jueves, 22 de junio de 2023

Plaza1 y el Centro de Asuntos Taurinos siguen desprestigiando la plaza de Las Ventas



 


Una feria de San Isidro plagada de ganaderías facilonas que las figuras suelen llevar consigo allí donde torean, las ganaderías domequianas que, si no sirven para torear, no molestan y aburren a los tendidos. Muchas tardes de figuras, poca variedad de encastes y desaparición de las ganaderías de otra índole o toristas, que dinamizaban la feria y siempre han gustado en Las Ventas. Madrid se ha sevillanizado y esa no es su idiosincrasia, el Centro de Asuntos Taurinos nunca debería haberlo permitido.

 

La discoteca dentro de la plaza funcionando mientras los toreros estaban haciendo faena o mientras estaban siendo atendidos en la enfermería, luego van por ahí pidiendo respeto. Esto, para cualquier persona que entienda la tauromaquia como es debido, constituye una profanación del templo y más en la llamada primera plaza del mundo. Derivado del ocio discotequero, el empresario se apunta el tanto de la abundancia de juventud en la plaza, esto es falso, en Madrid siempre ha habido mucha juventud y mucha variedad de gentes de toda índole y clase social, gracias a lo accesible de sus precios y a su condición de plaza pública y monumental. Ahora, las tarifas accesibles están dejando de existir, se ven muchos jóvenes, sí, pero la gran mayoría son de un perfil social y económico muy concreto. De igual modo, la discoteca conlleva un problema de seguridad grave y evidente a la hora de desalojar el coso mientras otros quieren acceder al mismo. Nadie hará nada hasta que no suceda algo grave, esto es España, hay que lamentar primero para imponer después medidas drásticas.

 

−El discotequeo y la fiesta no casa muy bien con la seriedad y el rigor. Los aficionados que todavía exigen, los últimos de Filipinas todavía no se han enterado que Madrid ya ha caído y siguen luchando por su plaza, mientras tanto, una serie de periodistas, viles y serviles, utilizan sus plataformas para azuzar al público contra aquellos, una campaña de desprestigio del sector crítico de Las Ventas sin precedentes. Los últimos de filipinas contra el público que ha crecido viendo las retransmisiones televisivas donde un bajonazo es un estocadón, los que se dejan manipular por los medios que acabamos de comentar, los que van un día a los toros, se han dejado un pastizal y la afición no les llega como para protestar un simulacro en varas o un toro que se cae constantemente, los que se han pasado de vueltas con las copas y entran desinhibidos... Lo metes en una coctelera, lo agitas y te sale el San Isidro que hemos visto. Triunfos exagerados, donde la mentira se impone a la verdad, y de los que los profesionales son los primeros afectados porque no les sirven para nada.   

 

−Casi tres mil personas pueden acceder a la plaza sin haber pagado un céntimo, no entiendo cómo se conjuga esto con la crítica y el papel activo que el espectáculo de los toros otorga al público, éticamente es inaceptable, ¿cómo se puede exigir nada cuando no has pasado por taquilla? Por otro lado, el sacrificio de los que se ponen delante del toro, al fin y al cabo, es para ganarse la vida y a costa de unos honorarios, ¿por qué tiene que haber tres mil personas en la plaza que no paguen nada, es esto moralmente aceptable? ¿Es congruente que algunos pasen gratis y el que está al lado, en una grada de sol, pague treinta euros?

 

−La temporada abandonada a su suerte, maltratada y denigrada por la empresa que solo tiene ojitos para la mercadotecnia de San Isidro. Dijeron, literalmente, que iban a “reforzar el carácter de plaza de temporada” y que iba a “primar la programación de calidad”, y ya ven. A la temporada le han quitado siete u ocho corridas de toros y la han llenado de novilladas en las que siguen viniendo chavales a debutar en Madrid con caballos, esto es, festejos sin ningún atractivo y condenados por lo general al fracaso. Por si no bastara con esto, a los festejos de temporada también los han subido el precio, llegando a costar el doble en los tendidos altos de sol. Muchas gracias por esto, por no haber previsto lo que iba a suceder, señor Abellán y demás ingenieros del Centro de Asuntos Taurinos y la Consejería de Presidencia, así es como se promociona la temporada, claro que sí. Carteles que más que atraer repelen, ganaderías que andan medio desahuciadas, precios de plaza privada, novilladas en vez de corridas, cambios en el cartel a última hora porque lo que anuncian no vale y una “programación de calidad” que brilla por su ausencia.

 

−El toro, desaparecido. Salvo honrosas excepciones, todos los días ha habido dos o tres toros que no servían para Madrid y, según la empresa, son los que más y mejor pagan. De lo que se deduce que los están engañando como a unos primos (a los chinos ya no los engaña nadie). El medio toro se ha instalado en Madrid. La variedad de encastes desaparecida, abocada a un mes de septiembre en el que nos volverán a anunciar otra novillada concurso de ganaderías, un festejo barato y sin fuste que no está a la altura de la categoría de la plaza. Han salido a malas con una de las casas ganaderas más humildes y honradas que hay como es Cuadri, así que gracias a la torpeza de esta empresa a saber cuándo la volveremos a ver. De un año para otro saben que en septiembre “el toro es el más protagonista” (sic) y, hasta el momento, no son capaces de agradar con un ciclo ganadero y una corrida concurso en la que se vea que hay un trabajo detrás de selección y de buscar hierros y ganaderías que sorprendan, atrayentes o que estén en buen momento, en definitiva, de generar expectación entre los aficionados.

 

−La manipulación de astas también ha llegado a Las Ventas. En otros tiempos había quejas porque se decía que se afilaban pitones, decían que los toros venían con los cuernos excesivamente buidos y, por lo tanto, se sacaba punta, sin embargo ahora no hay manera de ver un pitón que termine en punta. Aquí, además de la empresa, los equipos presidenciales tienen gran parte de responsabilidad, con la manipulación y el fraude tolerancia cero.

 

−El Batán, la mejor iniciativa que hemos visto materializarse y no se quedó en promesas y palabras huecas, se ha gestionado de manera verdaderamente chapucera. Un error de redacción en el pliego, como sucedió con el sistema precios, ha propiciado el abuso y la renuncia de muchos ganaderos. Solo unos pocos han venido al Batán para cumplir el expediente, las ganaderías de las figuras bajo ningún concepto, claro, y desde el Centro de Asuntos Taurinos y la empresa no se ha promocionado ni se ha anunciado las ganaderías que estaban en los corrales del Batán o anticipado las siguientes que iban a mostrar. Pagan mucho según dicen, pero no lo suficiente como para que los ganaderos cumplan con el pliego y el requisito de llevar sus toros a la Casa de Campo. Las instalaciones además están en estado ruinoso y necesitan un lavado de cara urgente. El castizo patio de mayorales del Batán, donde otrora se engalanaba con los azulejos de los toros más bravos ha sido suplantado por una ventana del desolladero de Las Ventas, donde ahora han colocado el azulejo del toro Duplicado, de Victoriano del Río. 

 

−A todo esto hay que añadir que la plaza sigue en un estado de mantenimiento muy deficiente, por decirlo de una manera suave. Un edificio catalogado de “bien de interés cultural con categoría de monumento histórico-artístico” que no se cuida. A todos se nos llena la boca con lo público, pero, ¿sucedería esto si el mantenimiento de Las Ventas dependiera de una entidad privada? A los madrileños nos gustaría presumir de plaza en vez de avergonzarnos.


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