miércoles, 23 de mayo de 2012

Juicio en Las Ventas


  Artículo 124.1 de la Constitución Española: El Ministerio Fiscal, sin perjuicio de las funciones encomendadas a otros órganos, tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o apetición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social.

El Ministerio Fiscal

  Y eso fue lo que hizo, cumplir con las obligaciones que la Ley le atribuye. A continuación, el público soberano, haciendo las funciones de Magistrado-Juez dictó sentencia condenatoria, sin opción a recurso de ningún tipo, en forma de atronadora silba, más los aplausos de apoyo de unos pocos pues la resolución mandaba al reo Manuel Jesús a los calabozos de la Tauromaquia.

Que viene Morante



Cualquier cosa puede ocurrir porque es un genio.



martes, 22 de mayo de 2012

Nacho Meléndez y el tercio de varas






  Lo más emocionante de la corrida de ayer vino del tercio de varas que nos ofreció el piquero Nacho Meléndez con un toro manso de Bañuelos que salía de najas, de arrancada dura y seca. Tres varas a las antigua, por la honestidad del picador y el comportamiento del toro, que pusieron de acuerdo a entendidos y público bisoño que tanto predomina, cada vez más. La plaza en pie, con la espontaneidad que produce la emoción, tributó la ovación más calurosa de la tarde y el picador fue despedido entre vitores.

  Nacho Meléndez toreo con verdad, siempre en la rectitud del toro, provocó la arrancada citando desafiante, confiado en su vara de detener, incluso después de sufrir un costalazo de muy señor mío en el que el toro derribó a la caballería como si de una marioneta se tratara. Y el público aplaudió, simple y llanamente, porque percibió con toda nitidez la hombría de un torero frente a un toro que imponía mucho respeto. 

  Seguramente no fue el mejor tercio de varas de la historia pero fue eso precisamente, un tercio de varas con toda la emoción y el riesgo que entraña, y no el trámite incómodo al que estamos acostumbrados porque, según dicen,  al público de hoy lo que le interesa únicamente es la faena de muleta. Y yo que no me lo creo.



  Nota: Francisco Pastor nos regala las fotografías que ilustran esta entrada, muchas gracias.

sábado, 19 de mayo de 2012

Torear con la muleta

Tomás Orts Ramos (1886-1939) firmó con el seudónimo de Uno al Sesgo



  Acabo de terminar este libro fantástico que aprovecho para recomendar desde esta humilde tribuna, está escrito por y para aficionados, sin ningún tipo de recelo, imparcial y muy equilibrado en todos los juicios que hace.

  He subrayado gran número de frases por su calidad literaria o de contenido técnico, entre ellas me encuentro con estos párrafos que a continuación transcribo, en relación con algunas cosas que he escrito en la anterior entrada sobre la tarde de figuras en la Feria de San Isidro, ya que uno no se explica tan bien ni por asomo, dejemos que lo haga un maestro. Dice así:


 En la labor que el espada realiza con la muleta, más que en cualquier otra de la lidia, precisa unir la belleza a la eficacia, o, en otros términos, torear para el público y torear para él. Una sola de las dos cosas, son bastantes los que lo consiguen, ambas, contadísimos. Dar pases bonitos es relativamente, fácil, mucho más dar el parón en estatuarios ayudados por alto, o de pecho, especialmente con la derecha, a favor de querencia, y componer la figura cuando el toro sigue su viaje; presenta grandes dificulatades, que son pocos lo que logran vencer, realizar eso mismo llevando al toro toreado, tirando de él, obligándole a seguir los vuelos de la muleta, porque para eso se necesita arte (maña) y valor, conocimiento de lo que el toro es y la valentía precisa para consentirlo cuando no es bravo, para aguantarlo y pararle cuando lo es, para correrle la mano, echarlo fuera si tiene codicia y se revuelve pronto, sujetarlo si tiende a la huida, y en una palabra para ser siempre el torero el que toree.

  Como lo primero que ha de hacer el espada para ello es dominar a su enemigo, reducirlo, quitarle poder si lo tiene en exceso, resabios si los demuestra, hasta que tome la muleta para poder "hacer faena", cuando de eso hay posibilidad, que no la hay con todos los toros, pues una vez dominados son muchos los que se agotan y quedan mansos o sin facultades, la faena de muleta los grandes maestros la dividen en dos partes: una primera de dominio, en que torean para ellos, y una segunda de adorno en que torean para el público, pero sin perder de vista lo que las condiciones del toro permiten, a fin de no deshacer por un afán de palmas lo hecho con anterioridad.


  Después de leerlo, cualquiera diría que el señor Uno al Sesgo estuvo viendo a Castella, Talavante y sobre todo a Manzanares la tarde de los victorianos. Iré subiendo más fragmentos de este libro que merecen la pena, algunos aclaratorios sobre temas muy controvertidos.


viernes, 18 de mayo de 2012

Hola figuras, adiós figuras

Alejandro Talavante, hasta el 6 de junio, si te he visto no me acuerdo



 Seguimos de toros por Madrid, el desproporcionado maratón taurino de San Isidro no ha llegado aún ni a la mitad del ciclo. Ayer la plaza estaba a reventar, hicieron acto de presencia las que dicen máximas figuras del toreo, y digo "dicen" porque a mi entender no pueden ser calificados como figuras unos toreros que comparecen solamente un día en todo el ciclo isidril, serán grandes toreros pero una figura del toreo debe demostrarlo en Madrid por encima de todas las plazas, tendrá que soportar la presión del público que, como siempre ha sucedido, los recibirá con la máxima imposición, habrá de convencerlos con su buen hacer y finalmente deleitarlos con su arte y su sabiduría.  

  Lejos de aquellos tiempos en los que las figuras soportaban el peso de la que era la mejor feria del mundo, ahora, como digo, comparecen a una sola tarde,  y claro, esta situación se convierte en un arma de doble filo y pasan cosas que no son normales en esta plaza. Todo el público taurino de España quiere estar en día tan señalado, es la única oportunidad para ver a los artistas, partidarios de todas las provincias llegan a Las Ventas deseosos de animar a su torero. Incluso el público madrileño, cansado de la mediocridad que soporta día tras día quiere ver algo bonito a toda costa, es la única oportunidad. Todo ello torna en una actitud contagiosa en favor de los toreros, de júbilo, y hace que la plaza de Madrid pierda el acertado criterio que mantiene otras tardes de San Isidro valorando a los toreros que no son figuras.

  Pero no todo son alabanzas, acertadamente la exigencia está por encima del resto de toreros y, como secularmente ha sucedido en esta plaza, hay un sector iconoclasta que reniega de los máximos espadas, achacándoles muchos de los males que se sufren en la Fiesta, alguno degenera de tal forma que renegará pase lo que pase, los cabales opinan diligentemente con su compañero o los vecinos de todos los días, y los sabios callan.

  Entre estas dos corrientes que he descrito, en los últimos años, se viene produciendo un ambiente de tensión en los tendidos muy desagradable que tendría solución si, por ejemplo, Manzanares y Talavante comparecieran en San Isidro cuatro o cinco tardes y el público de Madrid se habituara con ellos, haciendo el esfuerzo con alguna ganadería en buen momento del gusto de la afición, léase Celestino Cuadri, Dolores Aguirre o Albaserrada, y además se dejaran de producir los bailes de corrales de los últimos años que son muy indecentes. Los toreros también se quitarían el peso de tener que jugárselo todo a una carta y demostrar su saber en una sola comparecencia.

  Y ya entrando en materia hay que decir que ayer se lidió un encierro de Victoriano del Río, ganadería que se encuentra en mal momento como ayer se vio, remendado con un toro del hierro de Cortés que nunca debió saltar al ruedo pues tenía facha de novillo. No ha habido la mansedumbre de todas las tardes anteriores, los animales, en general, han empujado mucho y bien en la primera vara y se les ha perdonado la segunda.

  Se ha bregado magnífico, las cuadrillas han estado perfectamente colocadas en el ruedo y las lidias han sido rápidas y muy limpias. Gracias a ello se ha evitado alguna desgracia. La cuadrilla de Manzanares trae justa ventaja por la labor de otras tardes, estuvo fenomenal con el quinto toro de la tarde pero fue mal aplaudida en el segundo por unos pares que Curro Javier afrontó excesivamente sesgado. Por contra, la excelente cuadrilla de Castella ha pasado desapercibida y estuvo superior en los dos toros; Javier Ambel echó una gran tarde.

  Hoy, por falta de tiempo, voy a ser injusto ya que no voy a detallar en demasía lo que se hizo bien y mal a tenor del comportamiento de cada toro. Castella tuvo el pundonor y la casta torera de estoquear a sus dos ejemplares con una cornada de diez centímetros en el muslo, dejando a un lado esta proeza sobrehumana hay que decir que ha estado igual que siempre, el que lo haya visto todos estos años no necesita más explicación.

  Manzanares no tuvo su tarde, peleó con sus toros muy al abrigo de las tablas quizá por desconfianza. Lo más jaelado fue una tanda de derechazos ligada al relance en la que echó por tierra las máximas aquellas de parar, templar y mandar. Se mantuvo muy firme pero también a merced de su segundo oponente, un toro violento que tiraba el hachazo. Esto es un alarde de valor que se debe valorar como tal ya que puede costar una cornada, pero no es torear.

  Talavante tuvo un lote regulero, el primero fue muy blando y no servía para el toreo tan obligado que el extremeño pide a sus toros. El animal que cerró la corrida acortaba el viaje y tampoco le permitió deleitar al público con su exquisito toreo de muleta. Dejó bonitos lances de capa.

  Pienso que estos toreros están demasiado acostumbrados a toros que dejan estar en la cara con mucha tranquilidad, animales que permiten cualquier alarde, lo cual explica que permanezcan continuamente abstraídos en la estética y que en ningún momento se preocupen por enseñar a los animales a embestir y menos aún por dominarlos y someterlos convenientemente. Como ejemplo sirvan esos lances de recibo en los que sueltan el capote y dejan pasar el toro a su aire o los recortes que tanto perjudican; con la muleta, se inician muchas faenas con un batiburrillo de invertidos por la espalda, estatuarios por alto mezclados con remates por bajo ignorando la condición del toro, quebrantando en exceso el arrojo del animal. En resumen, están tan acostumbrados a toros tremendamente nobles y boyantes que se quiere hacer siempre la misma faena y eso no sirve, para eso están los carretones, unas veces, como ocurrió ayer, habrá que someter para después torear, y otras, si el toro lo permite, destacará el estilismo.   

   

martes, 15 de mayo de 2012

Novillada de Buenavista

  Un servidor no ha podido ir a la primera novillada de Feria así que en cuanto he podido he recabado información para hacerme una idea de lo ocurrido, sin duda la mejor opción es sondear entre buenos aficionados y sacar conclusiones.

  Como notas positivas se destaca la personalidad de Gonzalo Caballero que en cada actuación viene dando un toque de atención y está cogiendo cartel entre los aficionados. Remató una buena faena con la que parace la estocada de la Feria hasta la fecha, al menos a razón de la imagen que les muestro a continuación.

  Se jugó un sobrero de Couto de Fornilhos de brava embestida. Además, ha destacado Paco Chaves a la brega y con los palitroques, de lo cual nos alegramos enormemente. Curro Robles ha hecho gala de su veteranía con una actuación muy sobria.

  En la parte negativa nuevamente la presentación del encierro, desigual y en algunos momentos por debajo del trapío que corresponde a la plaza. Tulio Salguero y en especial Conchi Ríos con el novillo portugués, no han dejado buena impresión.



  Dejo unas fotografías que ilustran algunos momentos del festejo, cedidas por @txopopastor, a quien doy las gracias y felicito por tan certero objetivo.


Estocada hasta la gamuza en la yema, cruzando perfecto y entrando más derecho que una vela, con el cuerpo detrás de la espada. Gonzalo Caballero, novillero que ilusiona a la afición.




Hasta hace poco lo hemos visto como novillero, en esta temporada, con dos actuaciones en Las Ventas ha demostrado que estamos ante un gran torero de plata. Paco Chaves, un día se quitará la espina con uno de los grises...




Indiano, de Couto de Fornilhos, antes de derribar en el primer encuentro. Un torrente de bravura en el último tercio




Curro Robles, con los pies asentados en la arena se apoya en los palos para salir de la reunión, en esta ocasión algo pasada, el par y la reunión

lunes, 14 de mayo de 2012

Horror


El tercero de la tarde, de Valdefresno, un toro para Benidorm

 
  Tres corridas de toros llevamos esta Feria y a cuál más vacia, lo peor es que esta ignominia que estamos sufriendo los aficionados parece que no tiene límites, todos  culpables: ganaderos, empresa, autoridad y toreros. Es imposible crear afición con espectáculo tan funesto, y un milagro que algunos aficionados impenitentes sigan acudiendo a la plaza, eso sí, cada vez menos a tenor de lo vivido hasta el momento.

  Después de la terrible mansada del Cortijillo prosiguió una corrida de toros regordía y acochinada de Montalvo que no se podía tener en pie, inválida por falta de casta y exceso de pienso. Un auténtico calvario para el aficionado a toros. Y los berrendos de Martínez que presume el ganadero en el campo porque nadie los quiere...

  Cuando pensábamos que la cosa no podía empeorar nos encontramos con un atasco de camiones en los aledaños de Las Ventas -el primero de unos cuantos que desgraciadamente se esperan-. La corrida del Vellosino es rechazada y el ganadero decide lidiar dos, y qué dos. Viva el honor de los criadores de bravo. Lo de ayer fue un espectáculo bochornoso del que sentí vergüenza ajena y como dije al principio todos tienen la culpa. Un encierro pésimamente presentado, con animales verdaderamente birriosos que fueron lidiados de forma desastrosa por los toreros.

  Finalmente entraron cuatro remiendos de Valdefresno, el primero fue el más en tipo, escurrido de atrás como todos sus hermanos pero serio, con mucha caja y generosa arboladura. Un ejemplar blando y voluntarioso que necesitaba una faena de enfermería con la que más de una figura hubiera sacado petróleo, Tejela lo frió a pases de aquí para allá sin ningún sentido. El cuarto fue un toro descastado y manso que topaba en la muleta y embestía pegando saltos, Tejela se limitó a abreviar porque en esta tauromaquia moderna a la mayoría de los espadas sólo les cabe el toreo ligado y en redondo de cualquier forma, y si no se abrevia y el torero queda por debajo del comportamiento del toro. Dónde quedó ese orgullo torero de imponerse y mandar a todos los toros sea cual fuere su condición. Conste que esta última reflexión sirve para los tres espadas de ayer y la práctica totalidad del escalafón. 

  En segundo lugar salió un bebé del Vellosino de pelo castaño, cabezón y cornicorto que apenas fue protestado por unos pocos aficionados. Miguel Tendero no está para estas lides, calamitoso toda la tarde. Lidió nefasto a base de tirones, incluso pretendió cambiar el tercio con sólo un picotazo, y en la muleta fue incapaz de embarcar la embestida del animal con un mínimo de temple ni una sola vez, todo fueron trapazos y enganchones. En quinto lugar vimos una sardinilla inmunda con cuerpo de utrero que por sus hechuras nada recordaba a los toros de Lisardo, fue protestado pero en otros tiempos lo que se vio ayer en la plaza de Madrid hubiera supuesto un altercado de orden público, qué bichejos! Para más inri, la mona era un manso aquerenciado en tableros que nada quería saber de la pelea. Tendero las pasó canutas para lidiarlo y llevarlo a los caballos, sin recursos.

  Juan del Álamo, un sibarita que en época de novillero rehusaba comparecer en nuestra plaza con reses de Santa Coloma, pues a tenor de lo presenciado en el día de ayer bien le hubiera venido corregir estos hábitos y formarse con reses de toda condición para aprender el noble arte de lidiar toros. Demostró una incapacidad tremenda lidiando al sexto, moliendo el toro a capotazos para intentar picarlo en la contraquerencia por pura cabezonería e impericia; finalmente el bicho se fue a su aire al caballo de la puerta ante la inoperancia de la cuadrilla y el capataz de la misma. Luego intentó matar al manso en suerte natural hasta cuatro veces seguidas y antes, en el tercero de la tarde, nos obsequió con una estocada envainada que fue muy aplaudida por los tendidos de sombra, el acabose. Por tal proeza se permitió el lujo de saludar en el tercio, después de una faena en la que se vio una tanda al natural potable y el restó ligazón de cualquier manera.

 
  Mucho ánimo para la afición que nos va a hacer falta.
 

viernes, 11 de mayo de 2012

El Cortijillo

La cuadrilla de Leandro, los toreros Rafael González, Miguel Martín y José Andrés Gonzalo

  Poco nos vamos a extender con las reses del Cortijillo, y es que la primera de Feria ha sido una soberana mansada como hacía tiempo que no se veía por nuestra plaza, de principio a fin en todos los toros, sólo faltó que alguno saltara la barrera para poner la guinda al pastel de la cobardía. No obstante, sin seguir orden sucesivo, la gama ha sido amplia: desde el que no toma un capotazo de salida, pasando por el najado en varas, el que pega coces al caballo, el que arrea cuando cree tomar el bulto, el marmolillo, el rajado, el que lo tiene todo guardado y el clásico que quiere volver al placer de la dehesa instalándose en la puerta de toriles. Los picadores se han tenido que emplear en la suerte de la carioca, un recurso muy válido en la tarde de hoy con semejante moruchada.

  De lámina ha sido guapa y en tipo, variada de capas, todos cinqueños salvo el cuarto de la tarde, del hierro de Lozano Hermanos, que junto al Cortijillo forman las marcas blancas de Alcurrucén. No recuerdo en la actualidad ninguna casa ganadera en la que funcionen los hierros "b", ahí está Benjumea, Cortés, Vegahermosa... y es que no se puede acaparar tanto ni descuidar nunca la sagrada prueba de la selección. No veo otra razón que explique el anodino espectáculo que se ha presenciado hoy en la plaza, a menos que nos aferremos a la casualidad o el capricho de la Providencia.

  De la terna ahorramos comentarios para días venideros y sólo significamos el oficio de Abellán. Inició la faena del cuarto con unos doblones por abajo dominadores y al natural dejó algún lance de notable alto. Movió los caballos con el cuarto para eficacia de la lidia, teniendo que bregar posteriormente en la misma puerta de toriles con un animal que  a punto estuvo de arrollarlo cuando sintió el frío del acero.

  Buena cuadrilla la de Leandro en banderillas, Miguel Martín saludó tras dos buenos pares con el toro tercero y el gran Rafael González, con el quinto, colocó un extraordinario par de poder a poder que resultó lo más torero de la tarde.

domingo, 6 de mayo de 2012

Martín Lorca


  Con muy poco público y media provincia de Salamanca en los tendidos se ha lidiado una corrida de toros del hierro de Martín Lorca, remendada en tercer lugar con un toro de Escribano Martín perteneciente a la misma casa ganadera; procedencia Domecq. Desigualmente presentados como corresponde a los guarismos que lucían en las paletillas, con los tres años posibles que pueden jugarse en la presente temporada. Quinto y sexto bastos y regordíos; tercero y el retaco que hizo cuarto mucho más finos que sus hermanos.
  De juego dispar que desglosamos a continuación, si bien la sensación al salir del festejo ha sido de falta de fuerzas rozando la invalidez, nobleza extrema, condición mansa y embestidas tremendamente pastueñas. Salvamos el interesante tercero, del hierro de Escribano Martín, encastado. Y quizás el cuarto, que hizo la pelea más interesante en varas -que no brava- aunque desarrolló a menos y fue remiso en la muleta, media casta.


En tercer lugar el remiendo del encierro, del otro hierro de la casa. Un buen toro.

  Salvador Vega recibió al primero con unas bonitas verónicas rodilla en tierra y pare usted de contar, lo cierto es que no ha tenido su tarde. Nunca se aclimató a las dulces y humilladas arremetidas del toro que abrió plaza, un animal que se cayó varias veces en los primeros tercios. Lo despachó de estocada caída al encuentro: toda una fortuna para Salvador que ya se encontraba por la plaza de Manuel Becerra y casualmente apareció por allí el toro para clavarle el sable.

   Se agredece enormemente que Salvador mostrara en el caballo al castaño que hizo cuarto, a petición de algunos aficionados tras una larga y corajuda pelea en el primer envite seguida de una espantada. Se arrancó alegre para un segundo puyazo y fue rápidamente quitado por los peones, saliendo nuevamente sueltecito. Embiste con codicia en la muleta, es muy tardo y necesita mucha provocación que nunca llegó por parte de Salvador, dando dos tandas aceptables por el lado derecho cuando al bicho le vino en gana. Obsequia al personal con una retahíla de pinchazos y bajonazos, todos ellos en los mismos terrenos y en la misma suerte, recibiendo un aviso del usía. Mal día para Salvador.


  El segundo es un toro cinqueño de traje negro, con rizos y amplitud de astas, apodado Jaranero para más señas. Gallo lo saluda con unas verónicas medianas. En el primer encuentro sale sin nada de celo y en el segundo se cae o lo tira el peón, quién sabe. Es lidiado eficazmente por la cuadrilla del torero charro, que en la segunda tanda de muletazos se quedó sin enemigo y tuvo que emplearse con mucha firmeza en el toreo de cercanías, aunque citando en muchas ocasiones desde los costados con un animal muy aplomado que permitía mayor sinceridad en algunos pasajes de la faena. Calienta al público con pases circulares, pincha y deja una estocada completa en el rincón.

  Festivo no hizo nada por su nombre, más bien fue Gallo quien puso toda su voluntad por dar fiesta a los asistentes. Dos puñales mirando al cielo y 547 kilos de mansedumbre para bregar con ellos, que por hechuras parecen muchos más. Recibe una caricia en chiqueros y otra en la puerta de la enfermería, derribando en una tercera a José Ney Zambrano, justo en el momento que levantó el palo. Festivo aprovecha la coyuntura y se encela con el caballo mientras varios monos intentan colearlo en vano hasta que el toro, por su propia gana, sale de najas. Una buena tanda de derechazos tirando del bicho, mandando, y varios naturales sueltos superiores fue todo lo que Gallo pudo sacar de un animal muy parado y descastado. Da un pase circular para regocijo de sus paisanos e intenta un segundo sin éxito. Acaba con el negrito de un pinchazo y una estocada ida. Vuelta al ruedo tras petición en sendos toros.


  El tercero salió del calabozo y se emplazó en los medios, levantado, aquí estoy yo! Humano de nombre, cuatreño, pelo negro salpicado, fino y bien colocado de armas. Buena lid en el primer puyazo y rajado en el segundo huye a terrenos del uno. Galopa en banderillas y crea muchos problemas a la infantería. Con buen propósito, Oliva Soto se dobla con el toro de inicio intentando mitigar el temperamento del bicho. Una vez en redondo no consiguió calentar los ánimos, despegado, eléctrico y muy a merced de las fuertes embestidas del encastado animal. Mal con la espada, tuvo que liquidar al toro con el descabello.

  Cierra el encierro un colorado que llaman Finlandés, de muchas arrobas y acapachado de cuerna. Sin recibir apenas castigo, perdiendo las manos varias veces, chochón y de embestida desigual que Oliva Soto nunca consiguió gobernar. Desconfiado con la espada es auxiliado por su cuadrilla que a base de capotazos echan el toro a tierra.


  Destacamos la buena tarde de Pedro José Cebadera, de la cuadrilla de Eduardo Gallo, solvente con los palos, atento y muy bien colocado toda la función. Incluso tuvo que bregar con un gallo que los entusiastas partidarios gallistas (qué bien suena) arrojaron al ruedo; el pájaro tuvo muchos pies y más casta que algunos de Martín Lorca.


La afición gallista

jueves, 3 de mayo de 2012

Los Bayones

   La seriedad del sobrero de José Luis Iniesta

    Dejo algunos retazos de la tradicional corrida goyesca del 2 de Mayo, ruinosa para la empresa debido al escaso público congregado con aproximadamente un tercio de plaza. El aficionado de todos los días al fin ha tenido una merecida tregua en lo que al clima se refiere: temperatura agradable y ausencia de viento para bien del toreo. El cartel muy del gusto de la plaza con Fundi, Sergio Aguilar y Morenito de Aranda.

   Se anunciaban toros de Los Bayones que tuvieron que ser remendados con dos ejemplares del hierro secundario de la casa, llamado Abilio y Ramiro Hernández. El primero no era apto para la lidia y fue devuelto por uno de José Luis Iniesta, un señor toro de capa castaña, cinqueño, aleonado y muy serio; aquerenciado en los tableros del 4 en los primeros tercios y con lo justo para la muleta.
  El resto muy desigual de lámina, feotes. Segundo y cuarto sin el trapío que corresponde a esto de Atanasio-Lisardo-Domecq ni el remate que debiera en esta plaza. Tercero y quinto más en el tipo: bastotes y cabezones. Cerró el encierro un toro de Abilio y Ramiro Hernández, con cuatro años recien cumplidos, cara de niño y falto de seriedad. Cuidados y mansos en varas, sin fuerzas, chochones, nobles y rajados rápidamente para la muleta.

  Exquisita la lidia del primero por el Fundi, que fue a buscarlo a sus terrenos de salida desconociendo las reacciones que podía tener el bicho, capeándolo con muy buenas formas. Atendiendo a las querencias del animal, ordenó cambiar los terrenos al picador de tanda aunque el toro no se dejó y el tercio resultó deslucido a pesar de la inteligencia y buena disposición del espada. Faena justa y medida con la muleta, con dos tandas muy templadas por el izquierdo rematada con una estocada en la yema al segundo intento, de despaciosa ejecución.
  No podemos decir lo mismo de su labor con el cuarto, un ejemplar manso en el caballo, con media arrancada por el derecho y revoltoso por el izquierdo al que Fundi no logró imponerse, siendo incluso desarmado por el bicho. Lo despena de una media en los bajos.


Fundi no manda con el cuarto


  Sergio Aguilar se llevó el peor lote, el primero rajado y el otro un buey de carreta, y fue una lástima porque las maneras que apuntó con el segundo de la tarde, en dos tandas al natural, fueron de verdadera categoría. Como siempre ocurre con este torero, por unas cosas o por otras, nos quedamos con la miel en los labios...


Las formas de Aguilar


  Morenito de Aranda trajo muchas amistades a la plaza y sus méritos fueron valorados en exceso, lo cual no es impedimento para reconocer lo buen torero que es, con capote y muleta, tratando siempre de gobernar la embestida de los toros en redondo con los engaños muy por abajo. Él y su cuadrilla estuvieron toda la tarde muy pendientes de la lidia, intentando extraer lo máximo del ganado. Firmó el mejor toreo de capa de la tarde cuando paró al tercero a la verónica, sin embargo, planteó la faena de muleta equivocadamente por el lado derecho, ya que el toro era mucho más claro por el izquierdo como se vio en dos buenas series muy ceñidas que a la postre resultó lo mejor del encierro con la franela. Aprovechando las querencias dejó algunos muletazos por bajo de bello trazo, al más puro estilo Morenito. Estocada contraria atracándose de toro.
  El sexto perdía las manos cada vez que Morenito trataba de llevarlo humillado por donde él quería, es un torero que exige muchísimo a los toros.



Morenito siempre por bajo
 


  Mención aparte merece el tercio de banderillas protagonizado por Luis Carlos Aranda en el tercero de la tarde, torero que el año pasado no vimos por nuestra plaza. Pero ayer se desquitó, vaya que si lo hizo, y la afición también se sacó la espina tributándole una atronadora ovación levantados de sus asientos, emocionados, en la que por un instante el ruido era tal que parecía que la plaza estuviera llena a reventar.
  Fue ponerse en la rectitud del toro palitroques en mano y Luis Carlos parecía decir "aquí estoy yo de nuevo y ahora lo váis a ver". Dos pares por el pitón derecho a cual mejor, con una torería sin igual, cuarteando con una despaciosidad pasmosa, dejando los palos en la misma cara del toro. Y como la perfección es casi imposible de alcanzar en el primero tuvo que refugiarse en la tronera y en el siguiente tomó la honrosa decisión de no saltar al callejón.


Luis Carlos Aranda, torero de Madrid


  Tanto Sergio Aguilar como Morenito de Aranda usaron estoques con la empuñadura similar a una pala de cavar agujeros, que seguro ayudan a imprimir más fuerza al meter el brazo pero son muy desagradables a la vista.