Principió la novillada con un morito blando, medio inválido, que no le hacía ascos a los jacos y se arrancaba a la mínima, incluso hubo una especie de derribo. Luego fue de más a menos, con buen estilo y franqueza, apagándose rápidamente. Esta medianía podría decirse que fue de lo mejor que vimos, en una novillada mansa de solemnidad, de tanta cobardía parecía que estuvieran capados. El de toriles, el que huye, el de arreones, el de los mugidos, el rajado, el de los tornillazos... mansos de todos los estilos y variedades. Además de blandurrones, medio lelos y chochones. Vaya tarde oiga. Salvamos las estocadas de Gonzalo Caballero, con mucho valor, despacio, en la rectitud. ¡Pero qué tarde! Váyase Sr. Gallardo, tómese un descanso, merodeé todo lo que quiera por el callejón, pero haga el favor de no atormentarnos con sus toros de chichinabo.
Gonzalo Caballero mojándose la mano |
No hay comentarios:
Publicar un comentario