miércoles, 18 de julio de 2012

La temporada de Madrid y Hemingway


Portada del libro Muerte en la tarde, de donde salen algunos escritos de esta entrada


  Reconozco con orgullo mi debilidad por la plaza de Madrid, su historia, su afición y todo lo que le rodea, quizás por ser el lugar donde uno ha aprendido lo poco que sabe. Al igual que tengo inclinación por la literatura de Hemingway, seguramente por ese estilo tan realista que lo caracteriza, el cual admiro y me siento identificado.

  Esta, por ejemplo, sería una opinión de Hemingway sobre Madrid allá por los años 20, desfasada si la trasladamos a las ferias de abono vigentes pero válida si la aplicamos al clásico tercio de entrada de un domingo cualquiera:

Aranjuez sería un excelente lugar para ver su primera corrida. Sería un buen lugar, mucho mejor que Madrid, si únicamente piensa ver una corrida, pues posee todo el colorido y el pintoresquismo que se requiere cuando todavía se está en la etapa de apreciar el espectáculo. Más adelante, lo que se busca en una corrida, además de buenos toros y buenos matadores, es un buen público, que no es el que asiste a la fiesta donde se celebra una corrida, todos beben, se lo pasan muy bien y las mujeres acuden con traje típico; ni es el público borracho danzarín de Pamplona, ni el de los toreristas patrióticos de Valencia. Un buen público es el de Madrid, pero no el de las corridas de beneficencia con decoraciones vistosas, mucho espectáculo y precios elevados, sino el publico serio de los abonos que sabe de toreo, toros y toreros, que distingue lo bueno de lo malo, lo fingido de lo sincero, y a quien el torero debe ofrecer lo mejor de sí mismo. Lo pintoresco sirve para cuando eres joven o estás un poco bebido y todo te parece real, si nunca has llegado a madurar, si estás con una chica que nunca lo ha visto, para verlo una sola vez en una temporada  o para aquellos a quienes de verdad les atrae lo pintoresco. Pero si realmente desea aprender de toros, si le llegan a gustar, tarde o temprano tendrá que ir a Madrid.



  Por todos es conocido la desidia de la actual empresa por la temporada de toros en Madrid, actitud que también es válida para el rentable abono de ferias, en otro tiempo un bien muy preciado que ahora está a la baja, en decadencia. Pese a las protestas y reivindicaciones de muchos sectores de la afición madrileña solicitando una labor seria para la recuperación de los festejos de fin de semana, verdadera idiosincrasia de la plaza donde se forman buenos aficionados, los resultados siguen siendo desalentadores, encontrándonos con una programación de festejos que más bien parece maquinada para echar al público del coso y argumentar de este modo el cierre definitivo de la temporada, convirtiendo Madrid en una plaza de ferias como otra cualquiera.  No sabemos qué oscuros intereses motivan este proceder aunque podemos imaginarlos, las promesas que los mandamases hacían a principios de año se confirman como auténticas engañifas vistas las combinaciones en el abono y fuera del mismo que, a mi juicio, tanto en una como en otra variante, son las de menor interés en las últimas temporadas.
  El sinsentido y abaratamiento de costes rige cualquier movimiento de la empresa Taurodelta, y sólo de esta manera podemos entender que se repitan una y otra vez las mismas ganaderías que pegan el petardo y muestran no sólo una preocupante falta de bravura sino también de fuerzas, y no es que se insista de un año para otro como era costumbre, sino que se repiten de un día para otro, como es el caso de la ganadería de José Luis Pereda. Si hablamos de toreros, el patrón de comportamiento es el mismo, no existe justicia con los de a pie, ni se valoran los méritos ganados a pulso en el ruedo. Las combinaciones suelen ser esperpénticas, carentes del mínimo interés. 
  Hoy se han hecho públicos los carteles para el mes de agosto, en la misma tónica que estoy argumentando, antes, los sufridos aficionados venteños tendrán que soportar una novillada de La Guadamilla y otra de Garcigrande.  Juzguen ustedes mismos:

 -Toros del Conde de la Maza para Aníbal Ruiz, Sergio Marín y Juan Antonio Siro (confirma alternativa). 5 de agosto.
 -Novillos de Soto de la Fuente para Javier Antón (presentación en Madrid), Ángel Bravo y Emilio Huertas. 12 de agosto.
 -Toros de Gavira para Leandro, Fernando Cruz y Miguel Ángel Delgado (confirma alternativa). 15 de agosto.
 -Toros de José Luis Pereda y la Dehesilla para Sergio Aguilar, Octavio Chacón y Gabriel Picazo. 19 de agosto.
 -Novillos de Villamarta para Miguel Hernández “Miguelín”, Raúl Cámara (se presenta) y Luis Gerpe. 26 de agosto.


  Conde de la Maza, a pesar del interés y de la buena filosofía que impera en esta casa, el verano pasado echó un encierro malo. Gavira, viene dando un petardo tras otro en Madrid, incluso, fue capaz de parar la meteórica ascension de Fandiño y David Mora en la última Feria de Otoño. Pereda echó una corrida plomiza en abril y otras tantas que se han visto, los mentideros dicen que hay un cartel de 2x1 a la entrada de la finca. Soto de la Fuente está formada con reses de Luis Algarra, ganadería que ha lidiado recientemente en nuestra plaza mostrando una preocupante falta de casta, los datos que encuentro acerca de Soto de la Fuente los dos últimos años han sido en festejos de rejones. Y Villamarta, que lidió una novillada la temporada 2011 en Sevilla y según las reseñas dio un comportamiento manso y descastado. 
  Tampoco vemos toreros que estén en buen momento, de los que vienen arrasando allí donde torean, o toreros del gusto de la plaza, con las honrosas excepciones de Fernando Cruz y Sergio Aguilar. ¿Dónde están Javier Castaño, Alberto Aguilar, Antonio Nazaré, Fernando Robleño, Jiménez Fortes, Eduardo Gallo, Raúl Velasco, Andrés Palacios... y tantos otros que han hecho méritos?
  Con semejante percal la desazón invade una vez más al aficionado venteño que ve como su querida plaza de temporada se va marchitando poco a poco sin que el estamento competente de la Comunidad de Madrid mueva un dedo por evitarlo y sin que la Empresa tenga una mínima consideración con la opinión del cliente. Y nuevamente recurro a Hemingway en un brillante extracto de Muerte en la tarde. Él me da algunas respuestas que invaden esa cabeza de aficionado que a todo le da vueltas, no es una opinión inapelable por supuesto, pero sí contiene ciertas sentencias explicadas con su estilo inconfundible, nítido y directo, que no dejan indiferente al lector. Merece la pena transcribirlo:

Una  vez que has asistido a corridas durante cierto tiempo, cuando te das cuenta de lo que pueden llegar a ser si acaban gustándote, tarde o temprano te verás obligado a adoptar una posición definitiva al respecto. O defiendes los toros verdaderos, la lidia completa, y esperas a que se formen buenos diestros que sepan torear, por ejemplo, como lo hace Marcial Lalanda, y que surja un gran torero capaz de romper las reglas, como hizo Belmonte, o bien aceptas la condición de la fiesta actual, conoces a los toreros, entiendes su punto de vista -en la vida siempre hay excusas buenas y válidas para cualquier fallo-, te pones en su lugar, achacas sus desastres a los toros con los que fracasan y aguardas a que aparezca el animal que desean. Pero cuando lo haces, te vuelves tan culpable como todos aquellos que viven del toreo y lo destruyen, e incluso más culpable, porque estás pagando para contribuir a destruirlo. Muy bien, ¿pero qué es lo que tienes que hacer? ¿Debes permanecer al margen? Es una posibilidad, pero sería como tirar piedras a tu propio tejado. Mientras la fiesta te siga gustando, tienes derecho a acudir a verla. Puedes protestar, puedes hablar, puedes convencer a los otros de lo idiotas que son, pero son manifestaciones completamente inútiles, por más que las protestas resulten necesarias cuando estás en la plaza. Sin embargo, hay una cosa que sí puedes hacer, y es saber lo que es bueno y lo que es malo, apreciar lo nuevo, pero no permitir que nada confunda tus criterios. Puedes continuar asistiendo a las corridas, aunque sean malas, pero no aplaudir jamás lo que no sea bueno. Como espectador, debes mostrar tu aprecio por una actuación buena y valiosa aunque no haya sido brillante. Debes valorar la lidia ajustada y la muerte cabal de un toro con el que es imposible lucirse. Un torero no será mejor que su publico por mucho tiempo. Si éste prefiere los artificios a la sinceridad, en poco tiempo el diestro sólo utilizará artificios. Para que surja un buen torero y siga siendo honrado y sincero y no se sirva de trucos ni mistificaciones debe existir un núcleo de espectadores para quienes lidiar cuando aparezca. Si todo esto se parece demasiado a un programa de Christian Endeavor**, permítanme añadir que soy un firme defensor del lanzamiento de almohadillas de todos los pesos, trozos de pan, naranjas, hortalizas, animalillos muertos de todo tipo, incluidos pescados y, si es necesario, de botellas, siempre que no se arrojen a las cabezas de los toreros. Incluso en algunos casos soy partidario de prenderle fuego a una plaza si las protestas decentes y respetables no han surtido efecto.


**Organización estadounidense, fundada en 1881, dedicada a promover la vida espiritual entre los jóvenes, bajo el lema: "Para Cristo y la Iglesia". De niño, Hemingway fue miembro de la Christian Endeavor Society.


4 comentarios:

Jose Morente dijo...

"Como espectador, debes mostrar tu aprecio por una actuación buena y valiosa aunque no haya sido brillante. Debes valorar la lidia ajustada y la muerte cabal de un toro con el que es imposible lucirse"

Exacto.

Hemingway, sencillamente genial

(Y decían algunos que no entendía de toros...)

Un abrazo

PD. Sólo disiento del último párrafo (almohadillas, naranjas, piromanía con las plazas) pero hay que entender que está escrito hace casi 100 años...

eldesjarretedeacho.blogspot.com dijo...

El problema que plantea (por lo general) el toreo actual, es que los toreros se enfrentan a toros que tienen las mismas características de bobalicones, colaboradores y artistas. De manera que este tipo de toreo es predecible y le resta emoción al espectáculo .

Saludos,

POCHO PACCINI

Dominguillos dijo...

Sr. Morente:

Y a mi que esas broncas foribundas me parecen bien porque son sinónimo de pasión, siempre y cuando no se llegue a agredir a los toreros ni a dañar la plaza por supuesto.

Tengo debilidad por Hemingway como dije, Muerte en la tarde lo leí hace muchos años, lo recuperé de la estantería y salió esta entrada. No sé si sabía o no sabía de toros, siempre hay alguien dispuesto a cuestionar al prójimo, mejor no haremos caso porque en verdad la Taurmaquia ha de estar muy agradecida de la afición que Hemingway tenía por los toros.

Un abrazo

Dominguillos dijo...

Pocho Paccini Bustos:

Pues seguramente que así sea, cuando no encuentro prácticamente aliciente en acudir a la plaza cuando se trata de ganaderías previsibles por su comportamiento blando y dócil.

Saludos