Novillada de Los Maños para Cuartero, David de Miranda y Varea.
Atraído por la presencia de la ganadería de Los Maños, que tantos triunfos y buenos resultados viene cosechando en los últimos años, me acerqué a Zaragoza a ver esos toritos grises que tan buena fama tienen y uno todavía no conocía. Además, su imponente Plaza de Toros esta celebrando su 250 aniversario, nada más y nada menos, así que había muchas ganas de volver a la Inmortal Ciudad y compartir un día de toros con los amigos y los aficionados de la tierra, un reducto de conocedores y fervientes apasionados por la fiesta de toros que han soportado estoicos el maltrato sistemático a su plaza y ahora ven un resquicio de volver a ver la Zaragoza taurina en el lugar que nunca debió abandonar: como una las mejores plazas de España donde la categoría del público y el toro que se lidia otorgan a los toreros triunfos de verdadera categoría, dignos de ser recordados y reconocidos en el resto de plazas de primer rango. En esa senda parece que están y espero que no se abandone, aunque sea bajo la gestión de Simón Casas, empresario de luces y muchas sombras.
El día se presentaba muy apacible |
El ganado dio la talla, vaya que si dio la talla. La novillada de Los Maños fue de un juego extraordinario, cada uno con sus matices, pero todos ellos tenían posibilidades de triunfo y servían para hacer el toreo bueno. Lo más positivo fue la capacidad para humillar que tuvieron todos, los seis novillos metían la cara para embestir que daba gusto. Nunca blandearon ni hicieron cosas de manso con evidencia. Cumplieron en los caballos recibiendo dos puyazos en regla, empujando o dejándose pegar en los peores casos. Qué novillada tan guapa. Lustrosos, bien comidos, con las hechuras reconocibles del encaste, muy serios todos ellos a excepción del sexto, algo terciado y con expresión de jovenzuelo.
El primero fue el de más brío, nervio y poder, para toreros valientes expertos en estas lides. Luego vino un utrero que embistió de lujo durante tres o cuatro tandas, tardeando en la segunda parte de la faena. En tercer lugar el ya célebre Quejoso, arrancándose de largo a los caballos, en el segundo envite casi desde los medios, con alegría y prontitud, y sin recular una vez en el peto. En la muleta acometió muy humillado, pastueño y dulzón. En cuarto lugar un novillo que hizo ademán de irse en el segundo puyazo pero terminó yendo decidido, quedó con una embestida larga y por abajo, haciendo el avión, que fue un espectáculo. Muy ovacionado en el arrastre y no era para menos. Muy guapo el berrendo que hacía quinto, en la muleta muy agarrado al piso pero atacándole y buscándole las vueltas acabó embistiendo. El sexto quedó soso y desentendido, pero se creció y le regaló a Varea unas cuantas arrancadas que le permitieron cortar una oreja.
Ya ven, una novillada así no se ve todos los días.
Ya ven, una novillada así no se ve todos los días.
Buen aspecto en los tendidos de sombra |
Cuartero evidenció la falta de contratos. David de Miranda apuntó maneras y estuvo por encima de sus oponentes, quedó bien. Y Varea toreó con empaque aunque le faltó ajustarse más, el triunfador de la tarde junto con los ganaderos.
De las cuadrillas Manolo de los Reyes puso un par de categoría al cuarto, dejando llegar al animal, sacando los palos de abajo y asomándose al balcón. Hubo grandes tercios de banderillas en la lidia del tercero y el cuarto. Los picadores de Varea, Santiago Pérez y Pedro Manuel Muñoz, administraron bien la suerte y picaron arriba.
Varea dando la vuelta al ruedo con el ganadero José Marcuello. (foto Heraldo.es) |
Vaya por delante que no soy partidario del indulto, quiero ver morir a los bravos de una estocada en las péndolas, a los pies de su matador, porque esa es la más pura esencia de la Fiesta. Menos en plaza de primera y menos aún un novillo tan dulce, si bien todo lo que hizo en los primero tercios fue de bravo. El presidente se negó en primer momento, dando un aviso, la petición arreció con mucha fuerza y finalmente sacó el pañuelo naranja. Nunca antes había pasado esto en Zaragoza, el tiempo dirá si ha sido un hecho puntual o la indultitis aguda que padecen muchas plazas ibéricas también se ha instalado en Zaragoza, cosa que dudo bastante.
Pero la novillada que echó la familia Marcuello ahí queda, el día que regresaba después de tres años de ausencia, en el 250 aniversario del coso, único cartucho en plaza de resonancia, ante sus paisanos, cuando más lo necesitaba la feria, la afición y la ciudad... una novillada de bandera. El dia D y la hora H.
Los seis novillos, de la web de la Plaza de Toros de Zaragoza:
El del indulto: Quejoso nº 42, 501 kg, |
En cuarto lugar el número 58 (en la web de la empresa aparece la foto del 38) |
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