jueves, 12 de septiembre de 2019

Corrida concurso de ganaderías, comentarios



     Diez años ha de la última concurso en Madrid con toros, no obstante en septiembre de 2013 se celebró una novillada concurso con ganaderías muy interesantes: Juan Luis Fraile, Sánchez Cobaleda (el último jugado en Madrid de esta legendaria ganadería), Moreno Silva, Manuel Quintas (los berrendos con ramalazo oriundo de Toros de la Tierra que nos gustaría volver a ver), Paloma Sánchez Rico y La Interrogación. De esta novillada puedes leer una crónica en la web de El Toro, aquí, ya que en la web de Las Ventas esta reseña ha desaparecido, como otras muchas que se han ido al garete al cambiar de empresa y, por tanto, de web y gestores de comunicación digital. 

La corrida concurso antes mencionada se celebró el 19 de abril de 2009. La novillada no, pero esta sí tuve la suerte de poder ver y lo que recuerdo con mayor nitidez es que el toro de Cuadri fue de un tamaño monumental. También se han perdido las fotografías y la reseña de la página de Las Ventas, la crónica de la asociación El Toro sí está disponible pinchando aquí. Ganó la concurso el toro de Adolfo, cosa que al cronista y aficionado Alberto Herrero no convenció. Conociendo sus criterios, no creo que esté muy equivocado. Llama la atención que en aquella concurso, según cuenta Alberto y debió publicar la empresa, los premios de cada categoría llevaban aparejados un cheque de 2000 euros, cosa que para esta ocasión, de momento, nada de nada. En las bases de esta corrida ninguna mención a premios económicos y, como saben nuestros lúcidos lectores, los picadores, si no hay sobre de por medio, difícilmente distinguen entre morrillo, costillar o penca del rabo. Así que o hay incentivo pecuniario o me temo que lo del próximo domingo seguirá los mismos derroteros que estamos viendo en este verano venteño, es decir, tercios de varas convertidos en aberrantes toricidios. 

Paso a hacer un breve comentario, a vuela pluma, de pensamientos sobrevenidos sobre cada ganadería participante, por orden de antigüedad. De los toros que se van a presentar de momento veo solamente el reseñado de Murteira Grave (guapo pero con fundas, así que no lo publico en el blog pero pueden verlo aquí) y uno de Marqués de Albaserrada que pueden ver aquí, cuyas fotos no son suficientemente clarificadoras. 

La Quinta. La añada 2019 está saliendo de lujo y tras la novillada de Villaseca (que no es el mismo guarismo que el toro a lidiar en esta concurso) las expectativas son muy positivas. Los jóvenes ganaderos se pierden mucho con los mantras que tanto manosean los taurinos, ya saben, los kilos, el toro grande que, al parecer, siempre está fuera de tipo y todos esos tópicos. Pero aquí lo que cuenta es la sacrosanta Casta, lo demás son pamplinas para mantener entretenido al personal. Hace algún tiempo que abandonaron la etiqueta de "juampedros grises" conocida en los mentideros de aficionados, las últimas corridas en Madrid tuvieron un comportamiento muy serio aunque no bravo en varas, de todos modos creo que pueden jugar un buen papel. 

Baltasar Ibán. Viene de una novillada que no ha gustado en Villaseca y de una corrida de toros en San Isidro de un nivel bajo, aunque en varas da gusto ver cómo se emplean. La de mayo tuvo tres toros muy altos de cruz y las suspicacias sobre el cruce con Pedraza volvieron a aflorar. Es una de las ganaderías más encastadas del campo bravo, siempre puede salir uno que ponga a todos de acuerdo. 

Marqués de Albaserrada. Al parecer está ganadería se nutre de la estirpe Pedrajas principalmente, que viene a ser una de las más insignes para el tercio de varas. Ahora bien, esta ganadería no es Isaías y Tulio Vázquez ni tampoco María Luisa Domínguez, dos casas señeras en sangre Pedrajas con infinidad de toros para los anales. Marqués de Albaserrada es una incognita, se la ve muy poco, el año pasado los dejaron colgados y los han compensado con la presencia en la concurso. Algún amigo francés me comentó en su día que por tierras galas no suele dar buen juego y resultan más bien descastados y desaboridos. Echar un buen toro sería un revulsivo para ellos. Veremos. 

Murteira Grave. Los lusitanos de Murteira Grave tuvieron una época gloriosa en Las Ventas en los años ochenta y noventa y ganaron algún azulejo en el desolladero a la mejor corrida isidril. Desaparecieron de las principales ferias y no consiguen entrar de nuevo definitivamente. Los aficionados de Las Ventas venimos demandando más ganaderías portuguesas desde hace tiempo y es que hay hierros interesantísimos en el país vecino. La de Murteira es una de ellas, el toque Gamero Cívico le da una un remate especial a estos toros: acucharados, bajos y muy anchos de pechos. El ganadero tiene un discurso que poco menos que desprecia el tercio de varas y le leí en una entrevista algo del tipo: "yo no crío toros para los aficionados, crío toros para los toreros". Esas cosas no me gustan y normalmente llevan al descaste y la podredumbre de las vacadas. Si la actual política de la casa es la torerista entrar en este tipo de concursos conlleva contradicciones.  

Pedraza de Yeltes. Esta ganadería charra siempre se lleva los chascarrillos de los aficionados venteños de que mucho lirili en Francia y poco lerele en Madrid. A mí la corrida de San Isidro es la que más me gustó en el tercio de varas. Tengo la esperanza y el deseo de que puedan desquitarse en esta corrida y, al menos, echar un toro para el recuerdo en nuestra plaza. 

Valdellán. Tras la apoteosis de los tres toros lidiados en los desafíos de 2018, Navarro y Robleño siempre en la memoria, echó una corrida mucho más terrenal en mayo, con varios toros mal presentados. Sin embargo es una de las que, a buen seguro, los aficionados colocarían en las apuestas para alzarse con la victoria. Al fin y al cabo es una de las mejores ganaderías del momento. 


Navarro, de Valdellán

La terna tiene rodaje (a Robleño lo podemos calificar de maestro en estos menesteres) y no tiene nada que ver con la incapacidad que mostró la del domingo pasado, creo que pueden estar más o menos a la altura. Eso sí, espero que termine ya esa moda de dejar los toros a 200 metros para el primer puyazo, cosa totalmente absurda. Y que nos empecemos a fijar más en cómo responden los toros al castigo, en cómo empujan, que es lo que verdaderamente importa al margen de la distancia de donde se arranquen. Nos cegamos demasiado con el picador y nos olvidamos de aplaudir a los que hacen buena pelea en varas, el aficionado torista no debería pasar por alto los toros que empujan como los bravos, como viene sucediendo, que salen del peto sin recibir ni una mísera palma.

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