miércoles, 1 de mayo de 2024

Hay que picar

 

   Estamos comprobando últimamente que hasta en las plazas repletas de aficionados, no digamos en las otras, cuando llega el tercio de varas, lo que se le pide con ansia al picador desde los tendidos es aquello que tanto se escucha de "¡levanta la vara!". No se tolera que el del castoreño se aplique en su función, y lo que se demanda a toda costa es que el picador acabe en la postura que pueden ver a continuación. Es decir, lo que muchos aficionados denominan "hacer la mayonesa", esta es la suerte que ahora se lleva, la que gusta, la que el público y los aficionados exigen y cierta mayoría no deja de protestar hasta que la ejecutan.

 

La mayonesa, la baticao, el puyazo de hogaño


Los incautos más desaforados gritan aquello de "¡levanta la vara!" incluso cuando el toro está empujando, poniendo en un brete al pica y su jaco. Así que, por unas o por otras, los tercios de varas de las corridas actuales, la mayor parte, se resuelven con esta "mayonesa" o "baticao", postura o suerte infame, que trasmite debilidad del toro, superioridad inmensa del acorazado, desigualdad en la lid, y no atesora nada de torería. Se da la paradoja que los picadores, si gustan y créanme que suelen gustar, con esta "suerte" pueden hacer muchísimo daño a los toros. Muy sencillo, mueven el brazo de un lado a otro, generando nuevos cortes con la pirámide de la puya, haciendo un boquete al animal; o giran la muñeca que sujeta la vara como si empuñaran un destornillador y apretaran y desapretaran un tornillo, es decir barrenando. Y el público tan feliz porque el picador "ha levantado la vara". 

Sí, estoy harto de esta aberrante suerte, si es que podemos llamarlo de este modo. A los toros hay que picarlos, el picador tiene que sujetar la vara, no debe recargar percutiendo, esto es, sacar y meter el palo repetidamente ni, por supuesto, barrenar. Hay que instar a los matadores para que saquen a los toros del castigo cuanto antes, no a los picadores, y mucho menos pedir que levanten la vara cuando los toros están empujando porque la puya es su única defensa y la de la cabalgadura. 

Es motivo de gozo para el aficionado y síntoma de bravura que los astados se crezcan al castigo, metan los riñones y empujen en el peto. Si esto sucede el picador no tiene porqué "levantar la vara" y adoptar la infame postura que motiva este artículo. El jinete se puede defender en todo momento, ojo, decimos defender no masacrar, contando con que el puyazo haya caído en buen sitio de manera que el animal no se lastime. Si el toro se encela en el caballo por bravo, véase un Bombito (Miura), un Fusilito (Palha) o un Bastonito (Ibán) podrá quitar el palo para que le metan el capote al hocico o, llegado el caso, lo coleen. Ojalá pasara esto más a menudo, porque es gloria bendita para el aficionado. 

La puya sirve para ahormar al toro, no para ejecutarlo, no para masacrarlo, el picador ha de sujetar el puyazo midiendo la intensidad y la fuerza con que lo hace bastante lesiva es de por sí la puya que se utiliza y desmedida la dimensión del caballo, contando con que en Madrid el cornúpeta podrá entrar varias veces al jaco, es decir, no hay que cebarse en el primer puyazo, cosa que vemos muy habitualmente. Hay que ir calibrando la fuerza y la casta del toro, administrando el castigo en consecuencia.

“Levantar la vara” es una pantomima que sirve justo para lo contrario de lo que muchos piensan. Exijamos una suerte de varas bien hecha, pulcra y bien medida. Hay que picar, ¡basta de mayonesas!


Estética de picador, estética torera


Sujetar, no machacar, no barrenar, no percutir, simplemente sujetar al toro y medir el castigo





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