miércoles, 8 de abril de 2015

Queremos toros en el Batán (II)


 Huele a toros. Huele siempre allí, aunque los animales no estén. Pero ahora más. Porque el olor posee la presencia del animal bravo, con clara estampa amenazante, con distintas formas o hechuras, con la sin par belleza que el trapío impone.
El Santo que oraba y araba al mismo tiempo debe sonreír ante esas estampas que se reproducen un día sí y otro también en su honor. Estamos en San Isidro, amigos. Deme la mano y vamos a El Batán, como quien dice a la Andalucía de ahí al lado. Vamos a ver los toros en las corraletas del cortijo.


El Ruedo, 1975

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