lunes, 16 de julio de 2012

Robleño para la historia



  Por fin llegó el fin de semana que tanto anhelaba y después de vivir mi primera experiencia en Ceret las sensaciones no han podido ser mejores, una vez en casa, evocando mentalmente la experiencia, la satisfacción como aficionado es plena y absoluta. Por encima de todo, lo más sorprendente y destacable para el visitante neófito es el trato que Ceret dispensa a la Fiesta de los Toros, otorgando un respeto máximo y cuidados detalles en todo lo que concierne a toro, torero y aficionado; antes, durante y después del rito. Desde el primer momento se palpa que el acontecimiento está organizado por aficionados que aman el Toro y la Tauromaquia y no por una mafia de empresarios que miran exclusivamente por sus intereses y juega con los del resto sin ningún tipo de miramiento, como sucede en la práctica totalidad de esta piel de toro llamada España. Sobre Ceret y su ambiente encuentro un magnífico escrito de Rafael Cabrera de lectura obligada.


  El plato fuerte del ciclo corría a cargo de Fernando Robleño, anunciado para dar lidia y muerte a seis toros de la acreditada, brava y extraordinaria ganadería de don José Escolar. El juego de los toros y lo que se hizo con ellos es el siguiente:

  1º. Calerito, cinqueño, con traje cárdeno, cornidelantero, escasa lámina y 480 kilos. Adormilado en el segundo cuarto de la lidia recibe dos varas de Juan Alfonso Doblado, agarrándose en el espinazo en el segundo encuentro. El toro se centra en banderillas tomando bien las telas a la vez que va espabilando según van pasando los peones. Robleño le saca todo el jugo en tres tandas de inmenso toreo ligadas en un palmo de terreno, dos por la izquierda y una por la derecha. Sin dar un paso atrás, llevando al toro humillado y en redondo hasta detrás de la cadera. La locura en los tendidos. El Albaserrada, que todo lo ve por el rabillo del ojo, se entera y no admite ni uno más de semejante cuantía. Cobra una estocada caída entrando de verdad que vale una oreja con petición de la segunda. Ovación para el toro.

  2º. Caralegre, cinqueño, pelo cárdeno, veleto de cuerna, mirada de toro antiguo y 510 kilos en la báscula. Sale como una furia, llegando y rematando en todos los burladeros. Torea a caballo con maestría el piquero Gabin Rehabi, que a la postre recibiría el premio por el mejor tercio de varas. El toro se arranca en tres envites, receloso en el segundo pero a más en el tercero, yendo con fijeza y a galope, empujando en la pelea y embistiendo al salir de la misma. Ángel Otero pone la plaza en pie pareando sublime. Caralegre acomete a media altura y se revuelve con la agilidad de un lince, Robleño lo va metiendo poco a poco hasta conseguir dos tandas por el pitón izquierdo superiores. Lo despena de un pinchazo y una estocada caída. Saludos para el torero y ovación para el toro.

  3º. Con el mítico nombre de Chumbero, negro entrepelado, excelente trapío y seriedad aterradora. 520 kilos. Presenta credenciales desmontando tablas como si aquello fuera de cartón mientras recibe una ovación por su irreprochable lámina. Robleño va a por él, lo lancea y lo deja parado. Remiso con la caballería, el bicho recibe dos puyazos de Manuel José Bernal para ser lidiado a continuación por el gran Rafael González que brinda un tercio perfecto, llevando los pitones del bruto a dos milímetros del capote sin que roce ni una sola vez. Una tanda notable al natural, una por el derecho en la que el toro puede, otra en la que puede el torero y regalo final de tres naturales citando de frente llenos de pureza y emoción, rematados con uno de pecho. La plaza en pie, emocionada, el toro no regaló ninguna embestida. Estocada rinconera entrando derecho. Oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo. Bronca para el presidente. 

  4º. Cocinero, negro entrepelado y muy bien colocado de cara. Da un peso de 540 kilos. Aplaudido de salida, Robleño lo recibe con un ramillete de excelentes verónicas rodilla en tierra rematadas con una larga. Mansurrón en la cabalgadura de Francisco Plazas aguanta dos varas, Robleño se entretiene en dejarlo en suerte con una verónica y una media a pies juntos de mucha clase. Cocinero tiene buena condición por el derecho pero es manso y rajado, de hecho es el único toro del encierro que protesta en banderillas. Robleño lo intenta cerca de tablas con algún buen muletazo suelto y desiste rápido, el toro huye del trapo; finiquitando de dos pinchazos y una entera arriba. Silencios 

  5º.  Artillero, cárdeno, con gran remate y respetuosas defensas. Pesa 530 kilos y es recibido con una ovación por los aficionados. Picado de forma nefasta por Pedro Iturralde que se ensaña en la paletilla en tres puyazos de enorme castigo. Desarrolla sentido en banderillas merced a una mala lidia, llegando con poder y muy orientado a la muleta. No admite ni uno en redondo. Robleño torea sobre las piernas y castiga al toro con solvencia. Deja una estocada en buen sitio y el toro hace hilo tras el espada al galope, de una punta a otra del escaso ancho del ruedo, salvado por una toalla que arrojó la Providencia cuando iba a ser prendido al abrigo de las tablas. Silencios

  6º. Caloroso, cárdeno claro, con botines. Un pavo de tremenda presencia y encornadura que arroja 600 kilos en la báscula. Exclamaciones de admiración y ovación para el toro de salida. Manso en varas, coge dos puyazos perfectamene dosificados por Tito Sandoval, recibido y despedido entre ovaciones. El toro toma bien las telas y esboza su buena condición. Robleño lleva el delirio a los tendidos en una faena en la que pone sentimiento e improvisación, basada principalmente en el pitón derecho. El toro es boyante y tiene duración, la conjunción con el torero es perfecta. Deja media estocada suelta arriba, entrando con toda la verdad que pueda hacerse. Caloroso le propina un pitonazo en el pecho y algún apuro debido al último arreón de casta. Se conceden las dos orejas solicitas por el público y el toro es despedido con ovación.


  Los toros: Encierro de excelente presencia y buen trapío. De comportamiento discreto en el caballo, dieron buen juego en la muleta gracias al torero que tuvieron enfrente. Encastados y duros de patas, habiendo buenas estocadas, las cuadrillas tuvieron que emplearse a fondo para tumbar a los toros. Manso declarado el 4º y muy avisado el 5º. Gran corrida de toros.


  El torero: Genial, brillante, ¡torero! Despachó una seria corrida de toros con una capacidad pasmosa, exhibiendo firmeza y mucha torería. Estoy seguro que el 95% del escalafón no hubiera sacado tanto partido de los toros y es que entendió perfectamente las características del encaste para la muleta. Inolvidables las tres tandas al primero, la faena de Chumbero que no regalaba ni una embestida y el delirio con el sexto ejemplar en una faena larga. Sobrado parando a los toros de salida, ninguno se le subió a la chepa. Mató con sinceridad buscando siempre hacerlo por arriba. Como notas negativas la faena al 4º que debió sacarlo de tablas e intentarlo por el buen derecho que tenía y que en una plaza como Ceret se podría haber sacado a los toros del caballo con quites artísticos para volver a colocarlos en suerte, no hay mejor marco para hacer el auténtico quite, aunque esto es algo utópico hoy en día por variadas razones que no vienen al caso. 

 

  Gracias José Escolar, gracias Fernando Robleño


Como también hay que dar las gracias a la afición francesa por el excelente trato dispensado y, por supuesto, a los amigos que nos juntamos que propiciaron un fin de semana épico, calidad humana y afición a raudales. Chic@s, sois la hostia: Susana, Blanca, Óscar, Kakel, Josemi, don José Marcuello, David, Felipe y Rafa Blanca

6 comentarios:

Jose A. Sencianes Ortega dijo...

¿Alguien ha visto a Manzanares pegarle un natural así a un Garcigrande? Genial el blog. Saludos,

Dominguillos dijo...

Muchas gracias Jose. No sé a un Garcigrande pero a un Escolar nunca, de eso estoy seguro. Ni lo veremos...

Saludos

Jose Morente dijo...

Gracias por su magnífica y emotiva reseña.

Leyendola es como si hubieramos estado allí...

Un abrazo

Andres de Miguel dijo...

Enhorabuena por ese viaje a Ceret y por contarlo tan bien. Que bueno sería que cundiera el ejemplo de Ceret y que lo pudieramos ver.
Saludos. Andrés

Dominguillos dijo...

José y Andrés, gracias.

Los franceses nos han adelantado por la derecha y ahora hay mucho trabajo que hacer...

Saludos

Anónimo dijo...

Gran Blog, enhorabuena.