lunes, 2 de septiembre de 2019

Gran tarde de Los Maños en Madrid y un novillo: Aviador



     Probablemente no fue el mejor novillo del excelente conjunto que presentaron los ganaderos aragoneses en Madrid, pero como ya hay crónicas completas y muy fiables de acreditados aficionados, como la de Alejandro Martínez en El País o la de Rubén Sánchez en el blog Reflexionando a la verónica, me limitaré a dejar unos comentarios de un animal que a mi modo de ver y concebir los toros fue uno de los que más me gustó.

La pena es que fue el rompeplaza y ya se sabe que los que se lidian los primeros suelen pasar más desapercibidos, para bien y para mal. Aviador se llamaba, nacido en abril de 2016, es decir, tres años y cinco meses y 467 kilos. ¿Entrepelado claro o ensabanado mosqueado, además de botinero? Las reses de Los Maños ponen en un brete al más versado en tema de pelajes, y es que se dan todo tipo de capas. Un novillo largo, cornidelantero, contenido de cruz, sin exageraciones aunque rematado. Una pintura.


Salió embistiendo como una locomotora, por abajo, creciéndose incluso cuando el novillero que le tocó en suerte, José Cabrera, lo llevaba hacía los medios. A una primera vara a toro corrido de la que salió perdiendo las manos -la única ocasión en toda la lidia- le siguió un puyazo en mitad del espinazo, empujando sin grandes alardes. El animal se iba calentando. En banderillas salió el matador y ya en el primer par cortó una barbaridad por el derecho. El toricantano no sabía parear por el otro pitón así que pasó un mal rato, resolviendo al final con unos pares al violín muy apurados. Mientras tanto, el novillo se llevó un buen ramillete de capotazos exhibiendo un galope y una arrancada de gran codicia.


En la muleta Aviador iba con todo, reponiendo y revolviéndose como una felino cuando no encontraba el mando que requería, cosa que sucedió la mayor parte de las veces puesto que José Cabrera fue incapaz de asentar la planta y correr la mano. De ese tipo de animales con el que pones la plaza a hervir si consigues imponerte a él. Una media después de dos pinchazos, muriendo con la boca cerrada, dio paso al tiro de mulillas. 


En definitiva, un novillo al que había que imponerse, encastado con brío, que no hizo nada de manso, cuyo comportamiento en varas no terminamos de ver puesto que parecía que se estaba calentando pero no lo colocaron para un tercer y clarificador encuentro. Lo aplaudimos cuatro, si hubiera salido en otro orden estoy seguro que el premio hubiera sido muy distinto. 


Por cierto, lo de los picadores en las tres últimas novilladas que llevo vistas en Madrid es de juzgado de guardia. No ponen una sola vara que se aproxime a la zona apropiada, aunque venga el animal andando o vayan a buscarlo, todo son marronazos o lanzadas en el espinazo, cuando no se van a los bajos o pegan un navajazo dejando a la vista el tocino de la res. ¿Son así de malos o lo hacen adrede? Uno tiene serias dudas. 


No todo fue excelso, para más detalle me remito a las crónicas que antes he enlazado. Si bien, e
n definitiva, gran novillada de Los Maños en conjunto, de variada y seria presencia, que mejora notablemente la que lidiaron la temporada pasada. Cabe mencionar la apabullante regularidad que mantiene este hierro, allí donde va triunfa. Un caso excepcional. 

Todo apunta a que ha llegado el momento de lidiar en feria en Madrid, en San Isidro o en Otoño, ahí no me meto; y a poder ser que lidien más toros, en una corrida desafío de las que vemos en septiembre no estaría nada mal, a buen seguro que iban a dar posibilidades de triunfo a los de luces y a los del tendido de disfrutar de la sangre brava de esta formidable ganadería. 

Enhorabuena a Los Maños, que siga la racha. 












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