lunes, 29 de octubre de 2012

Torismo

"Es la supremacía del toro, dentro y fuera de la fiesta. El toro -él solo, por sí solo- es ya un espectáculo, cosa que no me negará nadie que no puede decirse del torero. En la plaza se reúnen los dos. Parece que sin la reunión de los dos no hay nada. Y no es cierto. Suprimid al torero y el toro solo interesa. Ahí está, en el apartado, y el público paga por ver al toro solo, sin torero en los corrales. Ahí está, en el desencajonamiento, y el público paga por ver al toro solo en el ruedo". Adolfo Bollaín


miércoles, 24 de octubre de 2012

Jaquetón, ¿primer indulto de la historia?

   Ocurrió en Madrid, en la tercera corrida de abono del año 1887, domingo 24 de abril. Los toros pertenecían a la torada del "cura de Solís" (don Agustín Solís), de Trujillo, antes del Marqués viudo de Salas. Los toreros anunciados fueron Francisco Arjona Reyes, Currito (hijo del célebre Cúchares); Salvador Sánchez, Frascuelo; y Ángel Pastor.
   En cuarto lugar se lidió Jaquetón (nº 11), toro que ha pasado a la historia como uno de los más bravos que jamás se han lidiado, y también, como el primer indulto acaecido en la historia y en la plaza de Madrid. Pero no fue tal, tras bucear en la vasta hemeroteca de la Biblioteca Nacional y en los pocos libros que poseo, las conclusiones que saco difieren de la historia que ha corrido de boca en boca durante tantos años, bulos que se hinchan con el paso del tiempo, tan dados en el mundo de los toros. Como aquel que se cuenta de Gallito, cuando debutó en Madrid de novillero el 13 de junio del año 1912 cambiando los novillos del Duque de Tovar por toros de Olea. Falso.


La Lidia (04/11/1889) celebraba la contratación de Currito para la temporada de 1890 con un dibujo del Sr. Chavez. Torero querido y bien tratado por la afición madrileña, él hubo de pechar con Jaquetón


  El festejo dio inicio a las cuatro de la tarde bajo un clima agradable, la entrada fue buena, "con algunos pequeños claros en las gradas", mas algunos periódicos afirman que "los reventas fueron perseguidos". El palco regio estaba ocupado por la Infanta Isabel, los Duques de Montpensier y la Condesa de París. Pero vayamos al meollo de la cuestión, la corrida en conjunto fue buena, muy buena o sobresaliente, según criterio del revistero; Cossío habla de 48 varas en total, por 20 caídas y 20 jacos para el arrastre.
   La terna quedó regular: Currito, con el toro que abrió plaza anduvo mal con la muleta y sin acierto a espadas; Frascuelo dio una estocada de las suyas al quinto, "arrancando corto, derecho y saliendo limpio de la suerte"; y Ángel Pastor no tuvo material en el tercero y dejó una buena estocada en el último de la corrida.
   Agustín Solís se hizo con la vacada del Marqués el mismo año de lidiarse Jaquetón, si bien la ganadería venía de cuajar una gran temporada el año anterior y por lo general era bien recibida en Madrid aunque su comportamiento solía ser irregular. Como ejemplo de las dudas que generaba esta ganadería, Paco Media-Luna, en su Diccionario Cómico Taurino, dando significado -irónico y atinado significado- a varios hierros ganaderos, se refiere a la "S" del Marqués de Salas diciendo "¿saldré bueno?".


Coplilla escrita por Sobaquillo (Don Mariano de Cavia) en El Liberal del día después


  En lo tocante a la presentación del famoso Jaquetón, habiendo recabado varias reseñas y opiniones, da como resultado una fachada sin exageraciones y unos pitones astifinos aunque justos para la exigencia de la plaza. "Cárdeno, chorreado y algo escurrido de carnes" dice Cossío; "de hermosa lámina y adelantao de cuerno" según El Imparcial; en El Toreo lo reseñan "cárdeno, cornicorto, delantero, un tanto sacudido de carnes y con un pequeño defecto en el lado izquierdo".
   Manuel el Sastre, Canales, Paco Fuentes y Manitas fueron los picadores que se enfrentaron a la bravura de Jaquetón. En El Enano, Tiberio escribe: "Superior con la garrocha Paco Fuentes, que es hoy uno de los mejores picadores, por no decir el número uno, y muy bien el Sastre. En estas corridas que pegan es donde se conoce a los picadores de verdad".
   No se puede precisar los números exactos de Jaquetón en el tercio de varas, según el revistero la ecuación varía. Si partimos de la reseña de Cossío, cuento 9 entradas, 6 caídas y 5 pencos; 9 entradas y 6 jacos relata El Enano; en La Correspondencia afirman que "cuantas veces entró a los picadores los dejó en tierra, mató 6 caballos"; El Imparcial refiere "10 varas recargando, volteando a jinetes y caballos"; Sobaquillo en El Liberal habla de 11 puyazos derribando en todos, matando 7 caballos.
   Bien es verdad que los números de Jaquetón no son tan espectaculares en comparación con la leyenda que lo ha hecho famoso; peor resultado extraemos si lo comparamos con otros toros célebres que se lidiaron por aquella época y presumen de números mucho mejores. En su descargo hay que decir que los toros nada tienen que ver con las matemáticas. 

Dibujo de Perea dedicado a Jaquetón. La Lidia del lunes 23 de mayo de 1887

   El animal acometió con furia desde salida, desarrollándose el tercio con mucha rápidez y, más allá de las veces que acudió a los picadores, la importancia de Jaquetón radica en el tremendo poder, codicia y bravura que derrochó en los caballos, derribando prácticamente en cada acometida, yendo a más continuamente. Se desconoce el límite de tan extraordinario animal si no hubiera sido por una coz que lo dejó convulso cuando Jaquetón hacía hilo tras un caballo, después de descabalgar al picador Canales.
   En el fragor de tan movido tercio de varas, Ángel Pastor tropezó con un caballo inerte y cerca estuvo de sufrir una cogida de Jaquetón si no es por un quite providencial de Pulguita cuando el espada estaba a punto de convertirse en presa de Jaquetón.


Cuando hay un toro bravo en la arena ya se sabe... (El Imparcial sobre el tercio de varas de Jaquetón)

     La "versión oficial" dice que Jaquetón recibió una coz cuando llevaba siete u ocho puyazos con una codicia sensacional, de una u otra forma el burel quedó atontado, y el público pidió insistentemente que no se matara a tan sublime ejemplar. Entretanto, Corito clavó un par y se ganó una tremenda bronca. El presidente, don Juan José Giménez, accedió a tal demanda pero Jaquetón ignoró la parada de bueyes, por lo que Currito hubo de darle muerte al tercer golpe de descabello.
   Esa es la historia. El indulto de Jaquetón no llegó a materializarse y, en cualquier caso, el público lo solicitó al ver que el animal se había lastimado y no podía continuar la lidia, pues no querían ver morir en la plaza tan magnífico ejemplar encontrándose en un estado tan lamentable, otorgándole la indulgencia en aras de una posible recuperación. La petición se produjo por la lesión, si no, el público de aquel momento hubiera solicitado "¡más caballos!" hasta exprimir la bravura de Jaquetón al máximo posible; quién sabe cuantas varas hubiera llegado a coger. Fue un conato de indulto concedido por la presidencia debido a causas sobrevenidas.
   Jaquetón, como no podía ser de otro modo, fue despedido con una atronadora ovación cuando era arrastrado por el tiro de mulillas, después de arrastrar toda la caballería víctima de su poderío, como era costumbre cuando el comportamiento de los toros era bravo, pues en caso contrario eran arrastrados en primer lugar, antes que los caballos.


Con esta maestría lo contó don Mariano de Cavia


  Las cosas no podían quedar ahí, mucho se habló de tan singular toro y todavía habrían de venir nuevas hipótesis acerca de la malograda vida de Jaquetón. El número de La Lidia del día 2 de mayo, en una nueva vuelta de tuerca, da la exclusiva sobre la lesión de Jaquetón afirmando que fue un derrote seco a un caballo que perecía en la arena. Ni siquiera valoran la coz de un penco, causa que tuvo más partidarios; en este caso hablan de un puyazo, motivo que también se barajó, llegándose a comentar que una vara perforó un pulmón de Jaquetón.

La Lidia aportó nuevas razones acerca de la lesión de Jaquetón

 
  Cuenta Cossío en su obra: "Hace pocos años vimos en Trujillo la cabeza del toro Jaquetón. Está disecada al estilo antiguo, es decir, que puede decirse que está estrictamente la cabeza, sin apenas cuello. Su aspecto es insignificante, muy cariavacado, muy corto de pitones y muy afilados, muy descarnada y estrecha. Su dueño, un empleado de la casa de Banca Artadoitia y Cortés, la cuida con esmero, preservándola en lo posible de las inevitables contingencias del tiempo". 
  Desconozco si Banca Artadoitia y Cortés son descendientes de Agustín Solís, pero antes de poseerla ellos, la tuvo el propio ganadero por lo que cuentan en varias crónicas.

La Correspondencia de España


  Jaquetón ha permanecido siempre vigente en el mundo del toro, durante mucho tiempo los cronistas citaban su nombre como expresión máxima de bravura. Se ha utilizado para bautizar reatas de muchas ganaderías; en la jerga taurina, cuando se ve un gran toro por bravura y fiereza se dice que era un jaquetón, aunque hoy esta expresión ha caído en desuso. Incluso, yo he llegado a escuchar a amigos míos que no tienen ni idea de toros, referirse a una mujer de "buenas hechuras" como una jaquetona y, dejando a un lado la controversia de este uso, me parece impresionante que una persona iletrada en toros evoque el nombre de Jaquetón más de ciento veinte años después.

Simpática anécdota en El Liberal del 20 de mayo de 1887 haciendo alusión a Jaquetón

 
  Los curiosos sobre la casta de procedencia del toro Jaquetón podrán encontrar una buena reseña sobre los antecedentes de la ganadería del cura de Solís y avatares del Marqués de Salas en la edición de El Toreo del día 21 de mayo de 1894. Cuentan que el Marqués de Salas formó su ganadería con un hato de Toros de la Tierra (reses colmenareñas) de D. Pedro Varela y un semental de D. Antonio Miura. Dato interesante, ya que por aquella época los toros de nombre Jaquetón eran habituales en la ganadería de Miura... lo que nos puede dar una explicación sobre la capa de Jaquetón, toda vez que los toros jijones no se prodigaban en pelos cárdenos.
  Sin embargo, don Luis Fernández Salcedo, en el libro Trece ganaderos románticos, dice: "A su muerte (por don Pablo Bañuelos, en el año 1853), se divide toda su hacienda en tres partes, que se adjudican a sus hijos Manuel, Julián y Prudencia Bañuelos y Salcedo. Doña Prudencia, que entonces era muy joven, vende su parte a un vecino de San Agustín. Posteriormente, esta porción sirve para formar la ganadería del Marqués de Salas, con sementales de Muñoz y de don Manuel Bañuelos". Fernández Salcedo coincide con la reseña de El Toreo ya que, al fin y al cabo, lo de D. Pedro Varela venía de Bañuelos; de lo que no habla es del toro miureño.


  Para terminar dejo los versos que en La Lidia dedicaron a Jaquetón, en la edición del día 23 de mayo del año de la efeméride, los cuales pasan a formar parte de este blog de manera permanente, en honor al grandioso toro Jaquetón, ejemplo de bravura, poder y fiereza entre los de su especie.

La tarde clara y hermosa
de un día primaveral,
convidaba, bulliciosa,
a asistir a la famosa
fiesta hispano-nacional.
La madre tierra lucía
sus más esplendidas galas,
el gran circo contenía
al público que acudía
a ver seis toros de Salas.
El clarín volvió a sonar;
volvieron a rechinar
las puertas de los chiqueros,
y asomo, en cuarto lugar
un toro de los primeros.
Cárdeno el pelo y sedoso
bien puesto, fino, nervioso,
los cuernos en proporción,
bravo, duro, codicioso,
y por nombre Jaquetón.
Al salir pausadamente,
giro la mirada ardiente
por el ancho redondel,
y se abalanzó a la gente
cual a la caza el lebrel.
Ni a contener su pujanza,
ni a resistir su fiereza,
el arte sereno alcanza,
ni el caballo, ni la lanza,
que es un ciclón su cabeza.
Como arrolla el huracán
al objeto más sencillo,
lo mismo a su impulso van
el peón y el alazán
por el espacioso anillo.
Tan ruda es la acometida,
tal la furia de la res,
que deja en cada embestida,
la tierra en sangre teñida
y un cadáver a sus pies.
Y su indomable denuedo
siembra a punto de tal suerte
la consternación y el miedo,
que en el arenoso ruedo,
se confunden vida y muerte.
Hasta que el toro, asombrado,
ante su propia bravura,
y ciego, desesperado,
frenético, es atacado
del vértigo y la locura;
quedando en tal situación
que nadie da explicación
satisfactoria del hecho;
la cabeza sobre el pecho
y en horrible convulsión.
Absorta la plaza entera
ve como al dolor latiera
su altiva cerviz humilla,
e impide que la cuadrilla
se aproxime tan siquiera
a Jaquetón, que abatido,
descoyuntado, rendido,
loco de rabia y de pena,
cae al fin sobre la arena
muerto, sí, más no vencido.
Al arrastrar los despojos
 de tan soberbio animal,
con cariño hacia el corral,
le siguen todos los ojos,
y un aplauso general
resuena en la inmensa plaza,
como tritubo elocuente
al toro hermoso y valiente;
de su fina y noble raza,
ejemplar sobresaliente.

Mariano del Todo y Herrero

lunes, 22 de octubre de 2012

El temple según Belmonte


  ¿Qué piensa sobre el temple Juan Belmonte?

  Pues pienso lo mismo que usted. Los dos -cada uno desde nuestro sitio- vemos el temple de idéntica manera; de la única que, a mi juicio, puede concebirse: como concordancia de movimientos, si; pero con ejecución lenta y soberanía sobre el toro. No admito que pueda hacerse nada meritorio con una muleta o con un capote en las manos, sino a base de que el torero sea siempre el supremo dictador. Torear es llevar la contraria al toro, obligarle... a lo que él no quiere: si es huido, a que doble; si es tardo, a que embista; si se resiste a pasar, a que pase; si se cuela, a que acometa derecho; si derrota alto, a que humille; si se revuelve pronto, a que vaya lejos; si acomete recto hacia el torero porque éste se cruzó con él, a que quiebre la derechura del viaje; y si embiste fuerte y rápido, a que pase suave y lento. Sí, sí; no lo dude: templar es una manifestación -la más relevante- de ese llevar la contraria al toro en que el toreo consiste, porque es ejecutar con lentitud, aunque sea rápida la embestida.

  Resulta muy difícil hablar de toreo -siguió diciendo Juan- sin entremezclar lo que de ninguna manera está separado: la técnica y la inspiración, la ciencia y el arte. El temple, en efecto, parece que ha de ser catalogado entre lo eminentemente técnico y científico del toreo; y es que la gran ciencia de la tauromaquia tiene su base en el parar, templar y mandar. Sin embargo, puedo asegurarle que mi temple/lentitud arranca de un sentimiento íntimo de pura sustancia artística. Yo concebí el toreo como la antítesis de la lucha, de la brusquedad, de la violencia, de la rapidez. Yo -ese yo artístico que llevamos dentro y que en unos se exterioriza y en otros queda sin editar- sentí el toreo como cadencia, ritmo, suavidad, lentitud... Y así lo hice... siempre que los toros me dejaron. Puedo decir, sin jactancia, que muchas, muchísimas veces, cité, más que con el capote o la muleta, con la llama viva de mi concepción del arte; y que, citando así, toreé despacio y limpio a toros fuertes y rápidos. Cuando el acierto y la inspiración fueron mis acompañantes, el lento andar del engaño que mis manos movían regulaba la velocidad del toro. Era, pues, éste el que se ponía a mi son, y no yo al suyo.

Luis Bollaín recoge estas palabras de Belmonte en el libro titulado El Toreo

Foto La razón incorpórea

¿Utopía o realidad?
Tratándose de un genio, cuesta desacreditar sus palabras...

jueves, 18 de octubre de 2012

Miserias


¿A qué se refiere Juli?

¿Es posible que sea por sus acostumbradas tardes de compromiso en Madrid, con los mejores toreros y las ganaderías del gusto de la afición? No creo, porque en 2012 no ha pisado la plaza de Las Ventas ni una sola tarde.
¿Lo dirá por su paso por la Feria del Toro de Pamplona, donde por dos años consecutivos ha conseguido menguar el trapío característico de tan histórica plaza; o quizá a su reciente comparecencia en Zaragoza con toros de la temida ganadería de Daniel Ruiz luciendo en sus paletilas el guarismo 9?
Juli con un "toro" de Pamplona
¿Será quizás por todos esos carteles en los que ha pugnado con los toreros que vienen arreando, léase Fandiño, Castaño, Aguilar, ...? Va ser que no, esos toreros matan todo tipo de castas que para una figura como Juli no existen. En 2011, 84 de las 96 reses estoqueadas tenían origen Domecq.
Torero no es sólo pegar pases, entiéndase derechazos y naturales, también es freír los toros a circulares por todas las plazas, un muletazo que, como todos los aficionados saben, admiten los toros de casta y bravura, propio de toreros con porte y torería. En todo caso, siempre habrá tiempo para hacer un nuevo desplante, como aquel de Badajoz la tarde de José Tomás, donde arrojó la muleta al toro como si estuviera dando una golosina al perro. Todo arte y majestad.
Ser torero es llegar a una plaza de Francia con las raquíticas reses de Garcigrande, ser pitado por ello, y a continuación usar Twitter para llamar "torero frustrado" a André Viard, una de las personas que más ha hecho por la Tauromaquia los últimos años. 




De toreros es conseguir que se retransmita una corrida de toros en la televisión pública después de un puñado de años, buscando para tan importante acontecimiento una plaza de tanto compromiso como Valladolid con animales de Victoriano del Río que dieron más lástima que miedo.


Tal vez lo diga por su altruismo para con los jóvenes, financiando la mitad de la entrada al festejo en varias plazas de España. Ahora que con tal de no torear en Madrid, no rebajó ni un céntimo a la empresa.


Lo dice por la estocada, la peor de toda la historia de la Tauromaquia con diferencia. ¿Qué aficionado en su sano juicio pediría las dos orejas después de verlo machacar un toro a cabeza pasada mientras vuela por los aires?

Toricidio


Ser torero es repetir hasta la saciedad que le debes todo al toro y, desde esa posición que otorga el privilegio de magnificar todo lo que se hace, no dignarse a matar ni una sola ganadería de encaste en peligro inminente de desaparecer para darle un impulso que no conseguiría ningún otro estamento de la Fiesta.


¿Acaso ser torero es llegar al apartado para quitar los toros más ofensivos de la corrida como se ha hecho este año en alguna plaza de Francia?



Redactor jefe de 6Toros6, esa revista donde de cada diez portadas, once son protagonizadas por Juli

sábado, 13 de octubre de 2012

Los samueles dan esperanzas

Miguel Ángel Delgado al natural con Peina Altos, ejemplar para recuperar la fe en esta ganadería única

  Se acabó. Echaremos de menos los domingos venteños, la temporada de toros ha llegado a su fin, para ello, se ha verificado una corrida de toros de bonita lámina, con trapío y mucha leña por delante, de los hierros familiares de Samuel Flores y Manuela Agustina López Flores.

  No ha sido un derroche de poder ni mucho menos, pero tampoco ese recital de descaste que acostumbraba en los últimos años. Ha habido dos babosas que no se tenían, tercero y quinto, arrastrándose continuamente por el albero. Un manso abriendo plaza que no ha parado de trotar en toda la lidia y no ha encontrado torero que lo sujetara, peligroso, colándose por ambos pitones. Un toro importante que se movió con vibración y galopó embistiendo por abajo; el segundo, llamado Peina Altos. El cuarto tuvo media arrancada y derrotaba a cada instante. Cerró el encierro y la temporada un toro con mucho que torear, bien es verdad que tardeaba pero cuando arrancaba iba fuerte y repondía por abajo.

  Poco se puede hablar de cómo fue la bravura en varas, las cuadrillas y los matadores se han inhibido completamente, cuando no se colocaban los toros bajo el peto, el picador de turno se acercaba a pinchar al animal como si de una aceituna se tratara. Se ha castigado duro a los toros. Muy mal, de este modo sólo vemos la mitad del espectáculo. Arturo Saldívar se ha visto incapacitado a la hora de colocar en suerte sus toros, delegando en su cuadrilla. Salvamos al piquero Francisco Martínez, de la cuadrilla de Miguel Ángel Delgado, siendo el único en toda la tarde que tuvo la ocurrencia de torear a caballo, provocar al bicho y sujetar la arrancada tirando el palo; gloria bendita oiga.

  Mala tarde de Eduardo Gallo que a las primeras de cambio se encontró con un buen revolcón cuando trataba de hacerse con el toro, en las primeras arremetidas. Con tan desafortunada paliza se marchó la lucidez del espada para el resto de la tarde. El toro ya había dado varias vueltas al platillo cuando Gallo optó por dirigir la brega en banderillas, una decisión tardía. En la primera tanda de naturales el Samuel se coló y le hizo perder la verticalidad, el toro lo buscó con saña y afortunadamente la cosa no pasó a mayores. No hubo más, visto que durante el resto de la lidia tuvo un pitón derecho muy complicado más lo que había sucedido por el izquierdo, Gallo tomó el acero y acabó con el burel sin más, en toriles, de dos pinchazos y una entera caída.
  Una tanda con limpieza obtuvo del descompuesto cuarto, hubo desarmes y un sainete con la espada antes de pasaportarlo de un bajonazo.

  Miguel Ángel Delgado estuvo bien con el primero de su lote, el mejor toro de la tarde. La faena tuvo su justa medida, iniciándola en los medios con la mano izquierda, sin probaturas, ligando una tanda de muletazos notable aunque tuviera sus altibajos. Hubo una por la derecha y otra más al natural, ligados, limpios, dando generosa distancia en el cite de inicio. Siguieron los trincherazos y pases de pecho finales para rematar de una estocada pasadísima, en mitad del espinazo y otra trasera. Lo toreó, estuvo a la altura del animal con aparente facilidad, sin embargo la obra no tuvo suficiente rotundidad, las tandas fueron irregulares, ligadas con ese paso atrás ejecutado de forma mecánica que resta tanta profundidad al toreo.

  Arturo Saldívar tiró de toreo populista con un animal que merecía más. Inició en los medios con el pase por la espalda y el batiburrillo de costumbre. Prosiguieron dos tandas y como aquello no cogía vuelo buscó el toreo encimista, colocándose entre los pitones para citar de perfil y torear por el derecho de uno en uno, pasándoselo muy cerca. Sobró el circular con el último toro de la temporada, antes de las bernardinas finales. Pinchazo y estocada caída. Los peones acuden prestos y derriban el toro agitando bruscamente los capotes.


Justamente lo contrario de la tónica general del curso, trapío y seriedad en el último toro del año, Peina Niños, del hierro de Manuela Agustina López Flores. Un toro de comportamiento serio en la muleta que no pudimos ver en el caballo, reflejo de uno de los asuntos que más urge corregir y recuperar en la Fiesta: la suerte de varas

viernes, 12 de octubre de 2012

Lidia y toreo

Se lidia cuando, con eficacia al desnudo -desvestida de belleza-, se prepara al toro para la muerte. Aunque con ello no se luzca el lidiador. (Es el caso de Joselito, triturando a los toros con su muleta implacable. Es el caso del espada que se enfrenta al toro con el que el toreo no resulta posible).
Se lidia cuando, también con eficacia sin vestir, se prepara al toro para el toreo.
Se lidia cuando, haciendo el toreo, se ahorma al toro y, con ello, se prepara un toreo mejor.

Son los tres escalones fundamentales que nos ofrece la lidia. Son lidia los tres. Por eso...

Deducción trascendente:

 No hay toro que no pueda recibir la lidia adecuada. (Todos los toros tienen lidia; su lidia).
Hay toros a los que no se les puede torear. (No todos los toros tienen toreo).
Lidia y toreo son -remacho- dos conceptos distintos. Pero básicos los dos. Y que, además -en puridad-, se necesitan recíprocamente. Y se complementan.

Luis Bollaín; El Toreo



Ejemplo del escalón número dos que plantea Bollaín:
 29 de mayo de 2007. Rafaelillo se dobla con Botero II, de 612 kilos, perteneciente a la ganadería de Doña Dolores Aguirre. Toro poderoso que galopó en todos los tercios, de incansable y temperamental  embestida. Rafaelillo se dobla, lidia para hacer posteriormente una faena de emocionante toreo que pasó a la historia de la plaza, ganándose la admiración de muchos aficionados que hoy todavía perdura.



miércoles, 10 de octubre de 2012

Palha, una terna de lujo y un banderillero que hace historia: David Adalid

  Es notorio que los actuales palhas nada tienen que ver con los de hace cuatro o cinco años, cuando el ganadero echaba toros perfectamente presentados -dentro de la disparidad de procedencias que hay en la casa-, de poder y casta a raudales; cuando levantaban máxima expectación y se hizo habitual que el mayoral saludase al finalizar la corrida. Lejos quedan aquellos toros que dejaron huella indeleble en la afición, o en gran parte de ella: Peluquero, Rabosillo, Asustado Bis, Rachido, Camarito, Santanero... pero ahí están, permanecen en la memoria de muchos aficionados como animales totémicos. Unos años con logros al alcance de pocos criadores de bravo.

  Palha es una ganadería que generó mucha controversia en el mundo taurino y ha sido atacada con virulencia por la crítica moderna que nos está tocando padecer. Viene al caso el hierro de Moreno Silva, fustigado de igual modo por razones muy similares. Está claro, hogaño no gusta el toro duro de patas, con nervio, que vende cara su vida y que, si no embiste desarrolla genio, mala uva a la defensiva (el genio es una cualidad innata en el toro de lidia que podrá desarrollar en mayor o menor medida, igual que ocurre con las personas). Si esta clase de animal sale por chiqueros se disparan todas las alarmas y lo mínimo que hará la crítica reinante es pedir el matadaro, demandar que este tipo de toro desaparezca de nuestras plazas, en cambio, si se trata de un animal suavón que no soporta dos puyazos, cuyo único atributo es la nobleza desmesurada, la crítica no levantará una voz más alta que otra, no habrá ningún tipo de censura. Y esta tropelía y parcialidad para juzgar toros es tirar piedras contra el tejado propio, perdiendo toda credibilidad de cara al aficionado.

  Las ganaderías cortas tienen rachas, son cíclicas, y hoy, como ha quedado claro en las últimas comparecencias, Palha atraviesa un mal momento. Muy bien, entendemos perfectamente que los melones no siempre salen buenos, lo que no es de recibo es la presencia que traen los Palha últimamente, factor que sí es imputable al ganadero. Entre perder el crédito ganado con todo merecimiento y presentar animales feos, escurridos, tildados de "vaquillas", es preferible quedarse en casa. Si no, comparen la evolución:

Antes
Aquí Rachido dando trabajo a los carpinteros del coso, un Palha de vuelta al ruedo en San Isidro 2008. Josemi es el autor de esta extraordinaria fotografía, de Premio Pulitzer

Ahora
Un Palha del pasado domingo, Cartolito


La corrida


 Mal presentada, tercero y quinto dos colibrís que no pasan ni en plazas de provincias. Sin ser nada del otro jueves, exceptuando el sexto, han cumplido en los caballos. El primero aguantó una serie y se apagó; el segundo quedó noble y pastueño; tercero descastado y revoltoso; cuarto de sentido; quinto pegajoso con temperamento y sexto potable por el izquierdo y peligroso por el derecho.

Segundo encuentro de Yegüero (1º de la tarde), al que se arrancó con alegría. Juan Alfonso Doblado agarra una buena vara

  Actuaba una de las mejores ternas en lo que a toros duros se refiere, si no la mejor. Abría cartel el gran Fernando Robleño, capitán general en batallas con José Escolar. Lo vimos bien, asentado con su primero, venido muy a menos después de una buena tanda de derechazos. Dejó una buena estocada después de un pinchazo.

Abriéndose de capa con Peluquero

  De salida se vio que Peluquero, de buena familia en Palha, embestía echando el freno, mal asunto. Era el segundo del lote de Robleño. En la primera vara empujó rabioso y salió con malos andares, luego fue al relance y al salir se quedó atento a los capotes que lo provocaban. En banderillas fue desarrollando sentido, poniendo en serios aprietos a Ecijano II. Robleño decidió tomar el mando de la lidia, dirigiendo la brega de Peluquero sin mucha brillantez, los enganchones continuaron en el capote del espada. Rápidamente se vio que Peluquero no estaba para monerías, tiraba el hachazo al cuerpo, y Robleño se dispuso a machetear a Peluquero, castigándolo, mermando sus fuerzas de cara a la estocada final. La faena fue breve, en terrenos del cinco, entre las dos rayas; recibida con entusiasmo por el público, que aplaudió el muleteo y los desplantes de Robleño.  Una media arriba, tendida y trasera, fue suficiente para acabar con el toro. Tuvo emoción e hizo al toro lo que pedía; si bien, en el capítulo de quejas le achaco que no aprovechase el buen recibimiento de los tendidos para lucir más tiempo este tipo de lidia, realizando una labor con mayor calidad artística. Sabemos que Madrid suele pitar el macheteo arbitrariamente, si no que le pregunten a Rafaelillo con un pájaro de Cuadri que le tocó en San Isidro, por eso había que haber aprovechado más hasta que muchos se dieran cuenta que con ese tipo de toros no cabe otra y se pueden alcanzar momentos de emoción y gran estética. Hay que decir también que pasó algún apuro por estar tan cerrado en tablas.

Desplante de Robleño


  En segundo lugar teníamos a Javier Castaño, capitán general en batallas con cuadris y miuras. Se enfrentó primero a un jabonero que quedó templado para la muleta, sabiendo aprovechar lo que tuvo como el mejor de los artistas, con pasajes de buen toreo por el lado derecho. Entró derecho a matar y se llevo una buena paliza del jabonero, que lo dejó mermado para el resto del festejo. Pasó por la enfermería y posteriormente hizo frente a una sardina con mucha leña por delante, se protestó bastante al bicho por sus caídas constantes pero en la muleta sacó brío y Castaño no fue capaz de someterlo y bajarle los humos.

Castaño jugándose el tipo para dejar una buena estocada


El primero de Aguilar, Zorro, como los monos


  Cerraba la terna Alberto Aguilar, capitán general en batallas con cuadris, miuras, victorinos y todo lo que se ponga por delante. Ostenta el honor de haber estoqueado uno de los toros más serios y poderosos que se recuerdan y se recordarán, Aviador, un colorado de Herederos de Don Celestino Cuadri. La disposición y la forma de colocarse para torear quedó patente en el primero de su lote, así lo reconoció la afición sacándolo a saludar en el tercero, quedó por encima del bicho claramente. No fue así con el sexto, en mi opinión con un pitón izquierdo para haber hecho algo más y un derecho que no aceptada ni uno en redondo. Mató bien de una corta y estocada en buen sitio.
  Es de justicia destacar la lidia de Rafael González al terecero del encierro; lo hizo perfecto.

Buena tarde con la tizona

Los pares de David Adalid


  Quien haya seguido la temporada, estará al tanto del año que ha echado este banderillero. Siempre, en todas las plazas, da un recital con los palos y no se conoce toro que ponga en compromiso su capacidad a la hora de clavar los palitroques.

Gesto habitual de Adalid allí donde torea

  Cada día la tauromaquia pierde un poco de su riqueza y gana en monotonía y unificación de comportamiento, en el toro y formas de torear, por ello el público se vuelve loco cuando ve clavar de dentro a fuera a un manso aquerenciado en tablas, igual que haría admirando a un torero que para el toro a una mano, así, podriamos poner ejemplo de otras tantas suertes que han caído en desuso en beneficio de los inefables circulares que tanto se llevan ahora. No restamos mérito al torero, sólo demandamos que los profesionales conozcan el oficio al máximo y lo pongan de manifiesto en las plazas demostrando la riqueza infinita de esta Fiesta sin par.
  Dos años llevábamos sin ver algo parecido, desde que Juan Navazo pareó de dentro a fuera a un manso de Dolores Aguirre, en San Isidro 2010. ¿Es que no se han visto mansos de tablas que solicitaran esta clase de suerte en estos dos años que han pasado? A cada toro su lidia señores toreros.

9 de mayo de 2010, Juan Navazo prepara un extraordinario par a un toro aquerenciado de Dolores Aguirre. Blog Carlevaris

  Adalid estuvo superior, ejecutanto los dos pares con verdadera maestría, asumiendo un riesgo que toda la plaza captó al instante, pues el toro esperaba, observando como Adalid se acercaba por un costado, cuarteando, y sólo tenía que arrancar en línea recta para hacer presa. Pero no fue así, Adalid, clavó los pares en la cara con los pitones del burel en el pecho y pudo salir airoso del embroque, librando el achuchón de mansedumbre en el burladero del seis. El segundo par, con el peligro que entrañaba repetir la azaña, fue sublime, la plaza rugió batiendo palmas en pie llena de emoción. 
  ¿Cuántas veces habrá sucedido que un banderillero ponga dos pares seguidos al sesgo por el mismo pitón? Me atrevo a responder que pocas, muy poquitas veces.

¡Casi na!

Nota: Las fotos que no están firmadas son de Francisco Pastor, quien ha dejado un interesante escrito sobre la lidia de Robleño a Peluquero en el blog Desde la Alcarria.

martes, 9 de octubre de 2012

Decepción la tarde de Valdefresno

 Sí, decepción, mas nada tiene que ver con el comportamiento de los Valdefresno, prácticamente nulos de casta y vacíos de poder (salvando el buen juego en la muleta de 2º y 3º), igual que hemos visto en trescientas cincuenta mil ocasiones anteriores. El fiasco viene con la pareja que ha creado tanta ilusión en la afición y vemos evaporarse entre la vulgaridad, el pegapasismo y las ventajas que detenta la mayoría del escalafón. Hablamos de Iván Fandiño y David Mora, toreros en los que teníamos depositadas muchas esperanzas, toreros machos que han triunfado con todo tipo de hierros, diluidos como un terrón de azúcar en el café mañanero cada vez que han tenido ocasión de pegar el aldabonazo en Madrid. Van ya un par de temporadas, que sí que no, que sí que no; y está ganando el no. Toros han tenido, créanme, ya sea en las ferias de abono o fuera de ellas. Nunca han rehusado comparecer con todo tipo de ganaderías: Victorino, Cuadri, Guardiola, Palha, Carriquiri, Adolfo... cosa que se agradece y esperamos que siga en la misma tónica porque ambos lucen más con el toro duro que con el chochón bonancible, aunque empiezo a tener serias dudas, sobre todo con David Mora, pues esta temporada ha desaparecido de este tipo de carteles. También se han anunciado con Montecillo, Jandilla, Cortijillo, Valdefresno, Salvador Domecq, Montalvo, Gavira... algunas veces en momentos cruciales como los dos mano a mano que han tenido, uno con Gavira y otro con Jandilla, que fueron como estrellarse contra un muro, el muro del descaste total. Fandiño ha cortado muchas orejas en Madrid, Mora salió por la Puerta Grande en el Arte y la Cultura, no son unos "cualquieras", por eso se les exige más cada día, creándose en la afición esa atmósfera en busca de nuevos ases, esa necesidad de enfrentar los que llegan con los que están que desemboque en rivalidad y grandes tardes de toros, sin embargo, no parece que alcancen el estatus de "torero grandioso", ni compitan de tu a tu con las figuras actuales, cosa que seguramente no sea imputable a Fandiño y Mora. Conceptos muy distintos pero carreras paralelas desde que confirmaron en Madrid la temporada 2009, albergamos esperanzas, aún tienen mucho que decir...
 
Gaviras y Jandillas: suicidio
 
 
 
  Fandiño, en esta tarde de feria otoñal que nos concierne, ha sorteado un toro para hacer mucho más, el segundo de la tarde. Un toro teciadito, alegre en la muleta, que repetía e incluso metía la cabeza en el engaño. Tenía inclinación a rajarse, a buscar las tablas cada vez que veía la puerta abierta. Fandiño se equivocó de pleno toreando en las rayas, era un toro para encelarlo en los medios y aprovechar hasta que se sintiera vencido, y no vale la excusa del viento porque no soplaba ni gota. Realizó una faena sin consistencia, el toro se quería marchar a cada pase, y los pocos muletazos lucidos que hubo fueron aprovechando las querencias. Eso sí, mato de lujo, la espada cayó pasada pero ejecutó la suerte con una seguridad admirable, sólo de verlo perfilarse se intuía el estocadon que iba a dar. Después vino la oreja regalada por la presidencia con ínfima petición, pero esto es lo de menos, el aficionado se queda con otras cosas.

Fandiño preparando uno de sus fenomenales volapiés, efecto balsámico de carencias muleteras
 
  En quinto lugar se enfrentó a un muerto viviente por el que pocos apostaban, de embestida mortecina y lengua por la arena. El caso es que Fandiño le dio distancia y el animal respondió, iba de aquí para allá, a su aire, según la voluntad que dictaba su irracionalidad puesto que en ningún momento fue sometido por la eterna ley del temple y el mando, componentes sine qua non para hacer el toreo verdadero. Suspenso para Fandiño, tuvo dos toros para haber toreado mucho mejor.


  Si Fandiño suspendió, David Mora obtuvo un muy deficiente. Su reputación sale muy tocada de este festejo. Dejó crudo en el caballo a Cartuchero, del hierro Hermanos Fraile Mazas, un toro que, sencillamente, se fue sin torear. No sé si era de una o de dos orejas, lo que sí tengo claro que el animal no paró de galopar, unas veces con la cabeza suelta, y otras, las pocas que David bajo y corrió la mano, con la cara humillada. Y el torero pajareando toda la faena, sin recursos, con el toro galopando a su rollo. Verdederamente lamentable. Se despidió al burel con bastantes palmas, que sonaban de castigo para el torero.

Mora recibe a Cartuchero con uno de esos gigantescos capotes que ahora se estilan
 
  Con tan clamoroso petardo, de nada sirvieron ya los alardes con el último de la corrida, los circulares y las miradas al tendido con el toro en paralelo y a cabeza pasada confirmaron el mal momento que atraviesa el torero madrileño y el bajón que ha registrado su toreo esta temporada. Esperamos que sólo haya sido un bache.



Toreo por los adentros con un manso. Sergio Aguilar con la izquierda

  A Sergio Aguilar, que actuó como director de lidia, lo he dejado para el final pero le apuntamos la mejor tanda de naturales de toda la Feria de Otoño con un manso espantado. Apechugó con el peor lote. Torero de perfil clásico que siempre se agradece en los carteles. Todavía hablan los aficionados de la faena que cuajó en agosto, y se seguirá hablando de ella durante el largo invierno sin toros que nos espera a la vuelta de la esquina...
 

lunes, 8 de octubre de 2012

Despedida de Fundi. Toros de El Puerto de San Lorenzo


  Tarde que pasa a la historia como la despedida de Fundi de la afición de Madrid. Torero que merece máximo respeto, con un currículum a sus espaldas a la altura de una figura del toreo de toda la vida hasta la década de los setenta cuando los toreros, definitivamente, se hicieron sumamente exquisitos y el toro salió con cuatro años a ley. Fundi nunca ha sido torero que haya calado en Madrid, las cosas como son, sin embargo y como correspondía, ha sido despedido con cariño y muchas palmas por el público venteño, de principio  a fin del festejo. Sin duda, reconociendo una carrera sin trampa ni cartón, forjada en la dureza del toreo que supone enfrentarse a todo tipo de toros, a la que ha sabido sobreponerse, obteniendo triunfos merced a un aquilatado oficio y artes de consumado lidiador.
  Los libros de toros que se editen a partir de hoy, deberán reseñar que Fundi ha sido, indiscutiblemente, uno de los mejores intérpretes de la historia ejecutando la suerte de matar, materia que no es baladí precisamente. Tengo un recuerdo marcado a fuego, no sé precisar la fecha, hará cuatro o cinco años. Estaba Fundi intentando sacar provecho de un toro cárdeno en vano, de Adolfo o de Victorino, tampoco lo recuerdo; el típico toro de ese encaste que pasa midiendo y busca las zapatillas, el torero tiene que corregir constantemente la posición, un toro para lidiar más que para torear. El público de Madrid acoge la faena entre pitos constantes, todavía perduran rencillas del pasado... Fundi toma el estoque, se perfila, y yendo recto a por el bicho, marcando los tiempos con formidable perfección, le asesta un espadazo en toda la yema hasta las cintas, mojándose la mano de sangre. Apenas tres segundos tardó el toro en caer desplomado, completamente muerto. ¡Ni los más viejos del lugar recordaban ver morir un toro de casta Albaserrada con tanta rapidez! Esto ocurrió en terrenos de la enfermería, Fundi a continuación cruzó el platillo a paso marcial con la cabeza bien alta, hacia el burladero de matadores, mientras, sonaba una ovación cerrada. En ese momento, lo veía caminar y parecía un Dios.
 
 
Fundi despachando un Palha en la Feria de Abril 2008
 
 

Toros de El Puerto de San Lorenzo para El Fundi, El Cid y Daniel Luque

 
  La corrida de El Puerto ha sido mal presentada; los animales corridos en tercer, cuarto y quinto lugar no alcanzaron el trapío Atanasio-Lisardo de Madrid, por chicos o faltos de remate. Mansa y sin poder en el caballo como es costumbre, los únicos que sirvieron para la muleta fueron el caramelo jugado en segundo lugar, que tuvo cuatro tandas antes de quedarse corto; y el sexto, bonancible, metía la cara pero falto de codicia. Primero manso con peligro; tercero sin fuerzas; cuarto descastado y flojo; quinto sin estilo, a media altura y sin terminar de pasar.


 Se va un torero

 
 
  Fundi sorteó un lote nefasto, el toro gigantesco que abrió plaza resultó ser un manso duro y complicado, de los que aprietan cuando creen coger el bulto. Le empapó de muleta en todo momento, le tocó un poco las orejas y lo mató a paso de banderillas. Nada a lo que Fundi no esté acostumbrado. Toro bastante difícil que pasa inadvertido gracias al saber del espada.


Fundi lidiando sobre las piernas al primero, preparando la muerte eficazmente


   El toro del adiós no estuvo a  la altura de la honorable carrera de Fundi, ni en hechuras ni en comportamiento. Un bicho anovillado, que a pesar de no recibir castigo en varas no soporta la faena por falta de fuerzas, pegando brincos continuamente, protestando. Fundi no se enrolla y lo mata nuevamente cuarteando. Nos quedamos sin ver una de sus magníficas estocadas, era lo poco que pedíamos algunos. Hasta siempre, torero.
 
  Apareció El Cid en escena para llevarse, por enésima vez, el mejor toro del encierro. Gracioso, de 550 kilos según la tablilla, al salir del primer puyazo se queda suave, con una embestida de dulce para bordar el toreo. La magnifica cuadrilla de El Cid lo ve y lo saca rápido del segundo encuentro, siendo lidiado por El Boni con maestría. Empezó por la izquierda sin probaturas, a la antigua usanza, dando una buena serie que caló rápido en los tendidos. En el segundo muletazo de la segunda tanda, cuando El Cid le bajo la mano al toro y dibujaba el muletazo que iba a enardecer al público, el toro perdió las manos y la serie se embarulló. Después vinieron dos tandas por la derecha, que hicieron rugir la plaza cuando El Cid dejó de romperse la cintura según los canones julistas para adelantar la muleta con naturalidad y pasarse el toro por la faja. Hubo un pase de pecho apoteósico, como colofón a la primera tanda de derechazos. Tuvo esas cuatro tandas, luego se ceñía y la faena perdió fuelle. Remachó como casi siempre, mal, pinchando un par de ocasiones para dejar una trasera, caída y tendida; marchándose el toro a morir a chiqueros.
  No hubo mucha historia con el quinto, un animal sin sustancia, una faena sin argumento y un pertardo a espadas. El Boni además de lidiar muy bien, se permitió el lujo de hacer lo propio en banderillas, recibiendo muchos aplausos.


Cid, con su clásico terno rosa palo, mandando en la embestida de Gracisoso
 
 

  Qué bien y que despacio toreó Luque al tercero de salida, tres o cuatro verónicas de categoría a la altura del mejor de los capoteros. Lo malo es que si se torea así de salida, si el animal sale así de templado del toril, la lidia no tiene ningún cometido, al contrario, es perjudicial y el toro no la soportará. Eso fue lo que ocurrió, el animalito no se tenía y debió ser devuelto por la presidencia.
  El sexto tuvo buenas hechuras, derribó al caballo y tomó una segunda vara larga, de la que salío con ganas de pelea. Apuntó buenas cosas en el capote de Antonio Manuel Punta. Luque comenzó exigiendo mucho al toro, recortando sus acometidas en los muletazos de inicio, lo cual está muy bien de cara al público pero puede resultar perjudicial para el propio torero, y más cuando se ha visto que la corrida no anda sobrada de casta. En redondo estuvo más templado que otras veces y tan sobrado de técnica que no dijo nada a los de arriba.