corté el pico de la muleta. Para callar bocas. Pero resulta que al volver a la
cara del toro el tío de las voces seguía protestando. Ese era el ambiente.
Menos mal que la afición terminó echándolo de la plaza. Llamaron a la Policía y
se acabó el tema. A ese toro le corté una oreja. Tú dime ahora que torero no
mete el pico. A veces pienso que debería cobrar una patente (risas).
Revisando lo sucedido en la confirmación de Paquirri el 18 de mayo de 1967, con toros de Juan Pedro Domecq, Paco Camino de padrino y José Fuentes de testigo; el cronista de El Ruedo no cuenta la misma anécdota referida por el matador en la revista Taurodelta. Si hubo reclamaciones por parte de los tendidos pero el torero aguantó el tirón y no hizo el número de cortar la muleta. El cronista lo comenta así:
Llama la atención el cronista, que firma "Don Antonio", agradeciendo la voz de recriminación y además dándole razón. Hoy, ante estas situaciones, los "críticos" se despachan a gusto con los aficionados deseándoles todo tipo de maldades, señalándolos y conspirando contra ellos. El público que vocifera falla y se equivoca muchas veces, hay que decirlo, pero también acierta, y un buen crítico habrá de reconocerlo. En cualquier caso esa comunicación que se produce en Madrid entre el público y el torero, siempre que se haga dentro de unos límites, en unos casos con chispa castiza y en otros con fundamento, es una de las maravillas que tiene Madrid desde tiempo inmemorial. A mi me agrada, me resulta atractivo. No soporto las plazas que tragan con todo tipo de abusos y callan. Cuando los coletas se percatan que hay tolerancia y vía libre para sus triquiñuelas acaban con cualquier coso.
Volviendo al tema que nos trae, el caso de cortar un trozo de muleta, según cuentan las crónicas ocurrió un miércoles 27 de mayo de 1970, con toros de Salvador Domecq, compartiendo cartel con Julián García y confirmación de Manuel Rodríguez. La pluma de Don Antonio lo narra de este modo:
El pico, recurso admitido para toros que acortan el viaje, propensos a colarse, trajo sus más y sus menos con el público a este torero de Linares que cosechó numerosos triunfos en la Plaza de Las Ventas. Torero de marcada personalidad, muy vertical y dotado de un gran sentido del temple.
Sirva de ejemplo estas fotos de su presentación como novillero en Barcelona en julio de 1963.
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Revisando lo sucedido en la confirmación de Paquirri el 18 de mayo de 1967, con toros de Juan Pedro Domecq, Paco Camino de padrino y José Fuentes de testigo; el cronista de El Ruedo no cuenta la misma anécdota referida por el matador en la revista Taurodelta. Si hubo reclamaciones por parte de los tendidos pero el torero aguantó el tirón y no hizo el número de cortar la muleta. El cronista lo comenta así:
Pomposo incienso en el éxito de José Fuentes, artista esencial y torero de pundonor. Cuando empezó su primera faena a un cuajado toro de Juan Pedro, uno de los de buena nota de la Feria, tras haberse embalado en ovaciones a sus verónicas llenas de belleza, le gritaron desde una grada:
- ¡Toreas con el pico de la muleta!
Y era verdad. Sin duda era el tanteo inicial para centrarse con el toro en el período nuclear de la faena, pero esta voz -a la que rindo desde aquí público agradecimiento- fue el acicate que le despertó a la competencia con el tendido [...]
Llama la atención el cronista, que firma "Don Antonio", agradeciendo la voz de recriminación y además dándole razón. Hoy, ante estas situaciones, los "críticos" se despachan a gusto con los aficionados deseándoles todo tipo de maldades, señalándolos y conspirando contra ellos. El público que vocifera falla y se equivoca muchas veces, hay que decirlo, pero también acierta, y un buen crítico habrá de reconocerlo. En cualquier caso esa comunicación que se produce en Madrid entre el público y el torero, siempre que se haga dentro de unos límites, en unos casos con chispa castiza y en otros con fundamento, es una de las maravillas que tiene Madrid desde tiempo inmemorial. A mi me agrada, me resulta atractivo. No soporto las plazas que tragan con todo tipo de abusos y callan. Cuando los coletas se percatan que hay tolerancia y vía libre para sus triquiñuelas acaban con cualquier coso.
Volviendo al tema que nos trae, el caso de cortar un trozo de muleta, según cuentan las crónicas ocurrió un miércoles 27 de mayo de 1970, con toros de Salvador Domecq, compartiendo cartel con Julián García y confirmación de Manuel Rodríguez. La pluma de Don Antonio lo narra de este modo:
José Fuentes cae con frecuencia en este vicio aliviador. Ya me referí el día de los morenoyagües a su polémica con los de la andanada del 8, en que nada se resolvió . Por eso, al empezar su faena a "Despechugado" (que se lidió con gran bronca por su carita joven y desmedro de toro sin hacer), rebrincado en un primer puyazo casual, bien picado en otra vara y una tercera puya sin recarga, los de las alturas volvieron con su sonsonete: "El pico... pico... pico..."
El matador interrumpió la faena, fue decidido a capotes, pidió una navaja -¡no se asusten, no hay drama!- y capó la muleta, cortando moco de pavo que la remataba.
- ¡Ahora vamos a ver torear! -pienso para mi capote.
Y mi extrañeza es grande al ver que Fuentes se coloca de frente, para el cite, pero presenta la muleta... de perfil. Como antes, para ahora torear con el pico... sin el pico. [...] Siguen disconformes con él, y José termina con "Despechugado" de media con pérdida de la muleta, metisaca, estocada corta y descabello.
La foto de la discordia:
El pico, recurso admitido para toros que acortan el viaje, propensos a colarse, trajo sus más y sus menos con el público a este torero de Linares que cosechó numerosos triunfos en la Plaza de Las Ventas. Torero de marcada personalidad, muy vertical y dotado de un gran sentido del temple.
Sirva de ejemplo estas fotos de su presentación como novillero en Barcelona en julio de 1963.