viernes, 27 de diciembre de 2013

Los toros del 2013 (I)

  Demasiado tarde empezó el año taurino en Las Ventas, allá cuando finalizaba el mes de marzo y comenzaba la Semana Santa. Cada temporada retrasa un poco el inicio y adelanta el final, consecuencia del tejemaneje que se traen entre manos políticos y taurinos para borrar del mapa los domingos de toros y todo lo que no sean ferias de abonos cautivos que atraen el dinero fácil, y mucha pompa, dicho sea de paso. Menos mal que nos quitamos el mono en Valdemorillo con una victorinada amena y toreo de altos vuelos por parte de Alberto Lamelas y Fernando Cruz, el torero sin trampa ni cartón. Todavía recuerdo esa apabullante forma cargar la suerte, en el sentido más ingenuo de la expresión, rematando el muletazo en corto y en redondo, embraguetado en todo momento. Un torero, Fernando Cruz, de honestidad natural. 
  Pero volvamos al foro y su festejo de apertura con una ganadería que a priori sonaba muy apetecible: Torrestrella. Ganadería señera que traía buenos antecedentes con aquel sardo que trajo por el camino de la amargura a El Payo; en conjunto fue un encierro potable e interesante el que vimos en 2012. Todos los méritos contraídos los tiró por los suelos el ganadero esta temporada, no hizo los deberes y solo fue capaz de presentar cuatro toros, y debieron ser tres, entre medias se coló una cabra de monte, uno de los cornúpetas más feos del año que causó rechifla en los tendidos. Una vez en la lid fueron chochones y agarrados al piso. No obstante, el solo motivo de empezar el año con toros en vez de novillos ya fue motivo de celebración, como todo el mundo sabe: Madrid, plaza de novilladas. 

  La Semana Santa concluyó con agua bendita para el campo bravo, no tanto para el sufrido aficionado venteño que se quedó sin una seria corrida de toros de Peñajara y sin el esperado regreso de Fernando Cruz, in extremis, cuando ya teníamos nuestras posaderas sobre la piedra colmenareña del coso. Suspendida. Posteriormente, por imposición del Reglamento, pudimos devolver la entrada, aunque algún chino creo que no se percató de ello. Nos prometieron que buscarían un hueco para soltar aquellos bichos tan lustrosos que vimos en el apartado, al final todo quedó en una nueva mentira de Taurodelta. Desconozco dónde acabaron los Peñajara del Domingo de Resurrección, en manos del G5 seguro que no, de eso sí estoy seguro.


La corrida de Peñajara que nunca vimos

  Ya de lleno en temporada, en primavera, inmersos en los domingos del mes de abril, el aficionado madrileño volvió a su estado natural: novilladas de ganaderías sacadas de lo más profundo e ignoto del campo bravo, aderezado con novilleros mecánicos y desangelados, como sacados de una máquina de producir toreros en serie. Le colgaron la vitola de "certamen" y Telemolés ofreció el esperpento para toda España. Pasaron por la plaza, ofreciendo un espectáculo de animales contemporáneos al uso, blandos y más tontos que Abundio, las ganaderías de El Serrano, El Cotillo y Hermanos Collado Ruíz y La Martelilla (¡cuerpo a tierra!), que sorteó un sobrero. Salvaron la papeleta, con nota además, Javier Molina, ganadería a tener en cuenta con una regularidad muy buena, y Guadaira, últimamente más dócil que años atrás pero manteniendo un buen nivel de casta; las dos procedencia Jandilla-Fuente Ymbro.

  Llegó la miniferia en honor al histórico 2 de Mayo (cada vez más mini), con una novillada de El Montecillo en la que Paco Medina se sacó la espina de los petardos de años anteriores con su nuevo hierro de El Montecillo; buena novillada. Los toros corrieron a cargo de la familia Lozano, mediante los hierros de El Cortijillo y Lozano Hermanos. Como acostumbran, sobresalió la mansedumbre, pero en esta ocasión sacaron codicia en la muleta y quedó una buena tarde en la que la terna toreó a placer, tocando pelo todos ellos. Primer toque de atención de Antonio Ferrera y Alberto Aguilar.

  Hubo un receso antes de empezar la feria para ultrafondistas, con una corrida de toros de la siempre interesante vacada de Carriquiri. Ya quisieramos que fueran los originales toros navarricos con los que don Nazario ganó merecida reputación, pero esto es inviable, antes nos quedamos sin coletas en el escalafón. Ahora, el hierro de la "C" entrelazada lleva sangre Núñez, propiedad de Antonio Briones, y no lo hace nada mal a tenor de los resultados. Corrida con celo en el último tercio, mucho que torear para un confirmante como Arenas, el intermitente Oliva Soto o el pegapases de Esaú Fernández, demasiado diría yo. Entretanto se vio un burel de Aurelio Hernando, segundo de los tres sobreros que vimos a lo largo de la temporada; todos ellos con nervio, codicia y diferentes complicaciones en el tercio de muerte. De esta controvertida ganadería hablaremos con más detalle cuando lleguemos al ciclo de encastes minoritarios...

  Y llegó San Isidro, la ganga de Taurodelta. Ya lo dijo Paco Media-Luna en su Diccionario Cómico-Taurino; abonado: mina que las empresas explotan a su antojo sin cortapisas de ningún género. Cuánta razón. El problema es que los abonos caen a millares desde hace un par de temporadas, pero eso es harina de otro costal...
  Atrás quedó la funesta costumbre de abrir el ciclo con La Martelilla, alabado sea el Señor. Para esta ocasión anunciaron a José Luís Pereda, conocido hierro del aficionado madrileño que todos los años se prodiga varias tardes. Ganadería fetiche de Taurodelta, pues no se tiene constancia que aficionados o toreros la demanden. En su descargo apuntamos que últimamente está progresando, este año echó una corrida bien presentada en la que destacó la dureza de patas, ahora que bravura más bien poca.
  Siguió Los Bayones, ganadería que produce un jamón ibérico de bellota que es una delicia, ahora que de los toros mejor no hablamos... En los corrillos dicen que una vez echó un buen toro, memorias privilegiadas. Sin darnos cuenta, en los albores de la Feria, llegó una de los días señalados, don José Escolar Gil. Un encierro que metía miedo con su sola presencia, duros de pezuñas como es seña de identidad en la casa, aunque no llegó a romper en la muleta. Dejó para el recuerdo un buen toro, Bustillo II, motivo de perenne discusión entre aficionados, para unos estropeado por Rafaelillo en la muleta, para otros simplemente no lo llevaba dentro, se vino muy abajo.

Bustillo II en los corrales

  La Palmosilla debutó en San Isidro. Se ve a la legua que buscan el toro tonto de remate, de un circular detrás de otro... adiós, fue un placer. No se tienen noticias de animales bravos en el caballo de El Puerto de San Lorenzo, siempre correteando de aquí para allá en los primeros tercios, al final suele haber alguno que ofrece posibilidades a los espadas. Se antojan demasiado previsibles los atanalisardos, invitan al aburrimiento. Alcurrucén echó una corrida de toros potable el día de San Isidro, no así en la feria cultureta de junio, más estrechos que una bicicleta de contrarreloj.  Juan Pedro en Juan Pedro, dice que tiene un ordenador que predice los resultados toro por toro, debe ser que los de anonymous se lo tienen hackeado, desde hace unos cuantos años además.
 
  Llegamos a la esperadísima y expectante encerrona de Talavante con seis ejemplares de Victorino Martín en la que solo vimos uno propio de Madrid, dos a lo sumo, el resto demasiado terciaditos. Con lo que representa Victorino Martín en Las Ventas, va y echa esas liebres para la figura de turno, rebajándose como si de un ganadero ladrillero se tratara... mal asunto. Visto lo visto, el extremeño todavía sigue dando las gracias de que no arreara ninguno de verdad, impericia total y absulta.

Gran toro de Carmen Segovia, Lanzavientos. Ganadería vendida recientemente

  Fermín Bohorquez dio señales positivas, nos vale casi cualquier cosa porque viene de lo más profundo del pozo. No estaría nada mal recuperar el toro murubeño para la lidia de a pie, cualquier cosa con tal de salir de la monotonía ganadera. Carmen Segovia sorprende bajo la lluvia con uno de los toros de la feria, un sobrero con pujanza y nervio en la muleta, Lanzavientos. Nazario Ibáñez, por tercer año consecutivo, arroja buenos resultados. Estos Núñez no fallan, sin embargo, da la sensación que pasan desapercibidos. A mi Pedraza de Yeltes me gustó y mucho, debutó en Madrid con una corrida variada de comportamiento, apretando mucho en banderillas y, sobre todo, con mucha personalidad. Hubo un gran toro en la muleta, para Gallo, y una alimaña con la que David Mora hizo una de sus habituales inmolaciones, jugándose el pellejo con temeridad en lugar de lidiar y dominar con cabeza, claro que esto último es algo reservado solo a unos pocos y privilegiados ases del toreo. Esa misma tarde se vio otro gran toro, nuevamente desperdiciado por Gallo, con el hierro otrora de Aleas, ahora de José Vázquez, Amistoso se apodaba. Vaya tarde de Gallo, para cortarse la coleta y coger los palitroques.
  Parladé salió reforzado gracias a un toro, Grosella, y a los cojones de Fandiño, todo hay que decirlo. Es verdad que El Cid desaprovechó algún morlaco, al igual que Daniel Luque... bueno, Daniel Luque no desaprovechó nada, simplemente se limitó a estar en Daniel Luque. A la corrida le faltó un punto más de casta, cumplió sin más.

Dulce, de Pedraza de Yeltes. Buen toro

  Pasado el ecuador de San Isidro, se anuncia una de esas tardes de fuste con figuras en el cartel, lo cual lleva aparejado, por norma general, una tarde sin toros, en esta ocasión un petardazo más de Jandilla-Vegahermosa. Vaya añitos que lleva en Las Ventas, infumable de veras. Curiosamente Carmen Segovia, que venía de echar uno de los mejores ejemplares del ciclo en una de esas tardes de relleno, suelta un bicho de sobrero, para Morante, con un pitón ciertamente sospechoso por manipulación, qué cosas. Más figuras, en esta ocasión con Victoriano del Río, ganando el premio al encierro más completo en presentación y bravura como rezará el azulejo que van a colocar en el patio de arrastre, lo que da una idea de hasta qué punto hemos perdido el norte y la dignidad en esto del toro. Una cosa de locos. Me da exactamente igual que se lleve el premio fulano o mengano, la bravura es fuerza y es ataque, nunca será debilidad y huida. Para una persona inteligente, una mentira repetida muchas veces, sigue siendo una mentira.
  Montealto, después de varios años echando novilladas en buena sintonía de casta, debutó por fin con una corrida de toros. Cumplió el expediente sin grandes alegrías, toros probones de media arrancada. Aún con esas, Alberto Aguilar acarició la Puerta Grande de Madrid y a punto estuvo de conseguirlo. Chechu confirmó y sufrió un cornalón de caballo, se tomó demasiada confianza con un morlaco viejo, camino de los seis años y cara de viejuno, cuando estaba muy sobado y la faena tocaba a su fin. Cuartelero, uno de los toros más serios de la Feria. Alguno lo veíamos venir, no eran formas para con ese tipo de toro.

Cuartelero, de Montealto. Todo un señor

  La de El Ventorrillo fue una de esas tardes en las que sales de la plaza igual que entras. Arturo Saldivar cortó una de las orejas más vergonzantes que yo he visto, una faena festivalera compuesta de suertes accesorias y de adorno, sin dar un solo natural o derechazo. Antes de las corridas toristas, la empresa anunció una más de Jandilla, había que soportar la última penitencia para llegar a la parte atractiva de ganaderías que buscan la casta en puridad, sin sumisión a sindicatos toreros chantajistas. Otro escándalo más, ganadero y empresa se burlaron ostensiblemente de la afición. Huelga decir que la corrida fue remendada y los que vimos eran las sobras de los cercados, puesto que en otras plazas de primera categoría Jandilla echa otro tipo de género.

 Adolfo Martín vino a levantarnos la moral con un encierro de gran estampa que puso en la arena el peligro y la emoción del toro de lidia clásico. La terna tuvo mucha culpa en el éxito final de la tarde: Ferrera, Castaño y Alberto Aguilar estuvieron generosos y no dudaron en enseñar lo que llevaban dentro los toros. Siendo una buena tarde, faltó codicia en la muleta para terminar de redondear. Al día siguiente llegó Samuel Flores con una mansada de mucho cuidado. Como siga así habra que corregir el famoso Real Decreto 60/2001 y decir que el toro prototipo de Gamero Cívico es aquel que quiere volver a la dehesa a toda costa y sale de los caballos lanzando coces igual que un caballo de rodeo. Se jugó un sobrero de Aurelio Hernando, complicado y de arreones, estoqueado por Rubén Pinar. Dieron emoción y sentido a la tarde.

Marinero, de Adolfo Martín. Según los entendidos el toro más bravo de San Isidro; cantó la gallina en la tercera vara

  Fin de Feria con Cuadri. Decepcionó por falta de casta, en general muy aplomados. Salió uno de pelo castaño, Brigada, por el que el personal tomó partido. Le sentaron mal los primeros tercios y fue muy mal lidiado, al final ofrecía más garantías de ir al hule que de triunfo. La tarde quedará para el recuerdo por la histórica vuelta al ruedo de la cuadrilla de Javier Castaño. Bien está, todos ellos, con el matador a la cabeza, han rescatado la lidia íntegra del toro de lidia y no hay mejor sitio para reconocérselo que la Plaza de Madrid. Al que le pique que pida la de Adolfo y la de Cuadri y nos deleite con semejante recital.

  En la próxima entrega repasaremos el resto de la temporada.

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